CARTA BALADÍ – Antes del concierto

Carta BaladíFIN DE GIRA #LAOSADÍATOUR.  Por César Lladó (cantante y guitarrista de Carta Baladí).

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Veintiuno de noviembre: ha llegado el gran día. Dos años y medio después de sacar nuestro último trabajo “Con Humilde Osadía” (GASER DISCOS, 2012) y con más de sesenta conciertos a nuestras espaldas, nos disponemos a cerrar “La Osadía Tour” por todo lo alto en la capital del Estado, con una ilusión que casi no nos cabe en el pecho y con ganas de comernos el mundo y lo que nos echen… [mks_pullquote align=»right» width=»200″ size=»20″ bg_color=»#dd3333″ txt_color=»#ffffff»]comprobamos que el vídeo que habíamos editado para abrir nuestra actuación es inservible en la pantalla de leds de la sala, o eso nos dicen[/mks_pullquote]

Diez de la mañana, suena el despertador: ducha, café y a cargar trastos en cuanto Javi venga a buscarme. Ya en el local, aparece también Dani y nos encargamos de recoger todo el equipo (Juanma se libra porque le toca currelar, Dani en cambio se pidió el día libre y a Javi le toca después impartir clases de guitarra; en mi caso, todo es placidez: he decidido tomarme la semana completa en libertad total, al fin y al cabo, soy autónomo para lo bueno y para lo malo, ea…). “Hacía tiempo que no madrugábamos tanto para cargar el equipo, diantre, habrá que compensarlo con una juerga de dimensiones incalculables”, esto pienso para mis adentros cuando al fin marchamos Dani y yo juntos dirección Alalpardo, donde vive y donde piensa alimentar mis vacías tripas, y acto seguido pienso “y si yo tengo ganas de juerga, ¿qué tendrán nuestros compis de Melancrónico, que vienen desde Zaragoza, algunos de ellos habiendo tenido que madrugar -madrugar de verdad, no como nosotros- para ir a trabajar y cumplir con su deber de ciudadanos?”. Mejor no pensarlo, me digo, y me pregunto acerca de cuestiones verdaderamente importantes: “¿alguien se ha acordado de imprimir set-list…?”, ataco vía Whatsapp. “Ah, pero no lo hacía… alguien??”, alguien responde. “Vale, ya me encargo yo…”. Bien, dicho y hecho. No era para tanto.

Qué bien me cuida Daniel: vaya pedazo ración de espaguetis con pollo que me ha preparado y vaya cervecita fresquita que me he echado al buche con plena fruición. Una comida contundente para una noche que será más que probablemente dura en lo que a derroche de energías se refiere. Bien. Son las cuatro de la tarde y se supone que deberíamos estar en media hora en la sala Boite, donde celebraremos el concierto de marras, para montar el equipo y empezar a probar sonido… Llegaremos tarde. Como casi siempre. No pasa nada, está todo controlado (alguien llegará antes que nosotros y pareceremos gente seria y de fiar).

Subimos al buga de Dani y marchamos hacia el centro de Madrid, donde se encuentra situada dicha sala. He aquí el doble filo de una localización envidiable: para el público genial, sobre todo si va en metro; para los músicos un quebradero de cabeza, dónde aparcar (y por cuánto), cómo descargar todo el material sin que nos vayan a multar las fuerzas del orden, etc… Se disipan todos mis temores cuando empieza a sonar Castigo de Leño a todo trapo: “Oh sí, Rocanrol!!”, nos decimos Dani y yo, contagiémonos de la magia de la ópera prima de una banda de rock grande donde las haya y adentrémonos lentamente en Este Madrid al son de la dulce chimenea de El tren… ¿Qué más se puede pedir? Venga, va, algo de los Platero y pa’lante. Ya tenemos el ritmo, ahora sólo falta empezar a descargar toda la energía que llevamos acumulando durante semanas de ensayo y preparativos varios y afrontar la gran noche que nos espera.

Ya en la sala y con media hora de retraso, nos esperan para descargar nuestro buen compadre Marco Camacho, que siempre está cuando se le necesita para echarnos una mano y lo que haga falta, junto a Alberto Sanz, quien será nuestro teclista por esta noche, y Javi, a quien seguro ya conocéis (el mismo de más arriba ;)). También -¿será posible…?- hay algunos miembros de Melancrónico que han sido más puntuales que nosotros, aun habiendo partido desde Zgz… Bravo por ellos: todavía no saben que deberán esperar al resto de su banda para probar sonido in extremis y a duras penas. Cosas del directo. Aunque también deberíamos achacarlo quizá al hecho de que no haya músico en este país que no sea pluriempleado. Pero el ministro de cultura asegura que los músicos cobramos demasiado… Bien, todo en orden, caballero, bájense los calzoncillos, pongan el culo en pompa y a vivir. Tres hurras por el ministro, que al parecer desde su púlpito de omnisciencia total es capaz de asegurar el futuro de nuestro gremio sin mover un dedo. Gracias, ironía, gracias.

Todo va según lo previsto, es decir, con retraso pero bien. Ya hemos probado sonido. Echamos en falta algún que otro decibelio, pero una de tantas trabas con que el Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid impide el correcto desarrollo de una actuación consiste en no superar los 100 db por el bien de la comunidad, aunque es más que probable que a la gente que le toque estar en las últimas filas apenas le lleguen unos pocos… También restringe la entrada a menores de 18 años, incluso en el caso de que éstos vayan acompañados de sus padres. El pretexto por el cual vetan la entrada es la venta de alcohol, al parecer: absurdo si tenemos en cuenta la ingente cantidad de bares de tapas donde se sirven bebidas alcohólicas y no hay restricción alguna para que entren niños de todas las edades. Por no hablar de corridas de toros, donde los mozalbetes podrán disfrutar de una sangrienta matanza que les traumatizará para el resto de su existencia, o lo que es peor: entrar a una plaza de toros para presenciar un concierto de David Bisbal… Nota mental: dejar recado verbal durante el concierto a los dirigentes gubernamentales que con su incompetencia a todos los niveles coartan el desarrollo y el acceso a la cultura.

Dicho esto, nos vamos a un bar de tapas barato y sencillo junto a la plaza del Carmen y calmamos la gusa y los nervios regando el gaznate con un par de cervezas. Muy pronto abrirán puertas.

Como último preparativo, comprobamos que el vídeo que habíamos editado para abrir nuestra actuación es inservible en la pantalla de leds de la sala, o eso nos dicen, y hemos de conformarnos con el audio: “Zaratustra”, aquel tema que introducía a su vez 2001: Odisea en el Espacio. Menos da una piedra, qué le vamos a hacer. Resignación en definitiva: hacemos rock y el presupuesto es el que es… Mucho trabajo para recoger muy poco es una de las máximas del músico en nuestro país, independientemente del estilo.

Comienzan Melancrónico, pero muy a mi pesar soy incapaz de disfrutar de su concierto, amigos y conocidos que me abordan durante su actuación me impiden concentrarme, por no hablar de los nervios pre-concierto… Una pena, pero seguro habrá futuras ocasiones en que disfrutar de su talento y buen hacer.

Ahora sí que sí nos toca a nosotros. Son las once de la noche y toca subirse a las tablas para poner el broche de oro final a esta gira a escala nacional y que nos ha llevado por un buen puñado de provincias… Unas doscientas personas esperan impacientes nuestra salida a escena… Hoy es noche de rock and roll y lo vamos a demostrar. Damas y caballeros, con todos ustedes, Carta Baladí.

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