En esta nueva entrega de Improvisación Libre, hablamos con la artista Juana Beltrán.
Juana Beltrán y Ren Walters, Ren Walters y Juana Beltrán. Hablar de uno de ellos, para mi, siempre es hablar de los dos. Las entrevistas las tengo por separado, pero los conocí a la vez, y desde el primer momento la conexión fue instantánea con los dos por igual, y no puedo disociar al uno del otro.
Los conocí hace unos 8 años. Una tarde de verano recibí la llamada de un australiano que pasaba por Madrid, guitarrista e improvisador, Ren Walters.
Me dijo que le habían pasado mi contacto, y que le gustaría participar en algún evento si fuera posible, y que si le podía conseguir una guitarra porque estaba de paso por Madrid y no disponía de ninguna.
Pues mira por donde que estábamos cerrando la temporada, y tenía varios eventos programados. Y lo invité. Y cuál sería mi sorpresa que Juana Beltrán iba con él. Así que me encontré de golpe con dos improvisadores más.
Y a partir de entonces fue el “principio de una buena amistad”, y así es como GAIP se encontró con Arín Dodó (ahí van dos muestras de nuestras colaboraciones en común):
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… y a continuación las declaraciones de Juana Beltrán.
Improvisación Libre con Juana Beltrán
Mi enfoque creativo es intuitivo, orgánico e improvisacional, con una visión artística que incorpora arte visual, instalaciones, proyectos de multimedia, sonidos, movimientos…
Desde hace tiempo mi creación artística se centra en la investigación sobre la condición y la naturaleza de lo efímero e impermanente, y su reflexión artística.
Soy una artista multidisciplinaria autodidacta en el campo del arte, pintura, escultura, instalaciones, movimientos, sonidos…
Creo recordar que desde que tengo uso de razón siempre he querido saber más y analizar más, que la educación que me imponían, y me sumergía en buscar respuestas a mi curiosidad.
Desde mi adolescencia estuve expuesta a la música, descubriendo así el Jazz, Rock, Pop, Música Clásica, etc…
Mi inquietud por sonidos nuevos me hacían escuchar la radio, que en aquel entonces creo recordar Radio 3 ¿?, en los 80 y 90. Tenía un programa de música vanguardista, en el que había una mezcla entre composición e improvisación, y clásico contemporáneo.
En los comienzos de 1995 me llegó por correo una grabación (en aquel entonces una cinta de cassette) de un amigo en Australia, mi compañero de vida Ren Walters, que colaboraba en un trío llamado THAT.
Ese día estaba al cuidado de la hija de una amiga, empezamos a escuchar la música, sonidos que emanaban una frescura, sonidos que respondían todas mis preguntas. Estuve expuesta por primera vez a esos sonidos, pero a la misma vez me eran familiares, los entendía.
Cuando me di cuenta, tenía una sonrisa en la boca. Mi amiguita, totalmente perpleja por los sonidos, me preguntó: “qué están haciendo tus amigos?”, y yo le respondí: “están explorando”.
Mi primera fusión entre música y arte fue en una obra mía llamada Foreing Body en el 2011, en Melbourne, Australia. Era una interpretación conceptual, sonidos y obras de arte, basada en mi experiencia en el gran desierto australiano.
La música era sobre los sonidos y dinámica que yo quería escuchar de acuerdo con mi experiencia en esta vasta planicie. Mi compañero Ren Walters y yo diseñamos una notación musical visual y estructural, basada en la interpretación y la improvisación. Esa primera experiencia fue una plataforma para descubrir y trabajar en otros campos multidisciplinarios.
Cuando trabajo en mi práctica artística, instalaciones, escultura, pintura, artes escénicas, sonidos…, siempre dejo espacio para lo nuevo e inesperado. De esta forma permito un proceso de descubrimiento y de nuevas oportunidades, nuevas ideas.
Me encanta sorprenderme a mí misma. Me interesa la improvisación en cualquier estilo y práctica del arte, porque explora todos los estados impermanentes, el ahora, la conexión con el espacio. Todo está en contínuo movimiento, nada es permanente, como dijo Heraclitus: “Nada perdura, sólo el cambio”.
Siempre he estado expuesta a la búsqueda de otros sistemas, tanto en el campo del arte como en el de sonidos. Principalmente siendo una buena oyente, y estando totalmente abierta a otras prácticas.
Tengo que mencionar, como parte integrante de esta búsqueda, el haber venido a vivir a Australia, un contraste de cultura, de espacios, de paisaje… La conexión con el espacio de esta tierra anciana y vasta es una gran fuente de inspiración.
En los comienzos de mi búsqueda, me vi expuesta a largas sesiones de música improvisada, (la mayoría con el trío donde mi compañero Ren Walters, artista y músico, colaboraba), hasta el punto de agotamiento (aunque disfrutaba), y otras veces en eventos públicos o privados.
Después me vi inmersa en escuchar clásico contemporáneo, trabajando en mi estudio, como buscando una base para mi inspiración, pues para mí, música improvisada o clásicos contemporáneo transmiten sonidos que me transportan a un plano visual, arquitectónico.
En el presente, lo que más necesito para crear es descansar mi mente, estar sumergida en el sonido que me viene del espacio donde estoy, estar totalmente en silencio, y el estar concienciada de lo que me rodea.
La práctica del arte es totalmente subjetiva, para mí la base de la improvisación es dejar la política al lado (tanto como se pueda), la seriedad, las reglas, juzgar… todos son obstáculos para la expresión libre.
Primeramente, podría decir que el “espacio” es esencial para reconocer los sonidos o cualquier estructura, tanto sónica como visual.
Crear un espacio es estar totalmente en el momento, en el ahora, donde se empieza y donde se termina, donde se para. En mi opinión, ésa es la base del buen improvisador. Considerando el espacio, consideras el objeto, el espacio entre ellos es tan importante como lo que antecede o precede.
1 9900 1 8 76 00000000 0
888 333333 2 0 000
9 88 0 2222 0000000 8
El espacio entre ellos forma parte del conjunto, de la totalidad, de la arquitectura.
… Nunca pensé en etiquetar la improvisación libre como un género autónomo. La improvisación en cualquier campo del arte, creo que siempre ha estado ahí, antes que los conceptos, la composición…
Creo que empezó como una forma innata e intuitiva del ser humano para expresar distintas emociones, rituales, ceremonias…
Hay músicos e improvisadores (como yo, por ejemplo) cercanos a la idea de hacer primeras tomas y de dejarse llevar por la intuición, la inmediatez y la espontaneidad. Hay quién dice, sin embargo, que esa forma de entender el arte lleva a fórmulas repetitivas y aburridas, y que el ensayo y la composición son necesarios para evitar esos inconvenientes. En mi opinión, las fórmulas y patrones se repiten en cualquier manifestación artística. ¿Qué opinas?
Una pregunta muy interesante. No hay una opinión concreta, pues depende de nuestro espíritu de transformación, y de la capacidad que tengamos cada uno de explorar distintas fuentes de expresión.
Para poner un ejemplo: cuando he colaborado con Sonic Electric en Melbourne (Australia), un colectivo de artistas de interpretación que origina una conciencia en cambios sociales, los instrumentos que tocamos son utensilios de cocinas amplificados por micrófonos de contacto.
Cada vez que teníamos un evento, yo solía cambiar mis utensílios, unas veces eran más eléctricos (batidoras, molinillo de café), otras más metálicos (cucharillas, tenedores), y otras cuencos y cucharas de madera.
Me gusta crear diferentes sonidos y no repetirme. Pero es cierto que también se pueden crear patrones, que es lo que relata nuestra personalidad.
En un libro llamado El nuevo paisaje sonoro, de R. Murray Schaffer, viene la siguiente afirmación: “Es cierto que hay mucha gente que no son sensibles al ruido; pero esos son precisamente los que tampoco son sensibles al argumento, o al pensamiento, o a la poesía, o al arte, en una palabra: a cualquier tipo de influencia intelectual. La razón de esto es que el tejido de sus cerebros es de una calidad muy tosca y ordinaria. Por otro lado, el ruido es una tortura para gente intelectual”. ¿Cuál es tu opinión sobre esta afirmación?
En mi humilde opinión, no creo que haya una verdad absoluta y concreta. Pienso que no tiene nada que ver con que el individuo tenga un cerebro de “buena o mala calidad”.
No hay que olvidar otros aspectos como la cultura, la educación, las experiencias, que el individuo se haya expuesto. El ruido es parte de nuestras vidas, está presente en cualquier momento.
Cuando el ruido o sonidos se transmiten en distinto contexto, es cuando crea algún tipo de confusión o problema para algunos individuos.
Escuchar una sirena de la policía en la calle se toma como una cosa normal, es familiar a los oídos, pero si se escucha en un concierto como parte de una obra, el oyente lo puede tomar como fuera de contexto. La mayoría de los humanos están expuestos a una forma convencional de hacer música, arte.
Quiero terminar mi entrevista con unas declaraciones: una de ellas de John Cage (1912-1992), artista, filósofo y compositor que a menudo incorporó aspectos de “procedimiento de azar” (improvisación).
En Performance, John Cage mostraba una serie de instrumentos, objetos, que los artistas seleccionaban en el momento de la actuación. Así que la forma o estructura de la performance se determinaba a través de la elección del instrumento.
“Antes de empezar a trabajar, creo que sé algo. Entonces, cuando estoy trabajando, descubro que no sé nada en absoluto. Lo que estamos haciendo es averiguar qué es lo que estamos haciendo”. John Cage
Y la otra de William Forsythe (1949), bailarín americano y coreógrafo, que incorpora lo inesperado y juega con momentos de improvisación.
“No tengas miedo de dejar que las cosas se manifiesten por ellas mismas.” William Forsythe.