Coincidiendo en el tiempo con el Contempopranea 2014, se celebró se celebró la quinta edición del Rutarock, festival que rinde homenaje a la memoria histórica del contrabando en la raya que separa las poblaciones española y portuguesa, durante los años de la posguerra. Conviene destacar el trabajo de la asociación cultural Yoquesé, abierta a toda participación juvenil y que apuesta firmemente por el desarrollo de la comarca, y a la localidad de Valencia de Alcántara, que año tras año se vuelca para ofrecer este evento. Lejos de grandes despliegues mediáticos, el encanto del Rutarock reside en un enclave perfecto, como es su castillo fortaleza, una zona de acampada perfectamente acondicionada, precios populares, y su apuesta por la expresión cultural a través de diferentes actividades.
En el plano musical, abrieron el festival las bandas ganadoras del concurso celebrado para la ocasión, subiendo al escenario cuando el personal llegaba al recinto. A Contra Verso pasaron por el escenario sin pena ni gloria, aunque demostrando su buen hacer con un rock and roll fresco y enérgico y una base rítmica muy contundente. Poco que decir de los Midnight Rebel y su rock and roll de raíces clásicas. Tras ellos, Anderskor descargaban todo un repertorio inclasificable de rock, metal, y hardcore con tintes étnicos y tribales, adornando su música con mucha percusión. Los portugueses se mostraron muy agradecidos durante toda la actuación y, aunque el sonido no fue lo mejor de la noche, se mostraron bastante correctos en la ejecución de los temas y demostrando una gran entrega.
La gran sorpresa de la noche no tardó en subir al escenario, La Selva Sur, con su ecléctico estilo donde caben swing, latin, rumba, reggae, ska y una pizca de sonido balcánico hicieron bailar al respetable, que disfrutaba del máximo aforo de la noche. Pese a la hora y media del concierto, lo pasamos tan bien que nos quedamos con ganas de más. Tras los sevillanos, y con el pabellón muy alto, era el momento de La Gran Orquesta Republicana, con unas letras reivindicativas y unos ritmos de punk rock ska muy bailables. Aunque la banda y el sonido estuvieron a la altura, los músicos se mostraron muy sosos durante toda la actuación y apenas conectaron con el público. En mi opinión, la actuación de esta gente, bis incluido, se hizo eterna. Para culminar la noche del viernes saltaron los K-tólicos con su punk-rock/hardcore. Los de Madrigalejo lo dieron todo mostrándose agresivos y contundentes durante toda la actuación, y sabiendo conectar con el público gracias a unas letras comprometidas y un ritmo frenético. Una hora de tralla a tope, donde el sonido no fue lo más destacable.
La jornada del sábado se abría con una exposición de fotos y la proyección de los documentales “Dos lenguas en la Raya” y “España y Portugal, convivencia de dos pueblos”, con la colaboración de los ponentes Teresa Simao y Luis Leal, el comic gigante sobre la historia del contrabando (gracias al señor Jairo por las birras y sus viñetas en Avuelapluma) y la degustación de café y productos típicos extremeños.
La primera banda en saltar al escenario fue The Romanticos, los vasco-madrileños desplegaron todo un arsenal de rhythm & blues, y swing con un sonido exquisito para regocijo del escaso personal que iba acercándose. En su actuación nos presentaron su primer trabajo, My time. Tras ellos, asaltaban la fortaleza, y de qué manera, la banda más antigua y activa de tributo a Metallica en España (según sus propias palabras). Difícil misión la de emular a los grandes del metal. El combo comenzó con gran energía recreando fielmente la puesta en escena de los Hetfield y compañía: “Creepin´death”, “For whom the bells tolls”, “Enter sandman”, “Master of puppets”, “Seek and destroy”, “One”, etc… y una más que arriesgada puesta en escena con los músicos bajando a la arena a arengar a los presentes. Con todo ello, Metalmanía estuvieron a la altura, aunque con escaso apoyo por parte del respetable, debido al horario, de haber cerrado el festival hubieran dejado la fortaleza patas arriba.
Opiniones aparte, comenzaba a anochecer cuando aparecieron en escena Magnetic Roll Bar. Los de Portalegre, ya conocidos en estas tierras por su anterior descarga en el Rutarock 2012, gozaron de un gran sonido muy próximo a The Hives, Ramones o Motorhead, guardando las distancias claro, haciendo disfrutar al personal con un puñado de temas de punk rock simplón y unos estribillos muy pegadizos. Durante la actuación pudimos escuchar su nuevo trabajo. A destacar un tema: “James Brown”, que hizo mover el culo a todos allí los presentes. Por su gran energía, sin duda lo mejor de la noche.
Tras los magnéticos, el “rock transgresivo” de los pacenses Kaxta, que exhibieron un gran potencial y un enorme sonido heredado de bandas como Platero, Marea o Extremoduro, a los que parecen tributar. Mucha caña y mucho rock n roll, mucha guitarra y un sonidazo, que fue empañado por sus miembros que se dedicaron a calentar al personal llamándonos de todo y ganándose la antipatía de este servidor. Por lo demás estuvieron muy bien, se nota las tablas de esta gente.
Comenzaba una larga espera de algo más de una hora para ultimar detalles y probar el sonido de los Strawberry y compañía. Los madrileños Def Con Dos, cabeza de cartel del festival, se subían al escenario sin la compañía de Marco Masacre y con un sonido que dejaba mucho que desear, pese al tiempo de espera. La zurraspa que emanaba de la guitarra y el bajo dejaba en evidencia a la banda. Todo esto pasaba a un segundo plano según iban cayendo los temas: “España es Idiota”, “Pégamelo a mí”, “Desahucio mental”, “El cazador de elefantes” (presentando su último trabajo) y los clásicos de siempre, a saber: “El coche no”, “Agrupación de mujeres violentas”, “La Cacería”, “Mundo Chungo”, “El día de la bestia” (donde rindieron homenaje al amigo Alex de la Iglesia d.e.p.) etc… Todo esto desemboca en el popurrí de siempre en el que mezclan varios de sus temas para poner patas arriba al Rutarock y dar fin a un concierto bastante mediocre con “Armas pal pueblo”, todo un himno para locura de los asistentes que formaron un gran pogo durante toda la actuación.
Tras el terremoto, los de San Vicente de Alcántara Karne de Kañón descargaron todo un arsenal de punk/hardcore de la vieja escuela. Estos jovencísimos músicos gozan de una gran energía, aunque les queda mucho camino por recorrer, con un repertorio y una voz que no estuvieron a la altura, con todo ello, disfrutaron de un público entregado y con ganas de fiesta. Mi más sincera enhorabuena a la organización, al personal, que curró desinteresadamente para que este pequeño festival tuviera su encanto, a sus gentes, a la raya hispano-portuguesa, a su gastronomía, su gran café, a las preciosas localidades del entorno y a sus acogedoras piscinas naturales. Volveremos.