Árboles Muertos se habían disuelto y sus componentes siguieron caminos diferentes. Fueron años de lejanía, años en los que vivieron la realidad que habían intentado cambiar con sus temas. Todos acordaron finalizar una etapa de sus vidas estando en la cumbre, cuando se habían convertido en referente en Extremadura. Eligieron otros caminos, pero siempre con una sonrisa al recordar todo lo que vivieron con su grupo.
¿Cambió mucho vuestra vida en los años posteriores a la disolución de Árboles Muertos?
Para todos cambió sustancialmente nuestra vida. Para los que decidieron orientar su vida profesionalmente al margen de la música, por razones obvias y para los que decidieron continuar en la música también, pues les esperaban muchas nuevas vivencias y experiencias, musicales y no musicales.
Elegisteis caminos diferentes pero sabemos que no estuvisteis parados. ¿Qué fue de Santi, de Tini, de Luis y de Ángel?
Sí, efectivamente tomamos caminos muy diferentes: Santi se marchó a Madrid donde empezó a trabajar en el sector de la climatización, sector en el que trabajó durante cuarenta años, llegando a dirigir una de las empresas más importantes del ramo. Luis ingresó en el cuerpo de funcionarios del estado, pero nunca dejó la música, aunque no profesionalmente, siempre se mantuvo activo musicalmente. Tini y Ángel, tanto juntos como por separado, desarrollaron una larga carrera como músicos profesionales. Se preocuparon de formarse musicalmente y trabajaron acompañando a numerosos artistas de renombre, participando en sesiones de grabación, en programas de televisión, y en diferentes proyectos: el grupo Mono Sapiens (S. Isidro Rock 1978), la participación en el trabajo de Alfredo Carrión Los andares del alquimista (1975), la creación del grupo Charol y muchos otros.
¿Sentíais que habíais conseguido lo que queríais?
Es difícil responder a esa pregunta. En esa época y con esa edad, hicimos lo que queríamos hacer, si lo hicimos mejor o peor es difícil de saber y ahora tampoco importa mucho.
Sigue esta apasionante historia:
Añadiría que elegí el camino adecuado a mis necesidades personales profesionales y cultivé con esmero y suerte mi amor a la Música, aún ahora, a mis 74 años sigo practicándola en mi querida Cáceres y espero hacerlo hasta el final. Gracias por el artículo.