Dicen que el tango nació en el Río de la Plata, pero si preguntas en Montevideo y en Buenos Aires al mismo tiempo, prepárate para una discusión eterna, casi tan intensa como la que se arma con un mate mal cebado. Yo, que llevo años entre guitarras, bandoneones y ensayos interminables, te confieso algo: el tango en Uruguay no es un simple género musical, es una forma de respirar la nostalgia, de contar la vida con ironía y de mover los pies aunque la pena pese más que el compás.
En este artículo vamos a meternos de lleno en la historia del tango en Uruguay: desde esos arrabales montevideanos donde empezó a sonar tímido, hasta las grandes figuras que lo convirtieron en un himno rioplatense. No te prometo neutralidad —porque el tango no se vive a medias—, pero sí información clara, anécdotas culturales y un recorrido que te hará entender por qué esta música sigue siendo, todavía hoy, la banda sonora de nuestras calles y nuestras memorias.
Los orígenes del tango en Uruguay
Hablar de los orígenes del tango en Uruguay es como meterse en una charla de sobremesa con amigos futboleros: siempre habrá debate, alguna exageración, y seguro que alguien termina diciendo “Gardel era uruguayo, y punto”. Lo cierto es que, a finales del siglo XIX, Montevideo era un hervidero cultural. En los conventillos —esas casas colectivas donde convivían inmigrantes, afrodescendientes y criollos— se mezclaban acentos, costumbres y, claro, músicas. De ese cóctel social salió un ritmo que todavía hoy nos atraviesa.
El tango en Uruguay nació en esos arrabales montevideanos, con el bandoneón recién llegado de Europa y una necesidad colectiva de ponerle música a la nostalgia y a la picardía de la vida diaria. No era elegante ni refinado, más bien lo contrario: se bailaba en patios de tierra, en bares oscuros y en esquinas ruidosas. Y aunque algunos lo miraban con desconfianza —como quien sospecha de un vino demasiado barato—, poco a poco fue ganando terreno y respeto.
Lo interesante es que el tango en Uruguay no surgió aislado, sino en diálogo constante con Buenos Aires. Las dos orillas del Río de la Plata compartían músicas, historias de inmigración y noches de bohemia. Así, mientras en Argentina se construía su versión de los hechos, en Uruguay se gestaba una identidad tanguera con sello propio, marcada por esa mezcla de melancolía y humor irónico que aún hoy se siente en sus letras.

Evolución del tango uruguayo
Si los orígenes fueron arrabaleros y casi clandestinos, la evolución del tango en Uruguay parece la historia de un adolescente rebelde que, de repente, se pone traje y corbata para ir a la fiesta del pueblo. De sonar en patios de conventillo pasó a conquistar salones elegantes y teatros. Y ojo, no fue magia: hubo un proceso donde se mezclaron varios ingredientes que cambiaron para siempre la manera en que esta música se escuchaba y se bailaba.
- Del arrabal al escenario. El tango en Uruguay dejó de ser “música de esquina” cuando empezó a entrar en cafés y salas de baile. Allí, con músicos mejor formados y públicos más exigentes, ganó en calidad y prestigio.
- La consolidación del bandoneón. Ese instrumento alemán que parecía un acordeón con nostalgia se convirtió en el alma del género. Sin bandoneón, no hay tango, y en Montevideo lo adoptaron como si hubiera nacido en el puerto.
- El cruce con la poesía. Las letras empezaron a contar historias de barrio, de amores imposibles y de la vida cotidiana. En Uruguay, ese toque irónico y sentimental se convirtió en marca registrada.
La evolución del tango en Uruguay no fue lineal ni pacífica. Hubo quienes lo rechazaban por considerarlo vulgar y hasta peligroso, pero terminó siendo imposible resistirse. Cuando las melodías empezaron a sonar en la radio y los discos cruzaron fronteras, ya no había vuelta atrás: el tango había dejado de ser un baile de arrabal para transformarse en un símbolo cultural. Y sí, lo decimos con orgullo, porque cada compás lleva un pedacito de Montevideo en su ADN.
Grandes figuras del tango en Uruguay
Hablar de las grandes figuras del tango en Uruguay es como armar un equipo de fútbol histórico: siempre falta uno, siempre sobra otro, y nadie se pone de acuerdo. Pero hay nombres que son imposibles de discutir, porque dejaron su huella en cada compás.
Empecemos por el eterno debate: Carlos Gardel. ¿Uruguayo, argentino, ciudadano del mundo? Para algunos, el pasaporte nunca importó, porque su voz ya era patrimonio universal. Pero para quienes defendemos la identidad del tango en Uruguay, Gardel nació en Tacuarembó y punto. Su carisma, sus grabaciones y ese aura de mito hacen que su figura esté siempre en el centro de la conversación.
Luego está Julio Sosa, “El Varón del Tango”, que llevó la pasión rioplatense al extremo con una voz que parecía hecha de humo y de madrugada. En los años 50 y 60 se convirtió en ídolo absoluto y, aunque desarrolló gran parte de su carrera en Buenos Aires, para nosotros sigue siendo uno de los grandes embajadores del tango en Uruguay.
Y no podemos olvidar a Lauro Ayestarán, aunque más como investigador que como cantor, porque gracias a su trabajo hoy entendemos mejor cómo se construyó la identidad musical uruguaya. O a poetas y músicos que, sin tanta fama internacional, alimentaron la escena montevideana con letras cargadas de humor, nostalgia y esa picardía tan nuestra.
Al final, las grandes figuras del tango en Uruguay no son solo nombres en bronce: son voces, guitarras y bandoneones que siguen resonando en cada milonga. Y como en toda charla de amigos, siempre habrá un “faltó mencionar a…” —y está bien, porque el tango vive también en esas discusiones eternas.
El tango actualmente en el país
Muchos creen que el tango en Uruguay se quedó atrapado en las fotos en sepia, en Gardel sonriendo impecable o en las viejas radios de nuestros abuelos. Error. Hoy el género sigue vivo, respirando en cada rincón de Montevideo y con más energía de la que algunos puristas quisieran admitir.
En la capital todavía hay milongas donde el ritual es sagrado: alguien marca el compás, otro improvisa un giro, y la pista se convierte en un lenguaje secreto. Además, los festivales de tango en Uruguay atraen a turistas, músicos y bailarines de todo el mundo. La ciudad vibra con talleres, conciertos y competencias que demuestran que el tango no solo se conserva, sino que evoluciona.
También es cierto que el tango en Uruguay se mezcla hoy con otros géneros, desde el jazz hasta el rock. Algunos lo ven como sacrilegio, pero seamos honestos: el tango siempre fue un género mestizo, nacido de mezclas y encuentros culturales. ¿Por qué no iba a seguir transformándose en el siglo XXI?
Y por si faltaba algún sello oficial, no olvidemos que la UNESCO declaró al tango Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2009, reconociendo tanto a Argentina como a Uruguay. Así que ya no se trata solo de debates de sobremesa: el mundo entero sabe que el tango en Uruguay es parte fundamental de la identidad rioplatense.
Dónde vivir el tango en Uruguay hoy
Si alguna vez te preguntaste dónde se puede sentir de verdad el tango en Uruguay, la respuesta es simple: en las calles, en los bares y en los festivales que siguen latiendo con fuerza. No hace falta pasaporte, ni traje de etiqueta, pero sí ganas de perderse un par de horas en una milonga, dejarse llevar por el bandoneón y aceptar que probablemente terminarás tarareando un tango hasta en la ducha.
En Montevideo, por ejemplo, los barrios como Ciudad Vieja o Palermo aún conservan cafés y espacios donde el tango en Uruguay se respira en cada rincón. Algunos son históricos y parecen detenidos en el tiempo, otros combinan la tradición con propuestas modernas: tango con jazz, tango con electrónica, o simplemente tango con un buen vino uruguayo al lado.
Si buscas festivales, no te faltarán opciones. Cada año se celebran encuentros donde bailarines, músicos y turistas se mezclan en un mismo ritmo. Allí el tango en Uruguay deja de ser nostalgia y se convierte en experiencia viva: talleres, conciertos y competencias que demuestran que, aunque algunos quieran llamarlo “música del pasado”, todavía tiene mucha vida por delante.
Por último, para quienes disfrutan del aprendizaje, hay escuelas y academias que mantienen la llama encendida. Porque el tango en Uruguay no solo se mira ni se escucha: se baila, se aprende y, sobre todo, se comparte. Y créeme, después de una noche en Montevideo, no hay quien no salga tarareando un compás mientras camina por la Rambla, pensando que quizá, solo quizá, entiende un poquito más de por qué esta música nos define.
Preguntas frecuentes
¿Dónde nació el tango en Uruguay?
Sí, el tango en Uruguay nació en Montevideo a finales del siglo XIX, principalmente en los barrios de arrabal y los conventillos donde convivían inmigrantes europeos y afrodescendientes.
¿Es cierto que Carlos Gardel era uruguayo?
Sí, existe evidencia que sugiere que Gardel nació en Tacuarembó, Uruguay, aunque su carrera se desarrolló en Argentina. Su figura está asociada tanto al tango en Uruguay como al argentino.
¿Se baila tango en Uruguay hoy?
Sí, el tango en Uruguay sigue vivo. Existen milongas en Montevideo y otros departamentos donde se baila regularmente, además de festivales y talleres para turistas y locales.
¿Hay festivales de tango en Uruguay?
Sí, los festivales de tango en Montevideo y otras ciudades reúnen músicos, bailarines y turistas, ofreciendo conciertos, talleres y competencias que muestran el tango en Uruguay actual.
¿El tango en Uruguay es diferente al argentino?
Sí, aunque comparten raíces, el tango en Uruguay tiene un estilo más melancólico, con letras irónicas y cierto humor rioplatense, mientras el argentino suele enfatizar dramatismo y virtuosismo.
Última actualización el 2025-10-19 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados