Agosto, algo más que calor y canción del verano
En este país parece que hay cosas que no cambiarán nunca. Nos empeñamos en vivir como hace setenta años, con jornadas partidas en el trabajo, parando las ciudades a la hora de comer, cerrando las bibliotecas por las tardes en verano e inutilizando institucionalmente el país durante el mes de agosto.
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En lo que concierne a la música viene sucediendo algo parecido en los últimos tiempos. Agosto es el mes ideal para la famosa canción del verano, o esos temas pachangueros para disfrutar en el chiringuito o en la pista de esa discoteca veraniega con bailes inventados para la ocasión a prueba de arrítmicos. Las orquestas trabajan más que nunca, o al menos pueden hacerlo mucho más que durante el resto del año, hacen su agosto (nunca fue mejor traída una expresión) tocando de pueblo en pueblo, verbena en verbena y se prodigan los festivales veraniegos, con grupos indies, menos indies y estrellas musicales venidas a más o a menos, dependiendo claro está de la disponibilidad del parné del organizador o Institución de turno. Y por supuesto, a ser posible cerca de la playa o paraísos veraniegos.
En los Medios Audiovisuales en general se tiende a “refrescar” todo sin excepción: noticias, programas, debates, tertulias, crónicas deportivas o del corazón… como si este mes fuera de chiste o sirviera de mera comparsa, y solo nos preocupara combatir el calor a base de meneíto de cucu o de cadera o a golpe de cerveza, sangría y tinto de verano.
Afortunadamente en todos los países no se alberga una concepción tan relajada y antigua de este canicular mes, y gracias al Boss (entre otros) han quedado para la historia lanzamientos que sin duda no pasaron inadvertidos por aquello de producirse en el octavo mes del calendario. A nadie se le ocurriría en su sano juicio de tildarlos como discos refrescantes o fresquitos para combatir el calor.
¿Que digno cuarentón o amigo treinteañero cercano a los cuarenta no recuerda la aparición de aquel The Head On The Door (1985) de The Cure? Fue aquel un gran disco en el que el amigo Robert Smith se inmiscuyó de pleno en su producción consiguiendo algo más de comercialidad y la apertura de puertas al fin del mercado Estadounidense. El propio Boss, Bruce Springsteen, pegó un puñetazo en la mesa a finales de Agosto con el inolvidable Born To Run (1975), que sin duda le catapultó a la fama mundial.
Existen más ejemplos, y sin duda conocidos por todos, pero el carnicero, que con tanta diligencia filetea y sazona de la mejor manera esta carnaca musical para sus clientes, no tiene espacio ilimitado en esta revista, ya que el hecho de situarnos en este mes de Agosto tan particular no le resta ni mucho menos interés al resto del contenido de este interesante número.
Sin duda, este Beatlemaníaco friki obsesivo buscaba una excusa para detenernos en el lanzamiento de Revolver (1966). Un trabajo imprescindible de Los Cuatro de Liverpoool, que en este mes de Agosto cumple nada menos que medio siglo de historia. No es un disco más en la discografía de los Fab Four, aunque realmente ninguno lo sea, aunque bien es cierto que no a todos se les ha otorgado con el paso del tiempo idéntica relevancia.
También es el disco que contiene la que para muchos es sin duda la mejor canción de McCartney, “Here, There And Everywhere”, o incluso una de las mejores para su íntimo Lennon, “For No One”, que la consideraba un trabajo soberbio. No podemos obviar esa canción para la historia interpretada por Ringo “Yellow Submarine” de las más populares del cuarteto, y de las que Paul siempre afirma que le gusta imaginar en boca de los niños. Como contraposición, “Eleanor Rigby”, otro gran clásico en la que la aportación de George Martin resulta decisiva.
Lennon, sin embargo, contribuye también con varios temas, aunque dos canciones son fundamentales: “She Said She Said”, en donde McCartney no llega a colaborar, encargándose Harrison del Bajo y el propio Lennon de las excelentes guitarras; y sin duda la canción estrella del disco, la innovadora “Tomorrow Never Knows”, en la que sin duda Los Beatles una vez más se superaron y demostraron al mundo lo que estaba por llegar.
Por lo tanto, amigos, piensen que está bien disfrutar de este caluroso mes de agosto, y que nunca está de más dejarse embaucar por la canción del verano, por el humor y la sangría, pero aprovechen también para descubrir, redescubrir o recuperar, algunos trabajos que sin duda han contribuído a que los melómanos podamos ser un poquito más felices, aunque se editaran un mes de Agosto de hace 50 años.
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