El miércoles 1 de febrero la peruana Solange Jacobs tuvo una presentación en el local Magick en Sopocachi con su proyecto Fifteen Years Old. Luego de su impactante performance, acudimos a entrevistarla como lo hacemos comunmente, sin embargo, la entrevista la pudimos realizar online donde Fifteen Years Old nos contó los aspectos de la creación en el escenario, sus proyectos y motivaciones.
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Antes que nada, muchas gracias por acceder a la entrevista con LaCarne Magazine, nos complace que visites Bolivia.
¿Hace cuánto y cómo empezaste con el proyecto Fifteen Years Old? ¿Qué significado tiene el nombre Fifteen Years Old actualmente?
Empecé formalmente con Fifteen Years Old en el 2011. Tomé finalmente la decisión de hacer las cosas sola. Antes estaba en una banda con tres chicos más que eran como mi familia, pero en la parte creativa para mí había bastantes limitaciones.
El nombre Fifteen Years Old apareció porque me encontraba en ese momento con los pies en aquella edad emocional, y sentía que todo debía de partir desde ese lugar. Buscaba además un nombre vulnerable, pues sabía que lo que iba a salir eran cosas que se habían estado acumulando por mucho tiempo y que me iba a quebrar. Entonces tenía 32 años. Ahora el nombre tiene una identidad mas allá de su significado. Pocas veces recuerdo como se llama lo que hago.
En cuanto a tu formación musical ¿tus familiares te apoyaron en esa decisión?¿Qué influyó para convertirte en la artista que eres?
Siempre estuve vinculada a la música, para mí nunca existió algún tipo de frontera con respecto a ella, ninguna inculcada, ni asumida. Digo frontera en el sentido de respeto –y la distancia que ello puede implicar–, por esto nunca sentí la necesidad de validar lo que hacía a través de la academia.
En Lima, la música está en el transporte público, en la bodega, en la misa, en el carro que pasa por tu lado mientras caminas: Invade el espacio de lo público y, desde lo cotidiano, te atraviesa. Me formé así, con la música en la punta de la lengua, en una época además en que la radio tenía una presencia distinta, y en donde las voces que se oían eran siempre voces sin rostro, una analogía muy pertinente a la realidad limeña. Esta cosa análoga me ayudó mucho a conectar conmigo misma dentro de esa realidad.
Mi familia influyó en el sentido de que es una familia muy típica dentro de su contexto. No recibí educación –felizmente–, a pesar de que mi madre cantaba. En ese sentido prefiero hablar de referentes más que de influencias. Mi madre, de hecho, es una de ellas, pero también lo han sido mujeres como Victoria Santa Cruz, Silvia Rivera Cusicanqui, Hanna Arendt, Jeannette, y varias amigas mías que son maravillosas creadoras. Más bien mi trabajo ha consistido siempre en desaprender muchas cosas de mi contexto, en desvestirme. El no haber sido formada en la academia me ha permitido usar aquello como principio de libertad.
Cada vez en el escenario es distinta porque hay dependencia con la gente que está ahí, que son quienes completan el círculo. En ese sentido no son agentes pasivos. Hay dependencia con el espacio físico, geográfico, político. Por todo esto, cada performance, cada compartir, es distinto.
Yo trato de ser muy consciente y respetuosa con ello, respetuosa conmigo porque es mi cuerpo el que está en mesa en ese momento, y con los demás porque son otros quienes comparten esa mesa conmigo. Respeto además en el sentido de ser fiel a lo que allí ocurre, y facilitar a que ello suceda. Para mí, la “perfo” tiene menos que ver con el disco de lo que se piensa.
El disco es cuidado en el sonido, es un trabajo en sí, pero la “perfo” ocurre, y en ese sentido hay cosas que no puedes controlar. En términos de tiempo, espacio, y de colectividad, implica verse afectada por otras lógicas, por una dimensión de lo colectivo bastante particular. No hay comunidad ahí, sólo acaso comunión como potencia y posibilidad.
Las últimas veces en Lima, por ejemplo, sentía que subía a un ring de box, y era hermoso convertir toda esa furia en piel hasta quedar cansada, exhausta y feliz, feliz porque nadie sabía, o nadie manifestaba saberlo al menos, que había sido cómplice de esa violencia, que había sido parte de ella. En una ciudad tan conservadora como Lima, para mí eso era un triunfo, y una garantía para seguir estando.
En tus propias palabras ¿Qué es el arte para ti?
Es una pregunta difícil porque hay demasiadas respuestas, y se tiende a asumir como verdades absolutas. Para mí, el arte no tiene nada de absoluto, y si lo tiene más bien es algo que favorece en este momento al fascismo.
Para mí es importante que el arte demuestre, también como estrategia de sobrevivencia, su fragilidad, su lado roto, su mierda, y su capacidad para habitar el margen. No me refiero al margen en la figura acomodada del “outsider”, sino al margen en el que jodidamente siento que vivimos: al margen del otro, al margen muchas veces de nosotros mismos, en un contexto en el que las relaciones de grupo se configuran continuamente a través de dinámicas violentas de poder.
A mí me interesa revisar a profundidad ese lugar, porque es el lugar desde el cual se construye mi voz. Si para algo me es útil el arte es para vivir, para dar existencia a aquello que queda fuera de la palabra hegemónica, aquella que nombra, crea, legitima y excluye.
No asumo mi trabajo como activismo, tampoco necesariamente como feminista. Para mí son identidades con las que comulgo de manera constante, sobre todo porque tengo muchos amigos y colegas que trabajan desde ahí y con ellos comparto. Hay trabajo en común. Me identifico en varios puntos con esas identidades, pero no pienso que sea lo que hago.
Sobre el feminismo, creo que es una categoría que está produciendo un sentido de identidad que es necesario cuestionar, revisar, analizar, “actualizar” constantemente, más aún en este momento. Sobre el activismo, alguna vez leí un repost de una mujer mexicana cuyo trabajo admiro. Decía algo así como que le costaba asumirse activista en un contexto como el mexicano, donde lo urgente e inmediato están por delante de cualquier definición. Me identifico más con esa posición.
¿Cómo se puede ser activista en un contexto como el peruano? El término en sí ya tiene muchas connotaciones que me parecen problemáticas. Connota que aquello sea un trabajo, y eso es algo que deja a mucha gente por fuera, gente que realmente hace, lucha, construye desde sus espacios, teniendo veinte trabajos a la vez.
Con respecto a ambos términos, me interesa más qué es lo que queda fuera de ellos que no está legitimado como verdaderas luchas, siendo que genuinamente lo son. El ámbito de lo doméstico, por ejemplo, que es donde se materializan y naturalizan las opresiones del Estado, quiénes son y cómo construyen aquellos que resisten desde esos espacios. Lo mismo con lo que se categoriza como enfermo (particularmente los catalogados como enfermos mentales), los espacios estigmatizados bajo la noción de pobreza. Hay ahí conocimiento que escapa al discurso, y pienso que el arte tiene la posibilidad de acercarse a esos espacios de manera distinta, de captar otras cosas, y, por ello, de aportar desde la diferencia.
Las influencias o referentes son las que comentábamos antes. Son más de tipo biográfico que de tipo estrictamente musical. Gente que quiero y con la cual me siento acompañada, gente de la que aprendo mucho. No tengo un proceso creativo constante.
Lo único, creo, es que empecé a componer ambos discos a partir de la voz, y la voz es cuerpo, por eso creo que mi cuerpo ha sido mi instrumento principal, los instrumentos musicales son secundarios y funcionales a él. Eso ha sido súper bueno para mí en tantos sentidos: me ayuda a hablar, a elaborar lo que pienso, a reconocer mi deseo, a reconocer que tu propio cuerpo depende de otros para funcionar, y a no depender o a no relacionarse con la técnica como un mero oficio, sino a condicionarla según tu necesidad.
Y necesidad, como carencia y al mismo tiempo como deseo, es algo que nunca falta. La mediación es distinta cuando compones con tu cuerpo.
Participaste en “Contemplaciones, el homenaje iberoamericano a Jeanette”. ¿Cuál ha sido tu experiencia con ese compilado?
De puta madre! Jeanette es un referente importante, sobre todo de mi infancia, y poder hacer una relectura de su trabajo fue genial. La versión de ¿Por qué te vas?, que es como la he bautizado yo, tuvo bastante eco.
En algunos casos la gente llego a Abecedario a través de ella, y también recibí comentarios muy bellos por parte de Jeanette. De otro lado, aprendí bastante sobre el manejo del poder en la industria de la música, de cómo se construyen esas relaciones entre creadores y negociantes. Y en ese sentido también ha sido útil como experiencia visibilizar aquellas distancias y poder discernir para elegir dónde ubicarme.
Tienes en mente algún nuevo proyecto o videoclip para promocionar Abecedario, ¿qué se viene en el futuro para Fifteen Years Old?
Se viene el videoclip de Abecedario este semestre, varias versiones para compilados, y en el segundo semestre espero comenzar con el siguiente disco.
Más información sobre Fifteen Years Old en el siguiente enlace: