El folklore y el rock bailando una jota con refajo y chupa de cuero, cantando una jota con letra de Extremoduro
Hubo un tiempo en el que se estilaban las fronteras musicales, las cuales se reforzaban sobremanera para que todos tuviéramos claro qué era un género musical y qué era otro, cuáles eran sus diferencias y cuáles los grupos sociales que se identificaban con uno y con otro. “Esto es esto, y aquello es aquello, y claramente no es esto”.
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Tendíamos a diferenciar claramente los géneros musicales, muchas veces, como en cualquier ejemplo de construcción de identidad, por oposición al otro. “Esto, que me gusta a mí, es bueno; aquello, que no puede gustarme porque es incompatible con que me guste esto, es malo”.
Algo así ocurría con el Folklore y el Rock. Los años 50, 60 y 70 del siglo pasado habían venido antirrituales en la mayor parte de países europeos. También en España. Fueron años en los que se perdieron muchas fiestas tradicionales y desaparecieron muchas manifestaciones etnomusicales. El Rock remitía a la modernidad y el Folklore a la antimodernidad.
Para muchos, Folklore era sinónimo de paleto y pueblerino. Así, no era raro escuchar expresiones como: “El Rock es música juvenil, moderna, innovadora y dinámica, transgresora y de desorden social…”, y “El folklore es música de gente mayor, tradicional, del pasado, repetitiva y estática, de mantenimiento y de refuerzo del orden social”. No hay como las etiquetas, construidas con la intención de reproducir diferencias, para hacer daño a aquello a quién se le ponen dichas etiquetas.
En mi juventud, no te podía gustar el Folklore si te gustaba el Rock, ni al revés. Si te gustaba el Rock no debías ir a un festival de Folklore. Tus amigos se hubieran reído de tí. De la misma manera, si te gustaba el Folklore, el Rock no podía ser tu música. Pero, sorprendentemente, había mucha gente a la que nos gustaba tanto el Rock como el Folklore, lo cual no dejaba de ser un problema en muchas ocasiones. Muchos no queríamos elegir entre uno y otro. Para nosotros no era Rock o Folklore, sino, Rock y Folklore. Pero muchos lo callábamos.
Otros, como mi amigo José Manuel Serrano “Chisparro”, de Villanueva de la Vera, no tenía problema en pregonar su devoción por Leño y a la vez por las rondeñas de su pueblo. Pero los partochos siempre estuvieron hechos de otra pasta en esto de la música. Como dice Cthuchi Zamarra:
Por suerte, tengo la impresión de que las cosas están cambiando. Vivimos tiempos de mestizajes musicales, a veces entre géneros en otro tiempo vistos como opuestos. Ahora muchos integrantes de bandas de Rock aprendieron los primeros acordes de guitarra en grupos de Folklore de los que no reniegan. De hecho, en algunos casos, siguen perteneciendo a dos agrupaciones musicales: a su grupo de Folklore y su banda de Rock. Asimismo, hay que poner en valor la mirada amigable que desde el Rock se le ha hecho al Folklore.
La presencia de esta sección de Folklore en la revista LaCarne Magazine es un ejemplo claro de ello. El mismo nombre de la sección, Música viva, que los directores de esta revista –rockeros hasta la médula- le dieron, así lo dice, un título que rompe con aquella acepción de música muerta, estática, parada, sin capacidad de evolución, que se le daba al Folklore.
También esta apertura hacia el Rock se ha dado desde el Folklore. Ponemos como primer ejemplo el uso en grupos Folk de instrumentos típicamente rockeros como la guitarra o el bajo eléctrico, incluso la batería y los teclados eléctricos. Nuestro segundo ejemplo va dedicado a la Jota Posmoderna del grupo folk Efecto Verdolaga.
La primera vez que escuchas esta jota, entras en Internet y ves el vídeo que para ella han montado los Verdolaga, y te llaman la atención muchos elementos roqueros: el ambiente y el público asistente al concierto, jóvenes en mayor grado; la indumentaria de los músicos; los movimientos de los instrumentistas, algunos de los cuales recuerdan al mismo Angus Young, guitarrista de AC/DC; las letras de Leño, de Medina Azahara o de Extremoduro que aparecen en la jota; la presencia de una bailarina con refajo y cazadora de cuero; la alternancia en la canción de partes instrumentales y partes mixtas, cantadas con acompañamiento instrumental; el tipo de acordes utilizado, generalmente acordes tonales en los que se suelen mover tanto el Folklore como el Rock; las letras ajustadas a la cuarteta octosílaba…
El mismo título de la Jota Posmoderna, ya es una declaración de intenciones. Escúchenla y véanla, seguro que coinciden conmigo.
La Jota Posmoderna es básicamente una jota al estilo verato, con varias peculiaridades. Veamos algunas de ellas:
– Su tonalidad, Fa mayor, no es habitual en Folklore. La más usada en jotas es La mayor, incluso Mi mayor. El empleo de este tono, en principio raro, obedece al objetivo de facilitar las melodías al clarinete, un instrumento transpositor. Si la jota se toca en Mi mayor, el clarinete debería tocar en Fa# mayor, lo que le obligaría a moverse con un importante número de sostenidos, mientras que si se toca en Fa mayor, el clarinete toca en Sol mayor, una tonalidad mucho más fácil, con mayor número de notas naturales.
– El estilo de cante es el de la jota del cruzao, así llamado por tocarse por Re con cejilla en el segundo traste, el llamado acorde cruzao en el código de guitarreros antiguos que no conocían los nombres clásicos de notas y de acordes. Es éste un estilo muy propio del sur de Gredos, principalmente de Madrigal de La Vera, Candeleda, etc.
– Los estribillos utilizan algunas de las letras más habituales en estribillos de jotas de las que se cantan en Villanueva de la Vera. Su elección ha obedecido al intento de buscar un fuerte contraste con las letras más modernas de las estrofas. Por su lado, las melodías del estribillo han sido creadas por el propio grupo.
– Las melodías han sido diseñadas imitando dibujos de falsetas de jota que se tocan en La mayor pero adaptadas al Fa mayor, tonalidad menos explorada en el laúd pero que ofrece interesantes posibilidades. Lo realmente complicado fue hacer tres voces diferentes para que el laúd, el clarinete y el violín tuvieran su propio dibujo.
– Para el diseño del videoclip se partió de la idea original del vídeo de Thunderstruck de AC/DC, pero adaptada al contexto rural, de ahí la elección de un secadero de tabaco como lugar del concierto. Luego el guion se fue acordando con la productora, La Nave Nodriza, que hizo un gran trabajo a la hora de captar la imagen transgresora que se quería mostrar: una jota pura y dura presentada de un modo que rompiera la estética habitual de los coros y danzas, y transmitiera el ambiente de los conciertos de El Efecto Verdolaga, en los que se busca que el público participe bailando y sea un cómplice del espectáculo, no un mero espectador.
Todo esto y mucho más es la Jota Posmoderna del grupo Efecto Verdolaga, y en general de la propuesta de este grupo que quiere, entre otras cosas, que de su música, sin perder sus raíces tradicionales de carácter folklórico, se pueda definir como una música juvenil, moderna, innovadora y dinámica, transgresora y de desorden social…, como el Rock.
*Nuestro agradecimiento a Cthuchi Zamarra, miembro de El Efecto Verdolaga, por la información que nos ha ofrecido sobre esta jota.