Resulta especialmente extraño hablar de música y sus géneros cuando lo que hacemos últimamente es reivindicar el papel de la mujer en el nuevo milenio.
No puedo hacerlo sin antes retrotraerme a esa Aria tan hermosa y conocida como “Nessun Dorma”, incluida en la ópera Turandot de Puccini, estrenada en la Scala de Italia en 1826, música de Giacomo Puccini y libreto en italiano de Giuseppe Adami y Renato Simoni.
Es importante para mí hacer una breve reseña de esta obra, en la cual la protagonista, Turandot, princesa china, propone el desafío a sus pretendientes de adivinar 3 acertijos, en los cuales el desacierto los lleva a la decapitación.
Me llamó poderosamente la atención, que en tiempos remotos, una protagonista fuera una mujer que muestra poder y frialdad ante los juegos del amor.
En esta obra ella tiene una antagonista, la esclava Liú, que da su vida en nombre del amor que siente hacia el príncipe Calif. Me pregunto qué ha pasado desde entonces que las mujeres o somos tiranas o somos sacrificadas.
Automáticamente pensé en Salomé, quien con su belleza y su poder sobre el Rey pide la cabeza de Juan Bautista en un plato de Plata.
Me vuelvo a hacer la misma pregunta: ¿Acaso somos reflejo de un deseo masculino, de ser verdugos de sus corazones, y siendo esto un riesgo nos han puesto siempre a un nivel inferior?
La nueva era feminista y la deconstrucción del antiguo paradigma pone en juego otra vez ese prejuicio del género encima de nuestras cabezas, pues quien no es sumisa es tirana.
Los arquetipos nuevamente puestos a la orden del día nos cuentan un poco lo que fuimos, lo que somos o lo que debemos ser nuevamente como un estigma, y en lugar de liberarnos nos vuelve a contaminar.
Es ahora de nuevo, cuando veo a J. Lo, una mujer que dio todo por su carrera, que mantiene un cuerpo excepcional a los 50 años, que se casa por cuarta vez como vuelve una y otra vez a ser el rehén de esos modelos femeninos de ahora, de antaño.
Somos nosotras mismas las que ponemos una vara más dura y más alta que nunca.
En la actualidad la música está representando esto. Con letras Trap, con falta de melodía e imaginación, es como la sociedad de consumo se trasladó a los cuerpos y a lo que alimentaba sus almas, llenándolos de vacíos, vaciándolos de la nada.
No quisiera ser filosófica en esta nota porque lo que quiero es llamar a la reflexión con una última pregunta: ¿Podremos salir algún día de los arquetipos sociales y ser verdaderos seres humanos? ¿Habrá en las nuevas generaciones una búsqueda interior que trasgreda lo trasgredido?
Queridos lectores, podría haber hablado de estilos musicales, de lo que suena hoy en la radio, y de tantas cosas, pero quiero empezar por lo que me parece fundamental: el papel de la mujer en la música
El arte representa a la sociedad y, créase o no, estamos mirándonos en este espejo musical. Seamos parte de un cambio mas profundo!
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