Disco: The Fall Of Hearts (2015)
Temas: 12
Web: www.katatonia.com
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Katatonia es uno de esos grupos que han sabido llevar muy bien su vejez, a la par que su juventud. Eran diferentes. Desde su primer disco, en 1993, han sabido evolucionar en la dirección correcta, sin perder su esencia y ganando carácter.
Este nuevo disco se presenta con nuevas incorporaciones en la banda, como es el caso de Roger Öjersson, guitarrista de Tiamat, o el menos conocido Daniel Moilanen a la batería, con un trabajo más que sobresaliente.
The Fall of Hearts lo tiene todo, una producción en la línea de sus anteriores trabajos. Un disco muy variado, melódico, melancólico, con guitarras y voces muy trabajadas en su parte más técnica, y quizá más progresivo que sus anteriores, lleno de partes distintas en cada tema, lo que lo hace a la vez algo más complejo, aún así lleno de sorpresas y partes magistrales.
El disco arranca con “Takeover”, un tema lento, de tintes modales y exóticos, lleno de partes que conducen a un estribillo colosal, y que harán que poco a poco te metas de lleno en esta obra.
Temas como “Serein” o “Last Song Before the Fade” entran directos. Son temas con mucho groove, muy rítmicos y melódicos, redondos de principio a fin, melódicamente agresivos, de partes progresivas y con descensos de intensidad en mitad de la canción. La potencia y la sensibilidad de sus bellas melodías en estos temas es el sello distintivo de la banda desde sus inicios.
“Old Heart Falls” es uno de los temas más pesados, en el buen sentido, camina despacio, de afinaciones graves y con un estribillo que te despierta del letargo.
“Decima” es la “balada” del disco, por llamarla de alguna manera. Guitarras acústicas y otros exquisitos arreglos envuelven el tono melancólico de la voz, llevándonos a un estado de relax profundo. Es un tema que tienen gran personalidad.
“Sanction” es otro de esos temas de la escuela Katatonia. Entra potente y se deja llevar por partes distintas entre los que destacan unas muy progresivas, llenas de riff contundentes, y otras de exploración sonora que funcionan como puentes entre las partes nuevas.
A veces que hay que escuchar canciones como “Residual” para darnos cuenta de lo que Katatonia es capaz de transmitir. Es uno de esos temas que casi pasa desapercibido la primera vez que lo escuchas, pero que según pasan los segundos te embauca en un viaje lleno de matices maravillosos.
“The Night Subscriber”, otra obra maestra de este disco. Con ciertos toques “black” en las armonías, Katatonia lleva aquí, lo que comúnmente denominamos estribillo, a su máximo esplendor. Pocos grupos son capaces de crear un clímax tan intenso, lleno de fuerza y potencia y a la vez desprender tanta emotividad. Un entresijo de bonitas armonías y arreglos que hacen posiblemente que ésta sea una de las mejores partes del disco.
Por otro lado, “Serac” y “Shifts”, son dos temas similares espaciados en el tiempo. Distintas partes, distintas armonías, distintos tempos, pero que funcionan nuevamente como seña de identidad, mostrando algunos tintes también más simples pero a la vez innovadores.
“Pale Flag” es el tema de transición a la última pista del disco, “Passer”. De la calma a la tormenta, como apoteosis final de uno de los mejores discos de Katatonia y uno de los mejores del año.
Un disco maduro, donde la banda muestra una vez más que evoluciona poco a poco sin perder la esencia que se ganó ya en los años 90. Un disco muy emocional y contundente, simple y complejo, pero lleno de belleza.