El 28 de septiembre de 1991, el festival Monsters of Rock en Moscú se convirtió en un evento histórico, no solo en el mundo de la música, sino también en el contexto político y cultural de la Unión Soviética. Este concierto, organizado por el productor inglés Maurice Jones, formaba parte de la gira que la legendaria banda Metallica estaba realizando junto a otros íconos del rock, como AC/DC y Pantera. El evento fue significativo porque marcó el final de la Guerra Fría, y se llevó a cabo en un momento de transición profunda para la Unión Soviética, que enfrentaba la desintegración política y económica.
Recordemos que esta serie de festivales, donde participaban bandas principalmente de Heavy Metal y Hard Rock, comenzó en 1980, y se realizaba anualmente en el autódromo Donington Park en Leicestershire, Inglaterra. Dicho evento fue creado por dos promotores de la época, Maurice Jones y Paul Loasby.
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Monsters of Rock en Moscú: El Histórico Concierto de Rock en la URSS
En 1991, el Monsters of Rock se celebró en el Aeródromo de Tushino en Moscú, donde se reunieron alrededor de 150.000 personas, pero se calcula que el mismo festival movilizó casi un millón. Esta cifra rompió récords en la historia de los conciertos de rock, y transformó el evento en uno de los festivales de música más multitudinarios de todos los tiempos. Hasta la fecha, el concierto en Moscú es recordado no solo por su escala masiva, sino por su impacto social y cultural en una generación de jóvenes soviéticos que experimentaban el rock occidental en un entorno que, hasta hace poco, había sido hostil a este tipo de expresiones culturales.
El contexto histórico del evento fue crucial. A finales de los años 80 y principios de los 90, la Unión Soviética pasaba por un proceso de apertura y reformas políticas impulsadas por el líder soviético Mijaíl Gorbachov, conocido como perestroika y glasnost. Estas políticas intentaban introducir cambios estructurales en la economía y abrir el país a un diálogo más amplio con Occidente. El concierto de Monsters of Rock simbolizó la apertura cultural que estas políticas estaban promoviendo, ya que era impensable que un evento de este tipo tuviera lugar solo unos años antes.
El cartel del Monsters of Rock estaba conformado por grandes bandas de rock y metal, encabezado por Metallica y AC/DC, quienes eran muy populares en el Occidente, pero menos conocidos en la URSS debido a la censura que existía sobre el contenido occidental.
Metallica interpretó canciones que se convertirían en himnos del metal, como Enter Sandman y Master of Puppets, mientras que AC/DC electrificó al público con su energía desbordante, tocando éxitos como Thunderstruck y Back in Black. Pantera, también presente en el escenario, añadió una capa de agresividad y furia con su estilo de metal contundente, representando una parte de la cultura rock que apenas empezaba a asimilarse en la Unión Soviética. También tuvieron participación la banda estadounidense The Black Crowes y la rusa E.S.T, que fueron los encargados de abrir el festival.
Sin embargo, Monsters of Rock no estuvo exento de controversias. Las fuerzas del orden se desplegaron para controlar la masiva multitud, pero la falta de experiencia en el manejo de conciertos de esa magnitud resultó en enfrentamientos bastantes violentos. Las autoridades soviéticas no estaban acostumbradas a un evento de tal magnitud, y las tensiones entre la policía y los asistentes causaron un gran caos. Este episodio también mostró el choque cultural entre los ideales de libertad que el rock simbolizaba y las restricciones de una sociedad que aún tenía raíces profundamente autoritarias.
Para los jóvenes soviéticos, este concierto de Monsters of Rock en Moscú fue más que un concierto: fue un símbolo de libertad, de unión y de un mundo cambiante. En medio de la agitación política, el evento abrió las puertas a una nueva era cultural. La imagen de miles de personas unidas en una pasión compartida por la música marcó un momento único en la historia, destacando el poder transformador del rock como medio de expresión y unión. A día de hoy, el Monsters of Rock en Moscú sigue siendo recordado como uno de los eventos musicales más icónicos de la historia moderna.