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Estamos acostumbrados a que algunos de los festivales de la región con subvenciones públicas sean organizados por manos privadas fuera de la región, de manera que al final dichos festivales acaban siendo un elenco de grupos no extremeños, menospreciando el trabajo que se realiza desde la región. Precisamente este festival es todo lo contrario a lo anteriormente descrito, y por supuesto merece todo nuestro respeto y consideración.
Festival principiante con una única cita y compuesto por 5 formaciones extremeñas de diferentes estilos dentro del indie, que abarcan desde el folk al pop pasando por la electrónica.
A continuación haré un recorrido de lo que fue el Indiesound Festival 2016.
Banda plagada de muy buenos músicos muy experimentados, hasta 5 pudimos contar que nos vinieron a presentar entre muchos temas el EP Hotel Masada. Un Rui Díaz con una voz poética espectacular, que en algún momento nos hace pensar en Bunbury acompañado por unas melodías tranquilas pero evocadoras. Fue un buen comienzo de festival.
Se presentó con banda, que entre ellos se encontraban algunos de los miembros de la Banda Imposible. Fue uno de los puntos álgidos de la noche. La cacereña presentaba The darkest corner of my soul. Fue un directo muy, muy bueno. Convirtió la sala en un teatro de manera temporal, donde su voz angelical, junto con el nivelazo de sus músicos, nos trasladaron al cielo infinito en un viaje de ida y vuelta.
Cajón de Sastre
Otro grupazo, son una de las promesas del indie extremeño pese a que son unos músicos veteranos, donde la calidad y la ténica no falta. Lo disfrutamos muchísimo, se hizo esperar el baile, mover la cabeza, sacar la airguitar pero mereció la pena. Se trajeron las “trompetas de la muerte”, como llaman ellos a sus acompañantes de viento, y mostraron un directo guitarrero y movido, donde Rapsodia es nada y su disco Catálogo de universos domésticos sonaron de lujo. Para mí, lo mejor de la noche.
Veníamos con todo, remixes, mashups, controladoras, ipads, multiefectos, sintes. Dimos caña, si hay que decirlo, repartimos sonidos de todo tipo y sobre todo lo disfrutamos. Hicimos botar y el público pudo pasarlo bien hasta que alguien de la sala decidió fregar la pista de baile.
