Hace poco vi una serie que me dejó loquita perdida: Small Axe. En ella se nos presenta, a partir de 5 increíbles capítulos, la vida de las comunidades caribeñas negras en Londres en las décadas de los años 60, 70 y 80. El tema de la migración caribeña a Inglaterra después de la II Guerra Mundial es muy interesante.
Hacia 1948, el Empire Windrush transportó a más de 500 pasajeros de comunidades caribeñas desde Jamaica. Entre ellos iba Lord Kitchener, un cantante de Calipso proveniente de Trinidad a quien por casualidad grabó la compañía de noticias al bajar del barco cantando London Is The Place For Me.
La manera de cantar del Lord impresionó bastante al público inglés, que rápidamente se apropiaron del Calipso. Estas nuevas comunidades caribeñas en Inglaterra se asentaron en barrios, creando auténticas comunidades (o guetos en algunas ocasiones), donde la música y la comida estaban muy presentes (porque normalmente a los pobres y marginados sólo se les permite su legado cultural, que además les mantiene en un estado constante de ser el diferente).
Por eso, en 1959 se celebró por primera vez el Carnaval de Notting Hill, donde actuaron los músicos más famosos del Caribe emigrados, y, así, se inició una tradición musical muy importante que permitirá el asentamiento de estilos como el Ska, el Reggae, o el Rocksteady, con artistas que ya conocéis como Alton Ellis o Laurel Aitken.
En toda esta vorágine de inmigración, apropiación cultural y músicas de ida y vuelta, se encuadra la protagonista de esta entrega, una joven de voz aguda que se convirtió en la primera estrella internacional del Caribe, concretamente de Jamaica. Hablemos pues de Millie Small.
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Millie Small, la primera estrella internacional del Caribe
Millicent Dolly May Small nació el 6 de octubre de 1947 en Claredon, Jamaica. Proveniente de una familia muy numerosa (tenía 7 hermanos y 5 hermanas…), pasó sus primeros años en una plantación de azúcar, donde su padre era supervisor.
Como la mayoría de los artistas jamaicanos, Millie Small comenzó apuntándose a concursos de talentos. Ganó el Vere Johns Opportunity Hour con tan sólo 12 años, algo que la convenció para dedicarse a la música. Con esa visión, se instaló en Love Lane en Kingston junto a unos familiares, y comenzó a hacer audiciones por aquí y por allí, hasta que finalmente dio con el famoso productor de Studio One, Coxsone Dodd.
Este quedó bastante impresionado con Millie Small, pues su manera de cantar le recordaba mucho a Shirley Goodman, muy conocida en Estados Unidos por dúo Shirley&Lee. Así el productor ideó un dúo para Millie junto al cantante Owen Gray.
Juntos hicieron varios discos, destacando Sugar Plum, que se convirtió en un éxito local. Al poco, Gray reanudó su carrera en solitario, así que Millie se unió a Samuel Augustus “Roy” Panton, con quien tuvo varios éxitos, como We’ll Meet. Poco a poco nuestra protagonista fue adquiriendo fama, trabajando con los productores y músicos del momento en Jamaica, como Lindon Pottinger o el gran Prince Buster.
En 1963 conoció al empresario Chris Blackwell, que, viendo su potencial, se convirtió en su gerente y tutor legal. A finales de ese año, Millie Small se encontraba en Forest Hill, Londres, recibiendo una intensísima formación, tanto en baile como en dicción. Éste será el momento de su primera grabación en solitario, Don’t You Know, que no tuvo mucho éxito, la verdad, pero que sería el preludio del éxito internacional.
Junto al guitarrista y arreglista Ernest Ranglin, se propuso hacer un éxito comercial, y para ello eligió hacer una versión Ska del tema de la adolescente Barbie Gaye, My Boy Lollipop. Y lo petó, pero muchísimo, eh.
De repente empezó a aparecer en todo tipo de programas de renombre de la televisión británica como Top of the Pops, se puso en el número 2 de los UK Singles Chart, y se posicionó en el Billaboard Hot 100 de Estados Unidos, Canadá y Australia, vendió más de 600.000 copias en Reino Unido, y ha vendido más de 7 millones de copias en todo el mundo.
Esto os puede parecer una tontería, pero estamos hablando de 1963. Tener ese alcance internacional en esa época fue todo un hito.
My Boy Lollipop es un punto de partida en la historia del Pop británico. Fue el primer gran éxito de Island Records, y sentó un precedente, pues era el primero de los temas grabados en el estilo Bluebeat, que era la discográfica que sacaba discos de Calipso, Mento, y, más tarde, Ska en Reino Unido, con artistas en su haber como Laurel Aitken y precursores de todo el movimiento Mod y Skinhead de los años 60.
Con todo el éxito a sus espaldas, y sin parar de hacer giras y actuaciones, la presión pudo con Millie Small y colapsó por agotamiento durante un tiempo; sin embargo, ya era toda una celebridad internacional a la que se le concedió un disco de oro en Nueva York, y a la que se homenajeó con honores en la capital jamaicana (al más puro estilo Simpsons, la pasearon por toda la ciudad en un descapotable) donde realizó importantes actuaciones.
En 1965 se embarcó en una gira mundial que la llevaría a Asia, Australia, EE.UU. Sudamérica… También grabó varios discos junto a Jackie Edwards, pero no tuvieron mucho éxito.
Poco a poco su popularidad fue bajando. No podemos decir que Millie Small fuese artista de un one hit wonder, pero casi… En 1968 rompería todos sus contratos de grabación y desaparecería de la escena hasta varios años después, cuando presentó el tema My Love And I, y realizó una serie de trabajos para Trojan Records. Mayfair sería la última canción de Millie Small, una canción reivindicativa sobre la situación en la comunidad caribeña británica.
Aquí acabó su carrera discográfica. En 1971 decide marcharse a Singapur.
No habrá noticias suyas hasta 1987, cuando Thames News reveló que se encontraba en la indigencia, viviendo en un albergue junto a su hija. Ese mismo año reaparece públicamente en un acto donde recibió la Medalla de Reconocimiento por el Gobierno jamaicano. Y no se vuelve a saber nada de ella hasta 2006, donde se rumoreaba que estaba realizando nuevas grabaciones.
Después de casi 40 años alejada de la opinión pública, Millie Small concedió una entrevista a Tom Graves, donde hablaba en profundidad de su temprana carrera y del impacto de su éxito internacional, además de explicar que nunca recibió royalties por su éxito.
Moría en 2020 a causa de un derrame cerebral.
Millie Small se nos presenta menuda, con voz fina e infantil, pero con un ritmo caribeño que antecede a toda una revolución musical, y que es testigo de un movimiento cultural tan importante como son el desarrollo de la cultura del Reggae en Europa.
Una artista cuyo nombre casi nadie reconoce, pero cuyo éxito está ya incrustado en nuestro imaginario musical, como suele pasar con la mayoría de los artistas que supusieron una revolución, porque la historia suele ser muy desagradecida con sus creadores…
Por eso, pinchaos el temazo de Millie Small y bailad, malditos, bailad, como si no hubiera mañana, porque así se mantienen vivos los legados.