La Unión: Analizamos su disco más raro

LA UNIÓN

En 1993, Rafa Sánchez (Voz), Luis Bolín (Bajo) y Mario Martínez (Guitarras), o lo que es lo mismo, La Unión, constituían sin duda uno de los mejores y más solidos grupos del Pop español.

El 92 había sido un gran año para ellos, Tren de largo recorrido fue un éxito de crítica y ventas, y lejos de dormirse en los laureles y acomodarse en una industria que vivía sus mejores momentos, decidieron reinventarse y dar un contundente salto de calidad instrumental y de nivel de composición.

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Psycofunkster au lait, el disco más raro y anecdótico de La Unión

Para ello marchan a Stamdford (Connecticut, Estados Unidos), y se ponen a los órdenes nada menos que del legendario productor Stephan Galfas (Meat Loaf, Kool and the Gang…) para inmiscuirse de lleno en el mundo de la Psycodelia, amén de realizar un gran homenaje a la música de los años setenta.

A nivel instrumental, siempre ha sido La Unión un grupo muy bien valorado, y sin duda Rafa Sánchez se muestra como uno de los mejores cantantes nacionales. Pero son principalmente Luis Bolín y Mario Martínez quienes dan un salto enorme de calidad ejecutora con unos bajos y guitarras realmente espectaculares, que no solían escucharse así como así en el Pop español de los 90.

Sin duda alguna, imprescindible fue la aportación del extraordinario baterista Les Warner, ya que de sus baquetas salieron bases rítmicas impecables que consiguieron otorgar aún más relevancia a bajo y guitarras tras su solidez.

El álbum, de título Psycofunkster au lait (1993), contiene 12 canciones. La relación del hombre con la naturaleza y sus orígenes, la vida nocturna, la política, mitos eróticos o la nostalgia y las promesas olvidadas fueron algunos de los temas de las letras de su nuevo disco.

El corte de apertura, “Hermana Tierra”, abre con fuerza tras un espectacular break de Les Warner, una certera pista de los que encontraremos a medida que avanzemos en las canciones. Contundentes guitarras, bella melodía y una parte central con estupenda percusión, que se abre de nuevo al estribillo tras otro break soberbio con original final.

Pero es en la segunda canción, “Vida animal nocturna”, en la que se empieza a apreciar el nivel de ejecución de la banda, con unas guitarras cargadas de riffs que, además de conducir la canción, protagonizan un excelente solo final. Todo ello sostenido con una batería y un bajo que también ostentan su momento de lucidez en la parte central del tema.

“La casa de los sueños” es una balada marca de la casa del grupo, con una bonita producción orquestal que llegó incluso a ser single, a pesar de no estar a la altura de temas como “África”, en donde el trío instrumental Batería-Bajo-Guitarra brilla a su más alto nivel.

“Rock en Rusia” sin duda es otra de esas joyas que esconde este disco raro. Sostenido tras un original ritmo de muy complicada ejecución, hay lugar para la política con un halo de esperanza y unas guitarras contundentes y muy roqueras, y otro enorme solo de guitarra.

En los 45 minutos de duración hay más sitios para las baladas con temas como “Verano del 82”, “Promesa rota” o el corte final, “Oración”. Pero sin duda siento predilección por temas más guitarreros como “Viaje a ninguna parte”, con un rasgeo inicial que hace sucumbir al momento al oyente, o “Lolita”, un medio tiempo en el que una vez más los breaks de Les Warner destacan junto a impresionantes guitarras y bajos de gran consideración.

A pesar de este despligue de producción y el gran nivel instrumental, no fue si quiera uno de los discos más vendidos. Llegó a disco de oro al superar las cincuenta mil copias, pero lejos de las más de trescientas mil que vendió su predecesor.

Aún así, para muchos, entre los que me incluyo, es un disco indispensable, y yo aún diría más mi querido Hernandez, sin duda el mejor de la banda. Pero ya saben, amigos, que ése es un tema muy subjetivo y personal. No obstante les invito a descubrir Psycofunkster au lait, el disco más raro y anecdótico de La Unión, al que sin duda, el tiempo, ese fiscal implacable y puñetero, pondrá en su sitio algún día.

Músicos como Rafa, Luis y Mario se lo merecen, por ese intento de ir más allá sobrepasando la zona de confort, en lugar de quedarse relegados y resignados a ser el grupo del “lobo hombre en París” o “Sildavia”. La Unión es un gran grupo, que sabe evolucionar y que se reinventa en cada disco. Y encima saben tocar, en este trabajo lo demuestran. Y que el diablo me haga tragar la barba si miento. Dicen que la unión hace la fuerza, y sin duda, La Fuerza es muy poderosa en el Psycofunkster au lait de La Unión.

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