La investigación en el Folklore Musical Extremeño

Rosario Guerra
Folklore Musical Extremeño – Entrevista a Rosario Guerra Inglesias

Trabajo realizado por: Andrea López Rodríguez, Mª Soledad Díaz Castela, Irene Cuesta Hoyas y Marina Bonifacio Martín, alumnos de la asignatura optativa La Música en Extremadura, 3º de la ESO, IES El Brocense de Cáceres en su 175 aniversario (1839-2014).

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Rosario Guerra Iglesias es profesora de Música en la Universidad de Extremadura. Tiene los títulos de Doctora en Pedagogía, Superior de Solfeo, Repentización y Melodía acompañada y Profesional de Piano.

En 1998 recibió el Premio García Matos a la investigación en el Folklore Extremeño, y en 2000 leyó su Tesis Doctoral sobre el folklore musical de Piornal. Es, asimismo, coautora de libros como Los sonidos de un pueblo y La Música en Extremadura.

¿Qué le llevó a realizar su Tesis Doctoral sobre el folklore siendo su formación musical eminentemente clásica?
Yo llegué al mundo del folklore por una casualidad. Cuando tenía 22 años fui con una amiga a un ensayo del grupo de folklore El Redoble de Cáceres y me gustó. Empecé a tener contacto y a animarme a participar activamente en él. Me gustaron las canciones, sus músicas, los instrumentos, los bailes…

Fui poco a poco buscando documentación sobre grabaciones y partituras, y cada vez más me interesé por ello, y de ahí partió la idea de realizar una investigación seria sobre cantos de tradición oral, recogiendo músicas, transcribiéndolas en partituras, analizándolas y comparándolas para sacarlas a la luz en un documento que culminaría en una Tesis Doctoral, para que cualquier persona interesada en ello pueda tener cerca la información.

¿Por qué debemos investigar el folklore musical en Extremadura?
Porque Extremadura tiene un enorme patrimonio vivo entre sus gentes, tanto músicas como instrumentos, bailes y danzas, y hay mucha información por recoger, que no está registrada en ningún sitio.

Es importante que quede recopilado y no se pierda cuando se vayan las personas de más edad, y así se siga transmitiendo a las nuevas generaciones.

El folklore musical merece mucho la pena, nos enseña muchas cosas de música, pero también de nosotros mismos, de dónde venimos y por qué somos como somos.

¿Qué lecturas recomendaría realizar antes de ir a recoger la música tradicional de un pueblo?
Depende del nivel al que una persona se quiera documentar. Centrándonos en Extremadura, yo recomiendo al lector manejar los cancioneros extremeños pioneros en el tema, como son la Lírica Popular de la Alta Extremadura, de Manuel García Matos, centrada en la provincia de Cáceres y el Cancionero Extremeño, de Bonifacio Gil, sobre la provincia de Badajoz.

Después uno se podría acercar a cancioneros de localidades concretas como Torrejoncillo, Azuaga, Piornal, Orellana la Vieja, Torrecillas de la Tiesa, los Llanos cacereños, las Villuercas Bajas, etc. Además la página web de la Federación Extremeña de Folklore es muy buena guía para encontrar información sobre música, tanto vocal como instrumental.

¿Qué páginas de Internet son interesantes para saber más sobre el folklore musical extremeño?
Como indicaba antes, la página de la Federación Extremeña de Folklore nos ofrece mucha información sobre el tema, y además está siempre actualizada.

Desde ella podemos acceder a los grupos de folklore que están federados, a las jornadas de investigación realizadas, a los documentos que reflejan las distintas actividades de coordinación efectuadas, donde se reúnen personas de todos los grupos para enseñarse unos a otros músicas y bailes.

Además de ella depende la revista Saber Popular, que recoge artículos de investigadores sobre el folklore extremeño en general. También desde la revista se organiza todos los años el premio a la investigación Manuel García Matos, consistente en una investigación inédita sobre alguna rama del saber popular extremeño.

¿Qué consejos daría a alguien que se plantea investigar el folklore en un pueblo en Extremadura?
Lo primero sería empezar por ver qué hay escrito o grabado sobre ello (audios, vídeos, etc.), tanto en las bibliotecas como en Internet, o en los archivos del ayuntamiento y la iglesia, y, a partir de ahí, realizar un planteamiento de búsqueda de información a través de varias fuentes: por un lado las manifestaciones musicales que siguen vivas en la localidad, registrarlas y analizarlas; por otro lado, buscar personas de la localidad que canten o hayan cantado y tocado este tipo de melodías, y que nos sirvan de informantes.

Realizar entrevistas con los lugareños para encontrar el máximo de información posible sobre el tema, tanto porque estén vivas como en desuso.

En este sentido, aunque en cualquier persona de cada pueblo, hombre o mujer, de una edad u otra, podemos encontrar un excelente informante, yo recomiendo tener muy en cuenta a las mujeres mayores. Su memoria para temas de folklore suele ser prodigiosa, y no muestran tantos prejuicios o timidez como los hombres para transmitirla. Al menos esa ha sido mi experiencia.

¿Cómo abordar el tema de la clasificación de las canciones recogidas?
Hay diversos tipos de clasificación de canciones, cada investigador lo hace de una manera. Mi consejo sería, más que utilizar una u otra clasificación ya propuesta por un investigador en su trabajo, buscar una clasificación que se adaptara a las melodías que tú has recogido.

Las otras te sirven de guía para confeccionar la tuya, pero nunca deben ser una imposición. Las canciones recogidas te permiten crear una clasificación. Nunca una clasificación previa debe condicionar tu investigación.

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¿Es importante la transcripción musical de las músicas de nuestro folklore?
Sí, claro, porque es una manera de que pervivan en el tiempo y más hoy en día con la facilidad que hay con el desarrollo de las nuevas tecnologías.

Soy muy crítica con esa tendencia a recoger en cancioneros sólo las letras de las canciones. Es mutilar una canción recogerla y analizarla sin su música. Las melodías, las armonías, los ritmos, las texturas… todo ello nos da información relevante sobre una canción, además de su texto.

En los romances se aprecia esto mucho. La música que acompaña a un romance es esencial para entender éste en su plenitud, por eso no me gustan las publicaciones que sólo recogen textos de romances, porque es como quitarles parte de su alma.

¿Cuál es la base armónica del folklore extremeño?
En el folklore extremeño existen melodías modales y tonales. En cuanto a las tonales, que son las que pueden llevar un acompañamiento armónico, podemos destacar la utilización de acordes tonales, es decir, las melodías se mueven a través de los acordes de tónica, dominante y subdominante.

La base armónica es interpretada generalmente por instrumentos como la guitarra, aunque en ocasiones también el laúd pasa de realizar melodías a utilizar acordes. También el acordeón utiliza este tipo de acordes en sus acompañamientos, aunque es menos frecuente que los anteriores.

En cuanto a las canciones asentadas en sistemas armónicos modales, muchas de ellas muy ancestrales y con esa especial forma de sonar de los modos, en Extremadura el modo de MI es el más recurrente, tanto el natural como el cromatizado. Hay que señalar también la presencia de canciones en proceso de tonalización, que manifiestan rasgos modales de sus orígenes y rasgos tonales más modernos.

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¿Hay alguna pauta general en lo referido a las melodías y los ritmos de nuestras música tradicional?
Generalmente las melodías vocales se mueven con intervalos conjuntos, con sonidos correlativos o con saltos pequeños entre ellos, interpretándose frecuentemente el intervalo de 3ª más que el de cuarta o quinta, aunque también se utiliza en muchas ocasiones el unísono.

Según la facilidad que tiene el cantante para interpretar estas melodías podemos encontrarnos con más o menos adornos, la mayor parte de las veces en sonidos largos, para embellecer ésta aunque también es verdad que unos tipos de melodías se prestan a ello más que otras.

Por ejemplo, hay diferencia entre una canción de ronda, que es un canto colectivo, a una saeta, que es un canto individual donde el intérprete tiene más libertad a la hora de realizar los adornos y los melismas, incluso sonidos que parecen no estar bien afinados como los cuartos de tono; estos son muy difíciles de cantar pero hay personas que lo hacen estupendamente de oído, sin necesidad de saber leer una partitura.

En cuanto a las melodías tocadas por instrumentos, como con la flauta de tres agujeros típica en Extremadura, podemos decir que hay más libertad en cuanto a los giros entre los sonidos, ya el movimiento conjunto se entremezcla mucho más con otros intervalos más amplios, como las sextas o las octavas por ejemplo. También las melodías suelen estar más recargadas de notas de adorno, y casi siempre son melodías más modales que tonales.

En los ritmos son más abundantes las subdivisiones ternarias que las binarias, igualmente se dan los cambios de compás. A veces nos encontramos casos de polirritmias en las melodías producidas por esos ritmos de doble lectura que tanto funcionan en subdivisión ternaria como binaria, y que cuando son acompañadas por instrumentos de percusión, el pueblo lo hace indistintamente de una manera o de otra.

Como ejemplo, y dado que es el compás de las jotas y de una gran cantidad de canciones de ronda, conjuntamente el repertorio más abundante de nuestro folklore, quiero señalar el 3/8 como un compás muy importante en la música tradicional extremeña, especialmente en la no religiosa.

¿Quiere añadir alguna cosa a lo dicho hasta aquí sobre la investigación en el folklore extremeño?
Sí, este tema es muy amplio y en esta entrevista no queda reflejado todo lo que es. Yo me he centrado más en los cantos pero el folklore es mucho más amplio, son instrumentos, son bailes, son trajes, son costumbres… Se agradece que haya alumnos de Secundaria que estén interesados en este tema y que se trabaje en los centros educativos.

Éstos hacen un papel muy importante dado que, en muchas ocasiones, las vías de transmisión de padres a hijos se está perdiendo y al menos ésta es una muy buena manera para que no se pierda cuando desaparezcan nuestras personas mayores que han cantado a sus hijos cuando eran pequeños, en el campo, en las reuniones con los amigos, en el paseo, en las labores domésticas, en los toros, cuando han salido con los quintos, en las rondas de jóvenes, de bodas, cuando se iba a la fuente a por agua, cuando se iba a lavar, en la iglesia, etc.

Desde aquí animo a cualquier persona que le guste este tema para ampliar sus conocimientos sobre él y que puedan ayudar a que otros se interesen por la tradición oral de nuestra tierra.

Gracias por vuestro interés por el folklore musical extremeño.

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