Analizamos Night Chants de Pablo Canalís

pablo canalís

Seguro que el nombre de Pablo Canalís os resultará familiar a todos por su participación en el proyecto Senogul, excelente banda asturiana de la que algún día haremos un repaso en profundidad.

Escuchando su nuevo trabajo, el libro-disco Night Chants, continuación natural de su previo Folklores Imaginarios (Norte Sur, 2012) que no he tenido la oportunidad de escuchar pero que personas que me merecen crédito han calificado de excepcional, tengo la impresión de que Concierto De Evocación Sonora Para Conjunto Instrumental (margen Records, 2009), segundo disco de Senogul, marcó un punto de inflexión en el devenir creativo de Pablo Canalís, porque en este Night Chants se percibe ese viaje solo de ida, sin fronteras ni peajes, por la herencia musical del planeta que ya estaba presente en Concierto…

Y no sólo eso, sino que en su interpretación hay, como en aquel trabajo, un componente contemporáneo que lo revitaliza.

Lo primero que se te viene a la mente al iniciar la escucha de Muritai y El Misterio de Nazca es el recuerdo de Jorge Reyes, el músico mexicano miembro fundador de Chac Mol y, ya en solitario, pieza fundamental en la divulgación de la música precolombina combinada con la electrónica.

Pero el viaje que Canalís propone por el primitivismo no es sólo global, sino también atemporal y recala en infinidad de referencias, a menudo sin solución de continuidad o entremezcladas: los aborígenes australianos, las músicas percusivas africanas y afrocubanas o de los indios norteamericanos, la música medieval europea…

El diseño sonoro está muy cuidado, y resulta equilibrado a pesar de la innumerable instrumentación utilizada.

Hay alusiones casi invisibles al canto difónico, polifonías vocales, timbres y elegantes matices percusivos de aire chamánico, que permanecen a lo largo de toda la obra.

Una combinación de sensaciones físicas, intelectuales y espirituales que muestra un amplio abanico de estados de ánimo en diferentes configuraciones.

Música muy dinámica pero también hipnótica, siempre colorista, melódica y vibrante. Un álbum, en definitiva, placentero y de riesgos disimulados, que aceptarán muy diferentes oídos porque nos trae sonidos de otros lugares, de otros tiempos, que recuerdan a algo no vivido por nosotros, pero con los que, de una forma misteriosa, nos identificamos. Magia sonora, en definitiva.

Y lo mejor es que Night Chants esquiva el mayor peligro de una producción como ésta que es el convertirse en un simple acercamiento turístico, de postal, que no deja poso y olvidas al mismo tiempo que escuchas.

Pablo Canalís, sin embargo, demuestra no ser un turista sino un viajero conocedor que se mimetiza con el entorno, y se muestra respetuoso en todo momento con el legado que le toca reinterpretar. Pablo Canalís, que cuenta con la estimable colaboración de varios músicos, entre lo que destaca el percusionista Cyro Baptista, no sólo hace un excelente trabajo a nivel compositivo e interpretativo, sino también de mezcla y producción con la ayuda puntual de dos de sus compañeros en Senogul, Pedro Menchaca en el diseño y Eduardo García Salueña colaborando en la composición de Solaris, que cierra el álbum de la mejor manera y que nos renueva aromas de esa genialidad titulada Concierto De Evocación Sonora Para Conjunto Instrumental que ahora, que se cumplen 10 años de su edición, merece un repaso.

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