Ya ha pasado el verano, y la verdad es que no ha estado mal, y no porque haya viajado mucho o haya vagueado más de la cuenta. Personalmente, viajar no es para mí una de mis actividades favoritas. Prefiero dedicarme a viajar interiormente la mayor parte del tiempo, y debido a esos viajes internos y esporádicos he conseguido plasmar mis fantasías en una obra musical de unos 25 minutos.
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Como no tenía mucho mejor que hacer por las mañanas, me enfrasqué en una aventura musical donde decidí utilizar y sacarle provecho a todos los instrumentos que tengo en casa. Le saqué rendimiento a la guitarra eléctrica desafinada, al bajo eléctrico, al contrabajo (tocado con dedos, con arco y otros artilugios para aporrear), el piano (las teclas y las cuerdas del interior), mi simarra (instrumento azteca que es un infierno para poderlo afinar, aunque eso no es impedimento para mí), un órgano al que le he sacado sonidos increíbles al distorsionarlo con un amplificador Fender de guitarra…Hasta he utilizado mi vieja multipistas analógica de 4 pistas que llevaba guardando polvo varios años.
Con todo eso y algo más he construido una pieza dividida en siete partes, donde hay voces solas, abstracciones musicales, dúos de piano y voz, post – punk experimental, y hasta un ensemble que funciona como una pequeña orquesta de improvisación.
Llevo 3 veranos seguidos grabando la serie de Degeneraciones Progresivas. En la primera (la de 2014), hay más free jazz; en la segunda (2015) un poquito de No Wave; y ésta última (la del verano de 2016) ya la he descrito en el párrafo anterior un poco.
Quien tenga curiosidad de oír el resultado global de este viaje interior e inusitado no tiene más que el video que os he dejado en el artículo y ponerse unos auriculares. Hay tres piezas, la primera de ellas (DPIII) es la grabada recientemente este verano pasado; Degeneraciones Progresivas II es un resumen de lo que grabé junto al improvisador mejicano Diushi Keri en 2015; y la tercera pieza, Degeneraciones Progresivas I es una seleción de lo grabado en 2014.
Es un tipo de música que requiere atención, escucha y una buena dosis de paciencia, pero creo que es un buen ejercicio para introducirse en otros sonidos, y así poder equilibrar con otros géneros menos “degenerados”.
Precisamente el término “degenerado” lo he querido utilizar para expresar mi evolución y mi experiencia musical. Empecé con las músicas armónicas, estructuradas, con el compás y la “armonía”, pero decidí en algún momento que mi cuerpo me pedía liberarme más, y como dice mi amigo Gregorio Kazaroff, aspirar a una música donde todo pueda suceder.
Asi que nada más. Disfruten de este viaje y hasta la próxima.
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