Taller de libre improvisación de raras músicas

Durante el lluvioso fin de semana del 22 y 23 de octubre pasado, nos reunimos unas 12 o 14 personas para participar en un Taller de Libre Improvisación organizado por Raras Músicas, e impartido por el saxofonista Ricardo Tejero y el guitarrista Jorge Cabadas, compañeros míos del colectivo Raras Músicas desde hace bastante tiempo.

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improvisaciónEn este taller hemos participado gente con bastante experiencia en la improvisación, y también gente que es totalmente nueva en este género musical o tiene poca experiencia.

Ésa es una de las ventajas de este tipo de música, es totalmente integradora y no discrimina a nadie, puesto que todos somos, en principio, capaces de crear un lenguaje propio y personal, y unas estrategias y unas técnicas que no están escritas en ningún sitio, tienen que salir de uno mismo, de la experiencia de cada uno.

No piensen que esto quiere decir que la improvisación libre es ponerse a tocar cualquier cosa y ya está. Este género musical es más complejo de lo que parece porque estás desnudo completamente, sin ningún sitio donde agarrarte, y tienes que construir algo coherente a tiempo real y sin tiempo para pensar, utilizando el instinto solamente.

Eso sí, ese instinto sale después de haber pasado muchas horas pensando en qué lenguaje debes emplear, que sea único y personal, y después de haber practicado lo suficiente. Es una carrera de fondo, donde los resultados se ven a medio plazo.

Otra de las muchas cuestiones de las que se habló es que en este tipo de música los papeles tradicionales de los instrumentos cambian completamente. Me refiero a que en los demás géneros siempre hay alguien que lleva el papel principal y que otros se dedican a acompañar. Aquí no.

Para tener un resultado coherente y factible no puedes adueñarte del protagonismo de forma permanente, tienes que fluctuar y alcanzar un equilibrio entre llevar las riendas de la pieza musical en unos momentos, y en otros estar de acompañante. Es un ejercicio continuo de escucha y de generosidad para que todo el mundo aporte lo mejor de sí mismo, y que el resultado final (la pieza musical, que al fin y al cabo es lo único que importa) sea más rica y jugosa.

Hay que olvidarse del ego casi completamente. Digo “casi” porque no es bueno anularlo completamente, hay momentos en los que tienes que tirarte al vacío y llevar las riendas sin complejos y con decisión para que la pieza sea estimulante y tire hacia delante, porque si nadie se decide se llegan a situaciones repetitivas y sin forma, y de un aburrimiento indescriptible.

El formato de Talleres es una manera muy positiva para introducir a la gente en este género musical, muy incomprendido y muy ignorado. Si se fomentasen un poco, los asistentes descubrirían una forma de hacer música increíblemente original, personal y sin ataduras, que consigue abrir la mente a dimensiones desconocidas, y que al fin y al cabo nos permite evolucionar como músicos, como artistas y como personas, porque en cada improvisación damos lo más íntimo de nuestra manera de ser.

Creo que cualquier persona con inquietudes musicales en particular y artísticas en general debería enfrentarse alguna vez a la Libre Improvisación. Descubriría muchas cosas que están escondidas en nuestro cerebro.

 

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