Improvisación Libre, conversaciones para reflexionar

Conversaciones con Miquel Angel Marín II

J. G. Entonado: Me hago las siguientes preguntas: hace poco, hablando sobre improvisación libre y de un curso de esa misma materia, oí una afirmación que decía que es mejor tener conocimientos amplios de lo que vas a hacer para no ser rehenes de la ignorancia y estar sometido al azar.

Hasta cierto punto estoy de acuerdo, porque no vas a ponerte a improvisar sin idea alguna o criterio de lo que vas a hacer.

improvisación libre

Pero, ¿es mejor ser rehén de la sabiduría, tenerlo todo controlado, y que esto te impida a lanzarte sin red? Porque eso lo he visto unas cuantas veces en músicos que son excelentes, pero que se lo piensan dos veces antes de arriesgarse.

De hecho, la improvisación libre es eso, ¿no? Riesgo e incertidumbre. En un libro del autor R. Murray Schaffer llamado “El rinoceronte en el aula”, pone que «los productos musicales más impactantes son el resultado de nuestras limitaciones más que de la inspiración».

Eso también pasa en la ciencia. Hay descubrimientos asombrosos que vienen de la confluencia entre trabajo constante y azar. Entonces, me pregunto, ¿la originalidad puede ser en cierta medida producto de la ignorancia?

Es difícil encontrar a un niño que sea incapaz de realizar una pieza musical original. Según Schaffer, para un niño de 5 años el arte es vida y la vida es arte. Así que ser rehén de esa ignorancia no será malo del todo, ¿no?

J.G. Entonado: Y otra pregunta. ¿Es tan importante en la música el virtuosismo? Porque la gente flipa con eso.

También dice en ese libro que el problema de especializarse en la celeridad digital reside en que la mente se vacía durante el proceso, el quehacer musical creativo pierde terreno frente al desarrollo de las habilidades interpretativas.

Miquel Àngel Marín: ¡Ah, el virtuosismo! Oigo esta palabra y resuena el vacío dentro de mí. ¡Lo contrario de la poesía!

J. G. Entonado: Juan Crek me dijo cuando fuimos al Festival Bouesía: “prefiero una nota mal tocada, que mil notas bien tocadas” jajjajaja

Miquel Àngel Marín: IMPROVISAR O NO IMPROVISAR, HE AQUÍ LA CUESTIÓN.

Un buen criterio para mi improvisación libre de hoy (¿por cierto, estoy improvisando música ahora, con estas palabras? Ya que, después del 4’33” de Cage, todo es música, o no, y por tanto, las palabras también.): ¿Ha habido riesgo e incertidumbre en el devenir del concierto? ¿Cuántas veces has asegurado el tiro con fórmulas o trucos ya sabidos?

¿Y mis tics característicos? ¿Es posible despojarse de pelajes, desnudarse, ser transparente en escena? Como en tantos sitios, ¿está también prohibida la ternura en el escenario? ¿Es posible un verdadero diálogo entre músicos que improvisan?

¿De qué te sirve el virtuosismo si no te deja dialogar, conversar con el músico que tienes a tu lado? No sirve para nada, no sirves para nada.

Como en tantas cosas, ni recetas, ni fórmulas, ni a prioris, ni intenciones, ni propósitos, ni asegurar el tiro. Allí donde pongo el ojo (soy estrábico) no pongo la bala, y por arte de magia se me aparece la poesía.

Me etivoco, perdón, me equivoco, y de repente me encuentro en un jardín, todo es fértil, todo crece, exuberancia por todas partes, no me lo puedo creer, un milagro.

Espero un rato, y del silencio surgen cuerpos que me hablan, que me sugieren cosas, nombres y números, me hablan del inframundo, de la inframúsica, de músicas sin nombre, lejos muy lejos, sueños y más sueños, una felicidad absorta y dichosa.

Santa ignorancia que te deja lanzarte sin red, y santa sabiduría que te deja lanzarte sin red.

Santos bloqueos que vienen de tantos sabios e ignorantes consejos, advertencias, recomendaciones, avisos y lecciones.

Santa música, modelo de bondad y belleza, que abandona a sus hijos ignorantes o sabios improvisadores a merced del pérfido azar.

Santos nombre y número de la música, sálvanos de la inframúsica, sálvanos de las músicas sin partitura, de las músicas sin hoja de ruta, de las músicas salvajes, de las músicas que huyen de la codificación salvaje, de las músicas peligrosas, de las músicas que dialogan, conversan, se abren, se desnudan, se lanzan al abismo del otro.

Atentamente, Miquel Àngel Marín y J.G. Entonado (a.k.a. Arín Dodó)

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