Hay dos características que definen la trayectoria de trajedesaliva, este dúo vigués integrado por Mon Ninguén (música) y Una Vena (voz, textos y concepto visual).
La primera es que no han hecho dos discos iguales en su vida. La segunda, que son una turbulencia, una maravillosa anomalía entre las propuestas musicales actuales. Antagonistas por naturaleza también y algunas cosas más, pero dije que sólo me iba a centrar en dos de sus singularidades.
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“Ultratumba” de trajedesaliva, ese escalofrío…
Los conozco y admiro desde su primer mini CD El Cuerpo y la Ciudad (Free Records) de 1999, una suerte de synth ambient gótico que se diferenciaba claramente de otras propuestas similares de la época. Después vino Mima (Free Records, 2000), que ahondaba en ese similar universo, aunque con una mayor perfección técnica y narrativa.
Recuerdo una conversación con ellos tras su concierto en una de las primeras ediciones del Festival Revoltallo de Vigo, tras la presentación de este disco, donde haciendo alarde de mi contrastada capacidad como oráculo (entiéndase la ironía), les auguraba que terminarían en las periferias del rock de cámara.
En 2003 llegó Mima Blanca (margen Records), que ya tanteaba esos horizontes, y posteriormente un Split CD titulado Ciertos animales de costumbres discretas (Caustic Records, 2006), donde, de alguna manera, se cumplían mis expectativas.
Con un proyecto musical normal sería fácil esperar lo que depararía Ultratumba, su reciente obra. Pero trajedesaliva no son un proyecto normal, así que el oráculo, o sea yo, no podía estar más equivocado.
También es verdad que 15 años de parón desde su anterior trabajo quizá hayan tenido algo que ver en este nuevo rumbo. En cualquier caso, cuando ya los teníamos arrinconados y habíamos hecho hueco en nuestras estanterías para colocar Ultratumba al lado de discos de Univers Zero o Art Zoyd, se descuelgan con algo insólito.
Hay que comentar Ultratumba a dos niveles, el puramente musical y el formal, que por supuesto acaban por conformar un universo propio y perfectamente ligado, pero que no por ello deberíamos dejar de diferenciar.
En la forma es un trabajo concebido a mayor gloria de la síntesis setentera, un disco tocado a mano, de forma artesanal, como los de antes, sin “plugins” ni sucedáneos MIDI, con profusión de sintetizadores monofónicos, algunos autoconstruidos.
Ese soplo de vida analógica palpita a lo largo de los 40 minutos de este magnífico trabajo. De esto nos hablará Mon Ninguén en primera persona en un próximo artículo, o más bien masterclass, porque el proceso de composición, grabación y diseño sonoro de este álbum merece un capítulo aparte.
Y digo bien, “diseño sonoro”, porque la música es principalmente sonido, timbre, puede parecer una perogrullada, pero reconozcamos que muchas carencias de la música actual provienen de ahí, discos admirables composicionalmente hablando, pero clónicos en cuanto a sonido, sin alma.
Ultratumba la tiene, un alma torturada que insufla un trabajo singular de puro sonido electrónico analógico como hace mucho que no escuchábamos, de tímbricas esplendorosas que tienden a lo oscuro, pero también a lo emocional.
Un diseño sonoro que funciona como reverberación estética de la acción dramática que se está contando. Y aunque estamos hablando de sintetismo, y a medida que avanzas por sus vericuetos tengas la tentación de enmarcarlo en el dark ambient, el spoken word o el ruidismo post industrial, que nadie se espere un disco de género porque esto lo trasciende todo, y trajedesaliva no suelen responder a etiquetajes.
Esa forma sólo es un camino para un destino perfectamente premeditado, el de herir la sensibilidad del oyente y devastarlo emocionalmente.
El inteligente uso de delays aporta masas armónicas que entrechocan y se transmutan en orquestaciones fantasmagóricas, o extrañas polirritmias que rebotan y se retroalimentan. Cualquier término aplicado aquí pierde su significado en aras de una nueva forma de entender el sonido que es retro en el concepto, pero absolutamente novedoso en los resultados.
Pero, y ahora viene lo bueno, podría deducirse de lo anterior que estamos ante una obra fría, de “sonido” más que de “música”. En absoluto, Ultratumba, y ahí entramos en el aspecto puramente musical, es un trabajo delicado en su agreste arquitectura, pletórico de sensibilidad y belleza, una belleza sórdida que te atraviesa sin caer nunca en la extravagancia, es más, «respetando» conceptos armónicos, rítmicos y melódicos muchas veces denostados por ciertas facciones del vanguardismo y la experimentación mal entendida.
No descartes que alguna lágrima asome a lo largo de esta experiencia, o el vacío existencial que experimentarás al terminar.
La brillante utilización de la materia sonora y su posterior modelaje, como el de un escultor sónico, de una belleza expresionista sin paragón y también de una singular atmósfera y una exagerada, pero brillante utilización de armonía vs disonancia, convierten a Ultratumba en un clásico instantáneo de las músicas creativas. Y en eso es también un disco de su tiempo, de un encanto desolador, y un nihilismo que deja espacio para cierto reencuentro con la infancia con sus terrores e ilusiones.
Siguen fieles a esa economía de medios que es pura marca registrada, no hay largos desarrollos melódicos, más bien elipsis e insinuaciones que te lo dicen todo y llevan implícitas todo un discurso. Pero ese aparentemente sencillo conjunto se vuelve proteico a medida que la obra se desliza hacia su realidad alterada, y amplifica la emoción y el poder de evocación.
Los textos siguen siendo lacerantes, quizá más que nunca, y cobran una dimensión trágica, no sólo en el transcurrir de la historia, sino en la maravillosa interpretación de unavena, con una voz a veces rota y gastada, susurrante otras o simplemente cautiva de su propia irrealidad, transmitiendo una paz desasosegante, casi como si se tratara de una liturgia profana, o simplemente transformándose en una narradora que te arrulla con un cuento terrible (en realidad qué cuento infantil no lo es), y ayudando a asentar la narrativa del disco que nos habla del abismo existencial de la maternidad, de la infancia perdida, la ausencia, o de la familia como lugar asfixiante a la vez que cálido e imprescindible.
Textos y voz golpean el alma, incomodan y hieren a lo largo de esta historia desoladora y poliédrica de la que a buen seguro cada oyente sacará conclusiones muy diferentes. Asimismo, las brillantes creaciones visuales de la artista francesa Emilie Lagarde enmarcan la obra, y la sellan como un sarcófago lacrado (pleonasmo más que intencionado).
Porque no es Ultratumba un disco de canciones, sino una obra conceptual en la que cada fase instrumental, cada pausa, cada suspiro, tiene una función y forma parte de un todo. Es por eso que no me atrevo a desvirtuar esta obra desgranando tema a tema su contenido. Ese placer te lo reservo a ti, querido lector. Sólo así podrás experimentar en carne y mente ese escalofrío…
Ultratumba de trajedesaliva ya está disponible en CD y en descarga digital en una coproducción tripartita entre GH Records, Ferror Records y áMARXE Música.
Más información sobre trajedesaliva en los siguientes enlaces:
Bandcamp trajedesaliva
Bandcamp áMARXE