Mozart no pensaría esto – Quien es ese Bobo que estaba en nueva york?

CAP. II: ¿Quién es ese Bobo que estaba en Nueva York?

¿Quién es ese Bobo que estaba en Nueva York?, así acabé el anterior capítulo. Bobo es más o menos la metáfora del barrizal en el que metí  en los siguientes años. Ahí va su historia:

“Esta es la historia de un profesor. El pobre no tenía personalidad. Tampoco tenía autoestima. Utilizaba aparatos para darle solemnidad a sus clases, como un mazo de madera (de Juez) y una vara, pero no conseguía el respeto de los alumnos. Se le ocurrió plantear un concurso, ”la cadena y el plato” se llamaría. Él suponía que el alumno más aventajado lo ganaría… y así fue. El más alto, guapo, inteligente…, un ser perfecto lo ganó. El maestro procedió a darle el premio. Le puso una gran cadena al cuello, la clavó en la pared, y la acompañó con un plato de plástico para que comiera en él. Pasó el tiempo, y el “superdotado” hacía bien su trabajo resolviendo las dudas de los alumnos en clase. Cuando uno levantaba la mano, el profesor le decía: VENGA, A POR ÉL, y el chico, moviendo el rabo, iba todo contento (porque era el único momento del día en que podía dar un paseo) hacia el alumno y le llamaba, increpándolo: BURRO, ANIMAL, IGNORANTE, y a continuación le resolvía la duda. El enseñante iba ganando autoestima con el tiempo al ver como humillaba a su mejor alumno, un ser superior, y éste, al resto de la clase. Así, llegó a ser feliz y dichoso, había cumplido sus objetivos. Lo malo de la historia, es que el profesor pasó de no tener personalidad, a tenerla doble, convirtiéndose en un esquizofrénico.”

    Esta historia recitada en los conciertos era un buen recurso porque hacía reír al público, lo descolocaba y rompía con la ortodoxia de los conciertos de rock al uso, ofrecía algo distinto… pero musicalmente yo estaba un poco perdido, no me veía en el punto de haber conseguido el sonido y la manera de hacer música que definiera mi forma de entenderla, y que ésta fuera un vehículo de expresión que mostrara mi verdadera personalidad. Como ya he dicho, Bobo es la metáfora de lo que me pasaba en ese momento. Tenía desdoblamientos en la forma de crear música y eso hacía que estuviese sin un rumbo fijo, reflejándose sin más remedio en mis grabaciones. Las de  2002 ), 2003 ) y 2004 ), para mi gusto, son una auténtica porquería en su mayoría…, hay pocas cosas que se salven de la quema. Me movía entre el rock, el blues, el jazz y la experimentación, pero sin tener un criterio claro y sin tener una personalidad propia. Venía de grabar un disco sincero y directo (Kobold 1) que reflejaba lo que sentía entonces como músico, y después de eso entré en una etapa de incertidumbre que me hizo perder energía. Hay una recopilación que define muy bien todo ese proceso de cambio, desde el año 2000 hasta el 2005: (http://bit.ly/12qLP7c) y es donde se recoge lo mejor de esa etapa, para evitarnos el mal trago de tener que escuchar lo restante. Creo que en realidad, el planteamiento básico de mi concepto musical ya estaba ahí, lo que ocurre es que formalmente estaba un poco difuso y nada claro, y eso afectaba a la calidad de los temas. Hay algunos buenos como “El extraño”, “Man Old The”, “Drum is everything” o “Jornada XC”, donde se ven las intenciones de salir de las reglas del rock, con letras cantadas al revés, “solos” de guitarra premeditadamente chapuceros e improvisaciones libres basadas en un acorde; y otros, como “Inosenteng panlilinlang” y “Botarates”, que bucean ya por caminos más cercanos a lo que estoy haciendo ahora, aunque todavía con ciertas reglas y estructuras.

Bueno, pues el año 2005 llegó y faltó muy poco para que muriera en el cadalso…

Atentamente, J.G. Entonado & Arín Dodó

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