Hablar de El Pelujáncanu es adentrarse en un viaje musical que rescata la memoria colectiva de Extremadura. Con una pasión contagiosa por las tradiciones populares y un profundo respeto por el repertorio ancestral, esta banda extremeña ha conseguido darle una nueva vida al folk de la región, fusionando la autenticidad de las raíces con arreglos contemporáneos que conectan con públicos de todas las generaciones.
Este mes, celebramos su trayectoria nombrándolos Banda del Mes en LaCarne Magazine. Aprovechamos la ocasión para conversar con ellos sobre sus comienzos, su proceso creativo y la importancia de mantener vivas las músicas de raíz en un mundo cada vez más globalizado. Una entrevista llena de amor por la tierra, historias contadas entre acordes y una firme apuesta por el futuro del folk extremeño.
El Pelujáncanu: la esencia del folk extremeño

En primer lugar, bienvenidos y gracias por compartir este rato con nosotros. ¿Cómo estáis viviendo este momento tan intenso para El Pelujáncanu, con disco nuevo, premios y tantos conciertos por delante?
Lo estamos viviendo con mucha ilusión. Hemos puesto toda la carne en el asador, tanto en el disco, como en los preparativos de su presentación. El apoyo de nuestros amigos e invitados ha sido fundamental. No lo pensaron dos veces cuando les propusimos montar el espectáculo que hemos llevado tanto a la MUM como al Gran Teatro de Cáceres en su programa “Los jueves al Son”. Han sido de los conciertos más emocionantes de nuestra trayectoria.
Antes de entrar en materia, contadnos: ¿es este uno de los momentos más vibrantes de vuestra trayectoria? ¿Cómo ha sido la evolución del grupo desde vuestros primeros ensayos hasta hoy?
Sin duda alguna. Hemos pasado por festivales que hemos disfrutado y en los que hemos recibido buenos elogios (Womad Cáceres e Inglaterra, Folk Plasencia, etc….) pero, desde los inicios del grupo, como es lógico, ahora estamos en nuestro mejor momento en cuanto a lo musical. La propuesta escénica es mucho más profesional si cabe que hace casi diez años, cuando empezamos. La forma de trabajar en los ensayos ha cambiado poco, pero hemos invertido en medios, instrumentos…, en definitiva, elementos que te hacen mostrar tu mejor versión frente al público.
En un panorama musical dominado por lo urbano, lo digital y lo inmediato, apostar por lo ancestral o por lo “antiguo” es casi un acto de resistencia. ¿Cómo habéis logrado manteneros fieles a vuestras raíces sin dejar de evolucionar?
No concebimos otra forma de entender la música entre nosotros. Cada uno de los miembros del grupo tiene otros proyectos musicales de diferentes estilos, pero cuando nos juntamos, tanto en ensayos, como en sesiones (encuentros fortuitos, jejej) o para los conciertos, salta la chispa folki y se nos alegra el rostro. Lo disfrutamos enormemente. Quizá ahí radique el secreto de nuestra “resistencia”. También el hecho de vivir en provincias y nuestra madurez musical (sin pretensión alguna) nos hace huir inconscientemente de las prisas, de la vorágine de la “industria digital”.
Nuevo trabajo: Entre pitos y flautas
El título de Entre pitos y flautas da la sensación de una celebración alegre, pero también de una historia que tiene algo de sabiduría popular. ¿De qué manera esta mezcla de sonidos y significados se refleja en las canciones del disco?
Claro. Está abierto a infinidad de interpretaciones, desde lo más pegado a nuestros instrumentos melódicos iniciales (que eran, básicamente, pitos y flautas), a la mezcla de ritmos o estilos que están representados en el disco.
Crear un nuevo disco es siempre un viaje personal y colectivo. A lo largo de los años, El Pelujáncanu ha evolucionado en su forma de trabajar, pero siempre manteniendo el corazón en la tradición. ¿Cómo ha sido este proceso creativo en particular? ¿Alguna diferencia de cómo lo habéis hecho en anteriores trabajos?
La forma de trabajar ha cambiado poco. Cuando cualquiera de nosotros presenta un tema susceptible de “pelujancanearlo”, lo vamos desgranando para intentar sacarle el máximo jugo armónico y rítmico, sin que pierda la esencia y elaborando nuestros arreglos, que es una de nuestras mayores señas de identidad. En resumen, cuando alguien nos escucha, nos identifica rápidamente. De hecho, a menudo el público nos comenta que tenemos un “sonido propio”.
¿Qué temas, sonidos o emociones recorre este nuevo trabajo respecto a los anteriores? ¿Hay alguna canción que consideréis el corazón del disco o que marque el rumbo estético de todo el trabajo?
A todos los temas le tenemos el mismo cariño, como no puede ser de otra manera. Quizá los temas donde han colaborado nuestros grandes amigos Mili Vizcaino, Miriam Cantero, Kolorao Fernández… son los que a priori nos ha hecho más ilusión presentar, y a los que hemos dedicado más esfuerzo.
También cabe destacar la inclusión de nuevas sonoridades que no estaban presentes en nuestro anterior trabajo, como la gaita gallega, el tambor legüero, etc., que han hecho destacar más algunos temas.
Hay canciones que surgen de una chispa, pero otras requieren un trabajo más largo y arduo. A veces, las canciones más complicadas terminan siendo las más satisfactorias. ¿Hay algún tema en Entre pitos y flautas que haya tenido ese proceso complicado antes de encontrar su forma definitiva?
Nuestros temas están siempre vivos. Van evolucionando merced a las “ocurrencias” de cada uno de nosotros. Pero dentro de los temas del disco, el que más ha podido cambiar ha sido “Ondi vas Morenina”. Tuvimos que cambiarlo de tonalidad en dos ocasiones, pues para el disco lo cantó Mili Vizcaino, pero en directo lo canta nuestro querido Pedrete (que tiene una voz bastante más grave). Este tema lo unimos con un Vals Finlandés (nos gustan mucho estas mezclas raras), al que también le hemos variado tonalidades y armonías en repetidas ocasiones.
La producción musical puede ser un proceso tan solitario como colaborativo. Al trabajar en un proyecto tan personal como Entre pitos y flautas, ¿habéis decidido tomar las riendas de todo o contasteis con algún productor que aportara su visión al sonido final?
El noventa por ciento de la producción musical ha sido trabajo del grupo, pero a los mandos técnicos, desde hace algunos años, tenemos a nuestro Titi (Jose Antonio Martínez). Por cierto, galardonado también en los Premios de la Música Extremeña, y que ya es uno más de nosotros. Tanto en la grabación de los discos como en nuestros directos, hace su magia para que todo fluya en las mejores condiciones.
En la creación de un disco, el espacio donde se graba también influye en la música. Da la sensación de que Entre pitos y flautas ha sido grabado en un ambiente que va más allá de lo convencional. ¿Cómo habéis abordado la grabación de este álbum desde el punto de vista técnico?
Como decíamos antes, en la producción técnica tenemos a Titi, del que partió la idea de que la grabación del disco la hiciéramos en vivo para ser lo más fieles posibles a nuestro sonido directo. Una vez de acuerdo en estos términos, había que encontrar la localización que más se adecuara a las circunstancias, tanto en la calidez para ser el escenario de nuestros vídeos, como en la infraestructura para alojar durante un fin de semana intensivo al grupo, sus colaboradores y al equipo técnico.
Hemos de decir que acertamos de pleno al elegir la finca de agroturismo “Las Lucías”. Un enclave único en medio del geoparque Villuercas-Ibores-Jara, donde sus dueños, Pepe y Gema, nos hicieron sentir como en casa y nos dieron todas la facilidades del mundo.
Cada disco tiene su propia historia, y la forma en que se presenta al público también dice mucho sobre la esencia del trabajo. En este caso, El Pelujáncanu ha decidido darle un toque único a la presentación de Entre pitos y flautas. ¿Qué nos podéis contar sobre la manera especial en que vais a hacer llegar este nuevo proyecto al público?
La presentación del disco los pasados días 2 y 10 de abril en Mérida y en Cáceres es una producción difícil de repetir. Las colaboraciones, como es lógico, no siempre estarán disponibles como para poder hacer una “gira” extensa de esa manera. Claro está que nos gustaría contar con ellos en futuras ocasiones siempre que sea posible, pero también tenemos que defender el trabajo por nosotros mismos, no cabe otra forma de hacerlo.
Premio Raíces PME
El premio RAÍCES no solo refleja el talento, sino también el vínculo que El Pelujáncanu ha establecido con la música de su tierra. Ser reconocidos como el mejor grupo de música folk de Extremadura en 2025 debe ser un momento de gran orgullo. ¿Qué representa este premio para vosotros, tanto a nivel profesional como personal?
Por encima de todo es una ilusión tremenda. Es muy edificante que reconozcan tu trabajo (por lo menos durante el año anterior) y sobre todo en tu tierra, donde se dice que nadie es profeta. Significa que vamos bien encaminados. El folk hoy en día no entiende de modas y entiende de todas. Lo clásico, lo moderno, lo electrónico, lo teatral. Nuestra opción desde los inicios, y así lo hacemos saber siempre, se ha basado en las experiencias recogidas en los muchos festivales recorridos y con las grandes amistades de todas partes de la península (…y más allá).
La forma como han cuidado y han “remozado” el folk en todo el norte de España ha sido de nuestras mayores inspiraciones. En nuestra opinión, han sido los precursores de esta tendencia, y luego se ha ido extendiendo al resto de regiones. Renovar el folk no creemos que signifique cargarlo de bombo, es decir, incluir una batería y un bajo pero seguir haciendo lo que hacen los acompañantes de un grupo de baile (Coros y Danzas), dicho sea con todos los respetos… y esto lo saben desde hace muchos años nuestros vecinos norteños.
Este tipo de premios no solo celebran el talento local, sino que también sirven para poner en el mapa las tradiciones musicales de una región. Dado que El Pelujáncanu está tan vinculado al folk extremeño, ¿cómo pensáis que el premio RAÍCES ayudará a aumentar la visibilidad de la música folk de Extremadura más allá de nuestras fronteras?
Cualquier ayuda es bienvenida, y si es en forma de premio, pues miel sobre hojuelas. La iniciativa privada en la difusión de este tipo de músicas minoritarias se reduce a la organización de festivales y programas culturales (que no es poco), pero siguen siendo las instituciones las que, mayormente, pueden ayudar a exportar a otros territorios nuestra música, a través de intercambios, por ejemplo, como ya hicimos en nuestra visita a Nápoles; o ayudas a la producción con las que, gracias a ellas, hemos podido grabar nuestros discos.
Conciertos, colaboraciones y planes futuros
Cada vez que subís al escenario, hay algo único que se crea entre el grupo y el público. En los últimos meses, habéis tenido la oportunidad de tocar en lugares que, sin duda, tienen un gran significado. ¿Qué conciertos recientes recordaríais como los más trascendentales para el grupo, ya sea por la conexión con la gente o por lo que representaban para vuestra trayectoria?
Por supuesto, las presentaciones del disco. Fue una responsabilidad añadida el mover a tanta gente desde sitios tan dispares, y al final salió todo a pedir de boca y lo disfrutamos como niños.
El pasado 10 de abril en el Gran Teatro de Cáceres fue sin duda una noche memorable, tanto por el lugar como por la compañía de grandes artistas, como Miriam Cantero, Rodrigo Fernández, Luis Pastor, entre otros. Estar rodeados de esos amigos y colaboradores, ¿cómo lo vivisteis desde el escenario, sabiendo que era un concierto tan único y lleno de emociones compartidas?
Se cumplieron casi todas las expectativas. Si bien no hubo un lleno hasta la bandera (o Sold out, como se dice ahora), la complicidad con el público y entre nosotros era palpable. Se veía en cada mirada, cada risa. Había mucha verdad en lo bien que lo estábamos pasando encima del escenario y lo mucho que estábamos disfrutando con todos ellos. Como bien dices, son AMIGOS, con mayúsculas, que a una llamada nuestra han respondido y han dado lo mejor de ellos mismos.
Luis Pastor no solo es un referente musical, sino también una persona con una enorme conexión con las raíces y las tradiciones de nuestra tierra. El hecho de que os haya regalado una canción, A la Vera iré, sin duda tiene un gran valor. ¿Cómo se gestó esta colaboración y qué emociones os despierta recibir un tema de alguien tan representativo para la música folk?
Es un honor, sin duda, que alguien con la sabiduría, el talento y la trayectoria que tiene Luis nos regale un tema desinteresadamente. Empezó a cantarlo en solitario en algunos conciertos, pero en cuanto se lo escuchamos, teníamos claro que lo queríamos “pelujancanear”. En una celebración de unos amigos nos juntamos con él, y cuando escuchó nuestra peculiar forma de interpretarla, nos hizo este fabuloso regalo. Por supuesto, cada vez que lo interpretemos, presumiremos de él.
Después de tantos logros y momentos emocionantes, este 2025 promete ser un año lleno de nuevos retos para El Pelujáncanu. ¿Qué esperáis de este nuevo año en términos de evolución artística, nuevas experiencias y sueños por cumplir como grupo?
Lo más importante es seguir trabajando en nuestra línea y que la presentación del disco en cuantos más festivales mejor, se haga realidad. Sueños por cumplir? En la MUM de Mérida se interesaron mucho por nosotros un par de promotores internacionales de Canadá y de Chile. Sería un colofón excepcional a este año poder viajar a estos países.
Nos ha encantado charlar una vez más con El Pelujáncanu, siempre es un placer escucharos. Gracias por dedicarnos vuestro tiempo. ¡Suerte, mucho éxito y nos vemos en los conciertos! ¡Un fuerte abrazo, amigos!
Estamos encantados. No hay muchas ocasiones de explicar lo que significa para nosotros lo que estamos haciendo dentro del mundo del folk, y estas oportunidades en medios especializados como el vuestro son nuestro único altavoz. LARGA VIDA A LACARNE MAGAZINE Y UN FORTÍSIMO ABRAZO A TODOS LOS LECTORES.
Ah, y por supuesto: ¡QUE SUENI ESTREMAURA!
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