En este disco también hacen gala de un libérrimo eclecticismo, revitalizando, a su manera y de forma experimental, diversos estilos de la música popular: himnos noctámbulos, libertarios, anticapitalistas, punk, ska electrónico, reggae, blues, pasacalles (entre Nueva Orleans y los pasos de semana santa), funky, country, peculiar propaganda turística, canción tradicional en estado crudo… Bohemia con rabia revolucionaria y fuerza comunicativa. Textos antipoéticos, canciones panfletarias, enérgicas, llenas de entusiasmo libertario y a la vez con raro humor de alto voltaje, un humor estremecedor. Aunque a veces se acercan al experimento dadaísta.
Guache y Marcelo Pull representan a la furiosa voz de la calle. Sus canciones son la banda sonora de estos tiempos convulsos. “¡Qué experiencia más gratamente atronadora, qué magnética, qué magmática voz.” (Leopoldo Sánchez Torre). La sabiduría sonora del gran guitarrista, multi-instrumentista e imaginativo productor Marcelo Pull se compenetra a la perfección con la voz exasperantemente original, borracha y dinamitera, de herrumbre del norte, desmadrada, rabiosa y rota de Ángel Guache, provocando una frenética sacudida. Un torbellino electrizante. Aquí no hay poses ni voces correctas y “bonitas”, aquí hay cruda, auténtica personalidad, por encima de convencionalismos.
La colaboración, en tres temas del disco, de Vanexxa, intérprete que actúa en los directos con el dúo (la chispa que lo encendió todo, auténtica como ambos), añade una nota de ironía festiva y algo más. También hay que destacar la intervención de Julián Hernández (Siniestro Total) en un tema, sangrante y especialmente actual, sobre la situación española, al que sazona con su peculiar socarronería.