Hay que remontarse a principios de los 90, de cuando conocimos a la compositora, cantante y músico cordobesa Susana Raya. Por aquel entonces éramos adolescentes que disfrutábamos de la música como meros espectadores, y donde las emociones y sentimientos no los transmitíamos sino que éramos receptores.
Una amistad que surgió en un verano vacacional al sur de Andalucía, donde el destino e intereses comunes hacia la música hicieron que nuestros caminos se encontraran. Experiencias de verano, Susana Raya cogió su senda y nosotros la nuestra. Ahora es el momento de volver a cruzarse en el trayecto y hablar con la artista.
Quizás también te interese leer:
– VRubio, la pasión del Flamenco llevada al Hip Hop
– Festivales en Extremadura y su estado actual en 2022
– Vendetta Squad, rap visceral aderezado con mucho flow
Susana Raya, una artista de largo recorrido hecha a sí misma
Con mucho recorrido por todo el mundo, tocando en cientos de lugares diferentes, siendo una “rockera” (¿podemos llamarte así?) versátil, inexpugnable, vibrante, inquieta…, pero lo mejor es que nos expliques a nosotros y al público que no te conoce, y sobre todo a aquellos noveles que están empezando, ¿quién es Susana Raya?
Susana Raya: Muchas gracias, LaCarneMagazine, por invitarme a este ratito de conversación.
Me considero una mujer apasionada, amante de lo que hago, y siempre abierta a compartir y aprender con y de los demás. Una músico de largo recorrido hecha a sí misma. El escenario me enciende.
Pues sí, me puedes llamar rockera. Independientemente del estilo musical en el que uno se desenvuelva, lo considero una actitud, un modo de estar en el escenario. Es amar lo que haces mientras lo desarrollas bajo tus propios términos, tener confianza en tus capacidades, y permanecer fiel a ti mismo.
Guitarra clásica, guitarra española, guitarra acústica, guitarra eléctrica, guitarra jazzy. Te acompaña allá a donde vas. ¿Qué es para Susana Raya la guitarra? ¿Por qué escogiste este instrumento? ¿Cuáles son tus estilos musicales de referencia y con los que te sientes a gusto?
Susana Raya: Me resulta tan tremendamente aburrido encasillarme… La guitarra representa una referencia a mi identidad y raíces. Si nos ponemos poéticos, ¡mi corazón está atravesado por esas seis cuerdas!
Mi casa fue siempre muy musical, y fue natural empezar a tontear con una guitarra española medio hippy que tenía mi padre. Mi abuelo, zapatero y manitas de primera, la había restaurado pintándole unos floripondios en la tapa y echándole kilos de barniz. Muy bonita, pero la verdad es que aquello no sonaba bien, y el ajuste de la guitarra la hacía infernal de tocar.
Es curioso que yo no recuerdo esa sensación cuando era chica, unos 8 años, sólo que me fascinaba el hecho de crear algo de la nada, tocar acordes random y canturrear por encima. De mayor, volviendo a tocar esa guitarra, entiendo cuán importante es tener esa vocación, ya que las dificultades se apocan o no se cae en ellas.
He flirteado también con la trompeta y el piano. Tocar otro instrumento que no es el tuyo es genial para la floración de ideas nuevas. Ay, ¡pero nada vence a la guitarra! Esa cercanía, ese cuerpo a cuerpo, esa simpleza sin demasiados mecanismos… Sólo tengo otro instrumento equiparable, mi propia voz. Y siempre han ido a la par, de la mano.
Mis referentes musicales han sido muchos y variados. Desde siendo adolescente con Christina Rosevinge, Presuntos Implicados, Antonio Vega, Fito Páez hasta Beatles, Hendrix, Eric Clapton, Dire straits, Guns n’Roses… Una intensa época cantautoril escuchando a Pedro Guerra o Silvio Rodriguez. El enamoramiento jazzero con Chet Baker, Pat Metheny, Jim Hall, Diana Krall, Ella Fitzgerald, Avishai Cohen… La ensoñación brasileña con Elis Regina, Djavan, Antonio Carlos Jobim, Marisa Montes, Maria João…, entre muchos otros. Las últimas joyas que he descubierto son algunos trabajos de Steven Wilson y el preciosísimo último disco de Laura Marbling Song for Our Daughter.
He bebido de muchas aguas y destilado todo bajo mi forma de entender la música, con tiempo, dedicación y amor. Me verás muy a gusto en formatos orgánicos que exijan una gran comunicación entre los músicos, lo cual va a permitir la presencia de dinámicas y cierta improvisación, con el grado justo de complejidad armónica y con melodías emocionantes. Hace tiempo que perdí la noción de los estilos musicales. Llamálo cantautor, jazzy, folkiniano… En mi último concierto en la Galileo Galilei de Madrid se comentó en una crítica que hubo hasta cierto grado de Psicodelia en uno de los temas. No se pueden poner puertas al campo.
Me hace acordar de un libro muy ameno de Austin Kleon acerca de la creatividad, Steal like an artist, traducido al español Roba como un artista, donde hace referencia a esa inspiración/“robo” tan necesaria para crear. Considera una apropiación lícita si se “roba» de muchas fuentes y no sólo una, y tras un proceso de transformación y filtro a través de tu propia esencia artística.
Susana Raya, te has recorrido Europa y EEUU tocando en cientos de lugares. ¿Cómo es la vida de una músico que viaja tanto? ¿Qué sacrificios supone? ¿Qué ventajas tiene?
Susana Raya: Intensa y gratificante. Esta profesión es muy exigente a todos los niveles, físico, intelectual y emocional: La práctica de tu instrumento, el tiempo de dedicación, el lidiar con tus propios miedos e inseguridades, la autocrítica que en ocasiones puede ser feroz, encontrar el balance entre tu universo artístico y las actividades más mundanas…
El trabajo llega a ser parte de tu identidad como persona, y es difícil la separación. En mi caso, el sacrificio mayor es estar alejada físicamente de mi familia. La ventaja es estar en paz contigo mismo, que no es poco.
Que quede constancia de que yo intenté adaptarme a la “norma”. No era una adolescente demasiado rebelde, sólo bastante soñadora. La música para mí era algo tan bonito que jamás lo pensé como una manera de ganarme la vida. No le dije a mi madre que quería ser artista. No tenía ansia de cantar en estadios ni nada parecido, sólo de conectarme con esa dimensión paralela, como un viaje interno y a la vez muy fuera de mí. Yo me intentaba ajustar al entorno.
Recuerdo lo bicho raro que me sentía porque odiaba los 40 principales. Mis amigas estudiaban carreras y yo hice lo mismo, terminé una licenciatura en administración y dirección de empresas a la vez que cursaba mis estudios en el conservatorio. Ejercí como contable y administrativa en algunas empresas. Pero llegaron los primeros conciertos y preparé un discurso existencial para mi jefe presentando mi renuncia. Me fui de cabeza a ello, la música latía con vehemencia, era imparable. A pesar de todo, le doy eternamente las gracias a mis padres por estos estudios. Me han ayudado a desenvolverme en la vida.
Hemos escuchado a Susana Raya cantar Bossanova, Rock, canción de autor, Flamenco. ¿Hay algún estilo que se te resista? También en inglés y en castellano, ¿responde el público de manera diferente en función del idioma?
Susana Raya: No es tanto el afán de conquistar diferentes estilos como el aprender de ellos. Lo imagino como un camino que voy recorriendo y descubriendo a mi propio paso. Allá donde veo un paisaje que me gusta, me quedo un poco o el tiempo que me pida el cuerpo.
Te hago un croquis de mi mapa. Empiezo con la guitarra clásica porque la formación en el Conservatorio era la única opción disponible en Córdoba para estudiar música seriamente a finales de los 80. No puedo estarle más agradecida a esa chica de trece años por tomar esa decisión. La profundidad, disciplina y técnica de mi formación clásica me ayudarían a encarar las aventuras musicales venideras.
En un intento de expresión que combatiera mi timidez adolescente, la soledad de mi voz y la guitarra me hacen tomar los derroteros de la de canción de autor, y con ellos certámenes y festivales de ese estilo.
Luego una empieza a conocer músicos y entrar en el mundillo, se suman otros instrumentos, me cuelgo la eléctrica para hacer más ruido, y aquello se convierte de repente en pop. Estudio canto moderno en la Escuela de Música Creativa de Madrid porque ese nuevo escenario es más exigente y requiere mayor técnica vocal.
Luego me tomo un café en el Soul (un mítico en Córdoba), y escucho My funny valentine por Chet baker. Me vuela la cabeza y empieza mi obsesión por el Jazz. Esa libertad y creación espontánea me fascina. Asisto a innumerables talleres fuera y dentro de España para desarrollar el arte de la improvisación vocal. Paso infinidad de noches cantando en jam sessions, abandonándome a los standards de Jazz y las exuberantes melodías de la música brasileña. Llegan los premios en festivales internacionales que me abren las puertas a tocar por Europa.
Siento que mi voz ya brilla por sí misma, pero echo de menos el contacto íntimo con mi guitarra. Decido irme a estudiar guitarra Jazz al Conservatorio de Amsterdam. Durante toda esa inmersión jazzera, el inglés es el idioma predominante, por una razón puramente de estética musical. Es su rítmica. Son los monosílabos del inglés que te permiten swingear. A ver, un ejemplo random: You are the best, ‘cause I love you so much, don’t be a fool, but… Ves? Traduce eso al castellano, a ver cómo te queda, ¡la rítmica es totalmente diferente!
A todo esto, un profesor de guitarra me sugiere como ejercicio adaptar al castellano un clásico del Jazz (My one and only love). Lo cuelgo en YouTube y recibo una respuesta brutal, hasta el punto de que un aclamado crítico de Jazz e historiador norteamericano (Ted Gioia) recomienda mi versión en uno de sus libros, junto a las de John Coltrane y otros gigantes.
Comprendo el camino que he de tomar ahora, y, como hija pródiga, vuelvo a mi idioma.
El idioma me lleva a volver a componer mis canciones, a simplificar en la esencia. Empiezo el camino de nuevo, pero con otra mirada más madura. Menos es más, pero si conoces ese más (me encanta esta frase prestada de Jacob Collier).
Por supuesto. El público responde diferente al lenguaje porque sencillamente tu emoción es diferente. Y eso se transmite más allá del significado de las palabras. Lo he constatado cantando en castellano ante audiencias que no entendían ni papa. La emoción musical se transmite igualmente, quizás con mayor medida incluso, porque, al carecer de ese entendimiento de la letra, se agita la imaginación.
Lo de qué me llevó a cantar Flamenco en Damasco en el Festival de la Ruta de la Seda te lo cuento otro día tranquilamente.
De mis devaneos con el Rock dan para otra pregunta también.
Susana Raya, resides en Holanda, donde además te terminaste de formar en guitarra. Y además acabas de formar parte de un proyecto el cual nos tiene alucinados. Son Inhalo donde cantas también además de tocar la guitarra. Háblanos del grupo.
Susana Raya: ¡Igual de alucinada me tiene a mí! Inhalo es un grupo de cuatro músicos holandeses que podríamos enmarcar en el Rock Progresivo alternativo, de la onda de Riverside, Opeth, Porcupine Tree. Aunque son músicos de amplia experiencia, su album Sever es su debut como grupo. Las críticas que está teniendo el disco son brutales, y empieza a estar muy solicitado en salas y festivales.
Siendo una música con muchas capas y texturas, necesitaban de otra guitarra y vocalista para los directos.
Por otro lado, algunos meses antes, hacía la siguiente declaración a mi pareja “yo lo que quiero es tocar en un grupo de Rock”. Lo decía a lo loco, sin pensar, mientras hacía el ganso tocando power chords y haciendo posturitas con su Les Paul Black Beauty en el salón (mi pareja es luthier y tiene una amplia colección de guitarras). En esos momentos estaba trabajando, y sigo en un proyecto en solitario a guitarra y voz con algunas obras clásicas. Algo muy sesudo e íntimo. Sentía la necesidad de romper con algo potente, directo, visceral.
Fíjate cómo son las cosas y la ley de la sincronicidad, resulta que Roy Willems, el guitarrista de Inhalo, trabaja conmigo para Taylor Guitars. Cuando me comentó que estaban buscando otro guitarra y vocalista para los directos, le dije agitando mi mano, envalentonada y con un poco de inconsciencia: Hello??!! Claro, él me conocía en contextos muy jazzeros y acústicos, no me ubicaba en el Rock Progresivo y en ocasiones Metal de su grupo.
Yo hacía mil años de las guitarras solidbody con overdrive, aquellos momentos gloriosos de juventud tocando Little Wing en mi Marshall 80 vatios. Pero esa confianza en uno mismo de la que te hablaba, y la fe en que con práctica y ganas se aprenden las cosas, me hizo reaccionar así.
El primer encuentro con el resto de los miembros de la banda fue un click instantáneo, y me puse las pilas para estar lista en unos meses. Depurar la técnica para controlar la masa de sonido que venía de ese animal (Gibson SG a tope de caña), perfilar mi sonido con la construcción de la pedalera (los guitarristas eléctricos me entenderán qué abismo infinito se abre ante ti), practicar para tocar líneas de guitarra intrincadas haciendo coros al mismo tiempo, el ataque de la mano derecha… Me río de algún comentario que he recibido del tipo “tantos estudios para tocar Rock…”.
En fin, que estoy muy contenta de haber pasado a ser otro miembro más de la banda. Su música es super estimulante, tiene todo lo que me gusta, melodías top, algunas métricas complejas, diferentes dinámicas, pasajes heavy alternados con momentos de mucha delicadeza. Aparte, tenemos mucha química personal y nos lo pasamos en grande. Además, creo que el toque femenino les sienta bien.
¿Qué diferencias hay entre el Rock Progresivo de tu banda y los temas de tu disco Wind Rose?
Susana Raya: Aparte de las diferencias obvias del estilo cuando lo escuchas, difieren en la forma de componer y llevar a cabo el directo. En Inhalo la composición es un proceso colaborativo, donde cada uno vamos aportando ideas y bocetos, los tocamos en el ensayo, y vamos añadiendo nuevas ideas entre todos. La etiqueta prog te otorga de mucha libertad creativa.
Te puedes extender por ejemplo once minutos en una tema, cambiar la métrica, las texturas, incluir instrumentos variopintos. Sin embargo, en el directo la ejecución es más estricta y se asemeja a una obra clásica. Todo tiene que estar muy ajustado para que suene compacto y potente.
Por el contrario, en el disco Wind Rose yo misma vine con todas las canciones compuestas y una idea más o menos clara de cada tema. La libertad residió aquí en la ejecución. En base a una estructura y unas pocas pautas dadas, cada músico improvisa su parte en el momento y se nutre de lo que el resto va haciendo.
Me hice de los mejores músicos que podía haber imaginado para pasar unos días en un estudio en las afueras de Rhinebeck, Upstate New York, una antigua granja rehabilitada en medio del campo: Clifford Carter (James Taylor, Art Garfunkel), Ira Coleman (Betty Carter, Sting), Cyro Baptista (Paul Simon, Caetano Veloso), Leo Amuedo (Ivan Lins, Stevie Wonder). Un día de ensayo, y al siguiente grabar. Tres tomas por cada canción. Esa semana fue uno de los momentos más memorables de mi carrera.
Cada uno de estos acercamientos me da algo diferente muy chulo. El Jazz y contextos más improvisados lo veo como la suma de individualidades, una conversación amistosa. Improvisar lleva consigo un riesgo y la confianza en los otros es esencial. Por ejemplo, sé que si me da por virar de emoción, todos irán a por ello, o si canto una nota/s “equivocada” no me voy a quedar con el culo al aire, y entre todos la haremos sonar bien. Igual si el pianista de repente le da por tocar otros acordes, ahí estaremos para apoyar su decisión.
Sin embargo, en el Rock, todos vamos a una, hay un sentido de camaradería, un discurso que ya se ha acordado y se presenta sin fisuras. Enganchar un riff de guitarras con distorsión con toda la masa del batería y bajista apoyando es para mí algo catártico. Un espíritu tribal que me conecta con algo muy profundo, difícil de explicar.
¿Es difícil como mujer adentrarte en un mundo tan masculinizado como es el de la música y el rock? ¿Qué le dirías a las chicas noveles que quieren emprender su carrera musical?
Susana Raya: Como adivinarás, no es la primera vez que me hacen esta pregunta. Ojalá no hubiera necesidad de hacerla.
La verdad es que particularmente no he percibido que el hecho de ser mujer haya supuesto una dificultad para desenvolverme, incluso he sentido una discriminación positiva. Si bien recuerdo que en mis inicios, cuando me faltaba todavía un hervor, las actitudes paternalistas y opiniones no preguntadas estaban a la orden del día. Ah, y me viene a la cabeza ese señor incómodo porque yo conducía la Ford Transit en la gira.
Entre las colegas y amigas del sector compartimos muchas experiencias y retos que se nos plantean en esta realidad. El hecho por ejemplo de que no se nos presuponen unas capacidades, sino que se nos exige demostrarlas. Especialmente en las mujeres instrumentistas. Comentarios como “tocas como un tío”, a mí ciertamente lejos de ser un cumplido, me repatea. Por favor, dejen de hacerlo. O cuando asumen directamente que eres la vocalista del grupo, ¿por qué no la puta batera? Qué alegría me da ver a más y más mujeres absolutas bestias pardas con sus instrumentos.
Que te etiqueten de mandona, bossy, en tu propio proyecto cuando simplemente tienes tus ideas claras. En fin, te podría contar infinidad de situaciones que nos hacen sentir incómodas. Tengo la enorme suerte de rodearme de inmensas artistas mujeres con las que periódicamente comparto inquietudes en este devenir en la música, mis queridas Lara Bello y Claudia Rolando, y muchas otras compañeras queridas y admiradas. Necesitamos de esta sororidad.
Somos tres hermanas en casa, y quizás por ese hecho no contemplaba las diferencias de género a la hora de trazar mis sueños. No necesité especialmente de referentes femeninos. Copiar un solo de Dire Straits estaba desprovisto de cualquier género, ¿por qué no podría tocarlo yo? Pero es muy gratificante poder ejercer de referente hoy en día, en la medida de mis posibilidades, a chicas que empiezan. Yo lo observo en los conciertos con INHALO, donde tengo un rol bastante potente, que viene dado por la música en sí.
A ver, pon al chico más tímido que conozcas tocando un power chord con distorsión en una sala petada, y es difícil que no transmita esa fuerza. En los directos puedo identificar a las chicas de la sala que son músicos por sus miradas de complicidad. A veces se me acercan a pedir una púa, y yo se las entrego como quien pasara un testigo, como un símbolo de “creo en tí”, “mándame tu música que la escuche.”
Como consejo, le diría lo mismo que a un chico, que se formen lo más que puedan y que tomen sus decisiones artísticas de manera honesta. Lo contrario no lleva a nada bueno. Si haces algo que no encaja verdaderamente contigo por quedar bien con la audiencia y triunfa, te convertirás en esclavo de eso que no eres. Y si no triunfas, te sentirás mal por no haber elegido el camino que te dictaba tu corazón. Lo digo porque he experimentado ambas.
Susana Raya, te hemos visto formar parte de festivales, conciertos en grandes salas, recitales en iglesias, en garitos pequeños. ¿Qué diferencias hay entre codearte con festivales, tocar en baretos o grandes auditorios?
Susana Raya: Ay, cada uno tiene su puntillo. Desde la buena organización de un festival, donde tienes tu técnico de sonido en condiciones, catering, backline, etc, hasta el apáñatelas como puedas de algunos garitos.
Luego tienes esa experiencia tan cercana de los house concerts hasta la un poco menos personal de las salas grandes. En los conciertos pequeños se pasan incluso más nervios por el grado de intimidad y contacto visual de la audiencia. Te digo en inglés lo de los house concerts porque no los he experimentado en España, sólo en el extranjero.
Aquí en Holanda soy muy comunes y hay un circuito bien montado. También en Estados Unidos tuve experiencias muy bonitas en este formato, los ratitos de charla de después eran lo mejor. Recuerdo el de Long Island para un grupo de científicos. Preguntabas antes una de las ventajas de viajar tanto? Aprendes un montón.
A mí me encanta variar, te dan balance y perspectiva. Están los bolos de ensueño, como aquel de Colonia cantando con la Orquesta Sinfónica WDR, donde eres diosa absoluta puesta de largo, y están los bolos como los de acompañar la velada en una cena, donde no te puedes permitir ninguna estridencia, no vaya a ser que alguien se te atragante con el solomillo.
Debo gran parte de mis tablas a tocar en garitos pequeños, benditos sean. Rula por ahí (redes sociales) un clip de Sting hablando de la importancia de estos baretos para desarrollar tu músculo artístico y crear cantera, mientras se lamenta de la escasez de ellos en la actualidad.
¿Cómo surgió la idea de Homenajear a tu padre?
Susana Raya: Surgió como un regalo de Navidad. Mi padre canta y toca la guitarra, fue mi primer referente. Es también mago, de esos de conejo y chistera, juegos de cartas imposibles, guillotinas y pañuelos. Mi casa era mágica.
El aprendió a tocar con una tabla y unas tiras de lana a modo de cuerdas que se fabricó él mismo. Practicaba en casa de su abuela porque a su padre no le hacía ninguna gracia. Después consagró su vida a la docencia. Yo quería hacerle sentir ese gusanillo de montar unos temas y grabar en un estudio, para luego volver a casa con un par de buenos audios tocando juntos de recuerdo.
Pero la providencia hizo que el videógrafo de Noruega Thomas Züllich se encontrara una temporada en Andalucía en su campervan en compañía de su perro Einstein. Yo le invité encantada cuando me preguntó si podía asistir a la grabación y hacer algunas tomas. Después de la grabación me dijo: “I feel it is not enough to tell the story which is behind. It ́s a big story. I feel a lot when I see you two” (Siento que no es suficiente para contar la historia que hay detrás. Es una historia grande. Me emociona mucho cuando os veo a los dos)
Entonces filmamos esta entrevista que tenéis en el enlace contando el proceso.
Ha tenido una respuesta sorprendente. Mucha gente se ha emocionado, me ha confesado derramar alguna lagrimita. Desde varios puntos del planeta nos han llegado muestras de amor: Sidney, San Diego, New York, Amsterdam, Nashville, y por supuesto desde Córdoba.
Imagino que andamos faltos de autenticidad, de momentos de conexión real, y este pequeño proyecto a modo de regalo nos recuerda cuánto los necesitamos.
Si nos permites una recomendación. Susana Raya y también Inhalo tendría cabida en salas como The Rincón Pío Sound (Extremadura), o en el festival Aloud Music Festival (Cataluña). Son referentes para nosotros en el Rock underground en España.
Susana Raya: Vaya, mucha gracias, nos encantaría. Se los pasaré a nuestro booker. Fons, el cantante del grupo, tiene mucha habilidad para los idiomas. Su acento en castellano no es nada desdeñable.
Ha sido un placer conversar contigo. Nos vemos en los escenarios.
Susana Raya: Igualmente, muchas gracias de nuevo. Nos vemos!
Más información sobre Susana Raya en los siguientes enlaces:
Facebook Susana Raya
YouTube Susana Raya
Última actualización el 2024-11-28 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados