Andesol, Música de integración

La obra de Andesol es magnánima, y se encuentra años luz de la realidad contemporánea que atravesamos, francamente. Nunca imaginé que, gracias a la actividad musical y cultural, podría entablar una buena amistad junto a uno de los compositores, e intérpretes más icónicos dentro de la música hecha en nuestra región de Los Andes, llámese Bolivia.

Mi historia con el autor del clásico himno El Encuentro (canción que nace en los 70’s integrando la agrupación Wara), data de cuando Oscar Córdova fue seleccionado por la Oficialía Mayor de Culturas de la Alcaldía de La Paz como artista de una Verbena Paceña, para el 16 de julio del 2014, donde compartimos equipo de trabajo y agrupación. Integrábamos el autoproclamado Ensamble Montenegro. Aquella velada dedicada al “Primer Grito Libertario de las Américas” hicimos de las nuestras en el escenario principal de la Plaza San Francisco, además de realizar un espectáculo sin precedentes ante miles de espectadores. Nacía nuestra amistad eternamente blindada.

Es un enorme orgullo conocer en persona a un Maestro de la quena, Oscar Córdova Rodríguez, un honor aparte, ser su amigo y conocido, una jactancia del Alma. Luego de los vaivenes de las jornadas y los quebrantos de la rutina, pude reunirme junto a uno de los mejores exponentes del instrumento mágico de Los Andes, que, como un sencillo y humilde artista, obrero de la música, me recibió en su barrio de Sopocachi, para congregarse en la confianza del hogar, y así conversar sobre su extensa carrera musical de toda una vida y existencia humana.

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Andesol, el encuentro de melodía hecha luz

andesol

Querido Oscar, es un gusto para LaCarne Magazine conversar contigo sobre tantas cosas, y podríamos hacer una película de tu vida. Coméntale al lector, ¿cómo nace a la vida musical Oscar Córdova?

En principio, querido Alfonso, un saludo a la revista LaCarne Magazine, desde La Paz en Los Andes. Yo me considero un músico de cepa, vengo de familia de músicos (mis abuelos). Siempre he vivido muchísimo en ese ambiente musical desde muy niño, mis tíos tenían la Orquesta, mi abuelo tenía la Banda.

¿A qué edad empieza a tocar un instrumento Oscar?

Yo empecé a tocar la percusión a mis 8 a 9 años. Tocaba con mis tíos en la Orquesta, en la época del Dengue (jajaja). Me acuerdo, yo era changuito.

¿El salto a los vientos y a convertirse en un Maestro referente?

Siempre yo tenía esa pasión por la música, ¿no? Un día me enamoro de la flauta traversa, y hago lo imposible para obtener una. Ian Anderson de Jethro Tull me gustaba muchísimo, una música bastante propositiva.

Yo ya tocaba la quena, me hacía unas quenitas en aquellas épocas, una especie de pito. Agarraba (gracias a mi tía y su negocio para techar las casas) los mejores tubos de la caña hueca. Trataba de imitar a los tíos, que uno era trompetista, el otro saxofonista, de todo. Eran los Hermanos Rodríguez.

¿Cuándo y dónde nace Oscar Córdova Rodríguez?

Nazco en el año 1952, un 10 de abril, en la ciudad de Sucre.

¿Qué memorias le evocan sus recuerdos de aquellos tiempos en Sucre?

Con una niñez y juventud ¡salvaje!, maravillosa. Los niños en las calles siempre jugando al trompo, jugando a la choka, a las ch’ampa guerras. Hoy en día eso ya no se ve, hablamos de casi 60 años -y más- atrás. Yo era un campo runa, hablo perfectamente el quechua. Sucre era una mezcla entre campesinos y citadinos, era una contra vivencia en la “Choquechaca”.

Y eso le influencia mucho en la música, ¿verdad?

Será de los genes también, porque mi otro abuelo hacía guitarras, arpas, mandolinas.

¡Era un luthier!

Sí, además de poeta. Don Eulogio Córdova, un gran compositor.

Inevitablemente, empieza haciendo música desde siempre. ¿Cuánto tiempo va en este juego?

Yo ando metido en esto, profesionalmente, 50 años (que cumplo el 2023).

Coméntenos, ¿cómo ha sido el proyecto musical de su vida, Andesol?

Ha sido un viaje, un camino que hemos estado haciendo. Tuve que pasar por muchos grupos (Wara, Grupo Aymara, etc.) destacados del ambiente. Ha sido como pagar mi derecho de piso en estos vaivenes del camino de la música. Luego de 20 años de experimentar en Folklore, en lo Autóctono, un día decido hacer mi proyecto.

Estaba de retiro en España, buscando pega, y los conocidos me reflexionaron para que haga lo mío. Era el momento de encaminarme. Vuelvo a enfocarme, yo ya tenía un cierto dominio de la quena en tantos años (más de 20 profesionalmente en la ruta).

Ha conocido el mundo con la quena.

He viajado bastante, dándome el gusto de grabar en Puk Studios, en Dinamarca, con músicos daneses, y haciendo mi música.

La Muela del Diablo

Tuve la oportunidad de escuchar ese álbum intitulado Nexos (2000) junto a Magic Buzz, una perfecta y verdadera globalización por medio de la música. ¿Cómo fue el recorrido?

Después de conocer el Jazz, y ser consciente de lo que pasaba en la música, tanto en Europa como en Estados Unidos (sabía, quién era quién), y con todas esas bases hago el proyecto Andesol.

Entro en la propuesta y composición, aportando toda esa madurez que había obtenido a lo largo del camino. Le pongo todo mi ñeq’e al proyecto Andesol, que, hasta el día de hoy, ¡seguimos vigentes! Hay varias obras.

¡Adelantado a los tiempos!

Como tú lo dices, me he adelantado un poco al tiempo, porque mi proyecto es muy diferente a lo que está pasando ahora. Todos se han quedado en la misma, no hay propuestas nuevas en el Folklore y en la Música Autóctona, porque no hay desarrollo musical ahí. Yo tuve que aprender y sigo aprendiendo todo eso.

Y está dejando un gran legado dentro de su obra, ¿cuál es su discografía de Andesol?

Me pierdo, aunque no creas. Es harto, sería largo de mencionar, pero está en el Internet. Tengo la obra Wiphala, Tuni Kunturiri, Sagrado Akhamani, tengo las obras del Jazz (Vol. 1 y Vo. 2), una discografía mortal, Andesmanta es un resumen maravilloso. Todo es composición.

En este caso, las wawas para los músicos son sus canciones. Pasando el centenar de sus creaciones, hay una de ellas que marca su camino, El Encuentro, y la reivindicación -reciente- que obtuvo como autor y compositor por parte de una acción legal entre usted, el grupo Wara y Sobodaycom (Sociedad Boliviana de Autores y Compositores).

Siempre está la maldad y la envidia. ¡qué voy a salir a pelear! Tanto Jorge Komori como mi persona venimos cobrando las regalías. El problema es que en lugar de decir una cosa, dicen otra por maldad.

Me comentaba que, desde ahora en adelante, Wara, antes de interpretarla, debe mencionar quiénes son sus autores, en honor a la verdad.

Cansado de esa ineptitud, yo les dije “señores: lo que es del César, es del César”. Si no me corresponde, ni modo. ¡Pero si me corresponde, huay! Cuidado se equivoquen, no es así no más, tratar de apropiarse o de tergiversar las cosas en la vida.

Me quedo feliz, y si un artista no defiende sus derechos en vida, nadie se los defiende. Actualmente, ¿cómo ve el Movimiento musical en La Paz, Bolivia?

No lo veo, todos están en sus cosas. En realidad, no se trata de ser un erudito. Sin creatividad, no pasa nada. La música no es virtuosismo, la música es creatividad.

¿Cómo le fue con la banda y sus integrantes en Andesol?

Gracias a Dios me reúno con muy buenos integrantes. Qué lindo tocar con el Maestro Einar Guillén en el piano, David Aspi en la guitarra, el gran Zegadex en la batería, Edwin Mendoza en el bajo. Ha sido una juntucha de grandes, ¿quién no ha pasado por Andesol? Descastadísimos músicos, Juan Pereyra, Martín Joffré, Hernán Ponce, Saúl Callejas, José Abreu, Jonathan Cáceres.

Tener grandes músicos profesionales en Andesol es un gran crédito. ¿Qué temas les gusta interpretar En Vivo? ¿Qué canciones se volvieron referente dentro de su público?

Mi trabajo recién lo entenderán a los 10 o 12 años de mi muerte, querido Alfonso.

Es un legado en vida que nos está dejando.

Mucho trabajo, yo mismo me pierdo. Entre la onda de las cuecas y los bailecitos, y después estoy con los Chuntunquis. En realidad, Andesol ha creado una especie de Institución, porque se ha permitido aglutinar en su seno a muy buenos colegas y distinguidos músicos, que están ahí para la historia.

Siempre componiendo, creando y produciendo, ¿qué nos puede comentar?

Antes de la pandemia, cuando estaba en lo mejor, ¡chacatao!, pero he grabado. Tengo un tema, una especie de Yaravi del Norte, es un tema de Chet Baker, gran trompetista, un genio. Yo me he permitido pedirle permiso para hacerle un tema reedición, I Can’t Get Started, y lo toco junto con él. Yo en la quena y él en la trompeta. Tratando de darle un respeto a la quena se puede lograr hacer cosas interesantes fuera de nuestra música, Jazz o lo que quieras.

Dentro de su largo recorrido, ¿qué lugar o festival lo ha marcado?

En realidad he paseado por aquí y por allá. Sentí algo especial en el FestiJazz 2013, cuando presentaba la obra Andesmanta.

Enamorado de la ciudad de La Paz, nació Andesol, ¿qué nos puede rememorar?

Todo nace cuando llego a La Paz. La he amado desde el primer momento de mi llegada, un changuito quechua parlante, diciendo: “creo que nunca más me voy a ir”, y nunca más me fui. Estoy sellado aquí, una época maravillosa. Llegué escapado de mi casa, con la ropa puesta en el cuerpo, frío tremendo, un aventurero innato.

Era músico en el Alma, y “en la ciudad del ciego, el tuerto es rey”. Me busqué la vida, había una armonía en mi persona. Tuve el dominio total de la hoyada con mi cóndor, desde los cielos, y mi cetro (jajaja). Pero también caímos hasta lo más profundo, Dios me mandó a conocer las catacumbas del infierno.

Orgullo Aymara

El momento actual, nos mantiene con más producción Andesol.

Toda vivencia y experiencia la puse en música, saliendo de las catacumbas fortalecido. Me he formado y he hecho música. Andesol es mi proyecto y lo dejo de recuerdo, de herencia y de huella a todos ustedes, queridos amigos.

Su mensaje para los seguidores de Andesol.

Que escuchen Andesol. Tengo información en las redes sociales, fácil comunicarse conmigo.

Es un orgullo compartir en vida y En Vivo con un Maestro. Gracias por su Historia, un honor para mí y para LaCarne Magazine haber realizado esta pequeña entrevista. Sus palabras de despedida.

Queridos amigos, en principio no confundan gordura con hinchazón, y, pues, siempre adelante, aquí en Los Andes al menos, levanten la vista, ahí está el Illimani. Disfrútenlo mientras puedan. Gracias. ¡Adiós!


Estoy seguro que en cada entrevista aprendo mucho de la vida y su experiencia, un gran juego y sus jugadores, marcando época. Oscar Córdova es un artista de Perfil Bajo, como él me lo comentó en alguna oportunidad, y definitivamente un Obrero de la Música, que nos deja un legado invaluable junto a su proyecto musical Andesol. Éxitos ahora y siempre.

Más información sobre Andesol en los siguientes enlaces:
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