En esta entrega os propongo un viaje un tanto diferente. Si bien vamos a irnos a Nueva Orleans una vez más, en esta ocasión vamos a visitar la Nola más profunda y folclórica de la mano de una de las manifestaciones culturales más curiosas de Norteamerica: los Indios del Mardi Gras.
Pero, ¿qué es eso del Mardi Gras? El Mardi Gras es el nombre con el que se conoce el Carnaval en Nueva Orleans (entre otros lugares, como Québec o Alabama). Se trata de una tradición francesa que vendría a ser como nuestro Martes de Carnaval, aunque más quisieramos nosotros…
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Los indios del Mardi Gras, simbolismo y tradición
Comienza el 6 de enero con un desfile nocturno de carrozas, bailes de máscaras y las King Cakes. Desde esa fecha hasta el martes de Carnaval se pueden ver desfiles diarios, siendo los más espectaculares los de los últimos cinco días.
Entre todas estas festividades, hoy en día ya súper masificadas por turistas, podemos encontrar en las zonas más alejadas del centro celebraciones alternativas cargadas de simbolismo y tradición, como la que se lleva a cabo en el barrio de Tremé por parte de los indios la noche de San José, o los llamados Sunny Sundays.
Y ¿de dónde viene esta tradición de vestirse de indios? Retomemos la historia desde el principio y viajemos hasta el Siglo XVIII. Nueva Orleans era la cuna de la esclavitud, como ya sabréis. Muchos negros cimarrones huían de las grandes plantaciones en busca de una vida mejor.
Entre 1750 y 1760 se produjo un gran éxodo de esclavos del área del Mississippi, muchos grupos se establecieron en las zonas pantanosas cercanas a Nueva Orleans (el Bayou), mientras que otros se alistaban en el ejército del Norte (los Buffalo Soldiers.
Sí, sí, como la canción de Bob Marley que hace un homenaje a estos perseguidos. En esa huida, a menudo coincidían con los otros grandes parias de la sociedad americana, los nativos americanos (vamos, los indios, que curiosamente pusieron el nombre de Buffalo Soldiers a los negros alistados al ejército, pues decían que tenían el pelo rizado como los búfalos).
Tras la abolición de la esclavitud, los descendientes de esos primeros huidos ya se habían hermanado con los nativos americanos, creando una subcultura híbrida. Segregados de la sociedad como estaban, se reunieron en imaginarias tribus para seguir conservando una tradición cultural que habían hecho propia, y mantener así el sentido de su comunidad e identidad negras.
Como grupo con identidad propia, pronto se integraron en la sociedad de Nueva Orleans, pero a su manera, adaptando la tradición de aquellas comunidades nativas que les acogieron a sus tradiciones africanas. Eran los outsiders de la sociedad dominada por los blancos.
Poco a poco fueron evolucionando como sociedades semisecretas, con sus canciones y costumbres propias, y un lenguaje que derivaba del slang y del patois (jergas callejeras).
El primer desfile de indios del Mardi Gras fue en 1865. Parece ser que entre 50 y 60 «indios de las Llanuras» desfilaron ese año durante el Carnaval, y unos meses después se creaba la primera tribu de indios afroamericanos: la Creolé Wild West, que parece ser que eran ex-miembros del show mundial de Buffalo Bill, que curiosamente estuvo en España en 1899, y que llegó a Nueva Orleans en 1864, dejando un montón de nuevos ciudadanos (este show también fue el refugio de muchos esclavos huidos y muchos nativos desesperados ante el voraz colonialismo europeo).
La Creole Wild West estaba lideraba por Becate Batiste, el primer criollo que se vistió como indio en Mardi Gras.
Las tribus estuvieron muchos años enfrentadas entre ellas, incluso se aprovechaba el desfile para cometer actos de venganza. Sin embargo, en los años 60, el nieto del legendario Becate Batiste, Allison Tootie Montana, imploraba por la unión de las tribus, consiguiendo cambiar la dinámica de la lucha.
En vez de armas se lucharían con aguja e hilo (algo que se conseguiría definitivamente en 1987 con el Consejo Indio del Mardi Gras, superando esos conflictos históricos que había entre tribus para unirse y poder preservar y enriquecer juntos su cultura).
Ahora la lucha consistía en ser la tribu más vistosa y original, y para ello se esmeraban durante un año entero en confeccionar trajes espectaculares a base de plumas, pedrerías, remaches brillantes, y un gran bordado central, donde se solía (y suele) representar alguna escena evocadora de la tradición de los indios nativos. Se trata de verdaderas obras de arte, muy llamativos y aparatosos, pareciendo increíble que estén hechos a mano.
En 1964 se aprobó la Ley de Derechos Civiles que acababa con el segregacionismo. A partir de ese momento, los indios podían recorrer toda la ciudad, dándole una gran popularidad a este festejo, y dando como resultado la «institucionalización» de una de las tradiciones más curiosas de todo Estados Unidos.
Los primeros indios negros eran más ortodoxos, sus vestimentas eran muy similares a las de los nativos originales, pero con el paso del tiempo han ido volviéndose cada vez más espectaculares.
En cuanto la organización interna de las tribus, cuentan con jerarquías muy marcadas. En la parte más alta se encuentra el Big Chief o Gran Jefe, que entre otras cosas es quien decide, secretamente, cuál va a ser el recorrido para el desfile.
A éste le sigue el Second Chief, su segundo a bordo. Después viene el Spy Boy, que es como una especie de oteador que vigila el encuentro con otra tribu, y que al hacerlo avisa rápidamente el Wild Man, el portador del arma simbólica que se encarga de anunciar a la otra tribu la entrada en escena de su jefe.
También están el Flag Boy, portador del estandarte de la tribu, y los Second Liners, los vecinos que apoyan y acompañan a la tribu en su recorrido (espero no haberos liado mucho).
Cuando dos tribus se encuentran, empieza «la batalla». Informada la tribu, el Wild Man abre paso a su jefe ante el jefe de la otra tribu. Enfrentados estos, empiezan a increparse con mucho swing (que para eso son de Nueva Orleans), como si estuvieran rapeando, burlándose de la otra tribu a partir de la improvisación. Cuando los jefes se cansan, continúan su camino hasta que se encuentran con otra tribu y vuelta a empezar.
Las creaciones musicales que acompañan a estos desfiles y sus batallas son producto de la improvisación y la espontaneidad. Es como un acto hipnótico que se basa en cánticos de llamada y respuesta, y en percusiones polirrítmicas, a la manera de los Riots.
Las tribus tienen un local de encuentro, una especie de club social, donde se reúnen durante todo el año para trabajar en los trajes, ensayar sus cánticos, y organizarse. Es un lugar donde mantener vivas sus tradiciones.
Hoy en día existen más de 50 tribus: Bo Dollis & The Wild Magnolias, Monk Boufreaux & The Golden Eagles, Creole Wild West, Fi Yi Yi, Yellow Pocahontas… Algunas de ellas han grabado discos, casi siempre respaldados por músicos como The Neville Brothers, Rebirth Brass Band o Dr John.
Si bien los discos no suenan como la música de los desfiles, nos sirve para entender esta tradición musical que podría considerarse el germen del resto de las músicas negras, pues su influencia, aunque poco reconocida, es innegable. Algo curioso es que casi ningún indio es músico profesional.
Yo soy de las que considera que en estas manifestaciones culturales es donde hay que rebuscar para intentar entender qué es eso a lo que denominamos Música de Nueva Orleans, esa música que te llega al alma, pero que no eres capaz de meter en ningún saco de estilos.
Porque Nueva Orleans huele y sabe a música, a raíz, a África y también a América, pero a la América más pura y real, aquella que levantaron los oprimidos… por eso «make great América, amiguis», pero a lo Cooty Fiyo (echadle un ojo a la serie Tremé. En serio, hacedme caso).