Latinoamérica es más que un continente de hermosos parajes, de impresionantes y contratantes paisajes, y de países de una lengua común, el castellano (*). También es baile, es cultura, es fútbol en general, eso Latinoamérica pues, con todo y sus políticas erradas, acertadas otras, en fin…, pero también es música, y es de lo que hoy les vengo a hablar. Brasil, el gigante de Latinoamérica, por supuesto que resalta por su extraordinaria música, donde destacados artistas han sobrepasado fronteras y llevado al mundo entero su calidad.
Hamilton de Holanda, nacido un 30 de marzo de 1976 en Río de janeiro, es un virtuoso músico y compositor brasileño, que desde muy chiquillo se ha destacado, gracias al apoyo familiar, al aprender e interpretar un instrumento de ocho cuerdas similar a la mandolina, pero con 8 cuerdas, de nombre Bandolim, un instrumento tradicional de su país, que luego modificaría (aumento a diez cuerdas), a fin de darle otro giro a ese arraigado aparejo, para hacerlo prácticamente universal, hecho éste que marcó un verdadero hito en su carrera, hacia el inicio de la década de 2000.
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Hamilton de Holanda, virtuosismo, improvisación y altruismo
Hamilton de Holanda, de trayectoria muy dilatada, se inició con la publicación de sus primeros tres trabajos discográficos: Destronçando a Macaxeira (1997), A Nova Cara do Velho Choro (1998) y Dois de Ouro (1999)
Con la agrupación de nombre Dois de Ouro, flanqueado en la guitarra por su hermano Fernando César, la inquietante notoriedad de Hamilton de Holanda fue creciendo como la espuma, permitiendo ser acompañado y de acompañar a músicos diversos, no solo de la escena melódica brasileña, sino también de otras latitudes.
Entre los que caben mencionar Djavan (Brasil), María Betania (Brasil), Seu Jorge (Brasil), Wynton Marsalis (EEUU), Chucho Valdés (Cuba), Chick Corea (EEUU), Béla Fleck (EEUU), Buena Vista Social Club (Cuba), Melody Gardot (EEUU), Ensamble Gurrufio (Venezuela), Mestrinho (Brasil), Paulinho Da Viola (Brasil), Fernando Costa (Ibiza), Andre Mehmari (Brasil), Armandinho (Brasil), Rolf Kühn (Alemania), y la lista sigue.
Hamilton de Holanda, de influencia clara del Jazz, Rock, Pop, Lundu (**), Choro (***), y por supuesto la Samba, estilos estos que forman parte de su repertorio de mezclas que enriquecen el quehacer sonoro, no solo de su natal Brasil, sino del mundo.
De su frondosa discografía se destacan álbumes como solista, con reconocidos músicos (como ya mencioné), recopilaciones, trabajos en directo y acompañamientos orquestales. Sus más recientes grabaciones o publicaciones son con Joel Nascimento en De Bandolim A Bandolim en 2017, Trio Mundo – Jacob Bossa en 2018 y con la Orquesta Sinfónica de Santo André en Sessôes Selo Sesc # 11 (2020).
Particularmente recomiendo el trabajo publicado en 2015 intitulado simplemente BANDOLIM, catorce temas de un atributo muy personal, bien logrado, con una ensoñación y de contagioso estilo, que perfectamente formaría parte de cualquier directorio musical de un exigente melómano.
Su proyección personal no abarca solo la música, sino también las labores altruistas. Brasil, con todo y lo inmenso que pueda ser, al igual que otros países latinoamericanos, no escapan a la enfermedad más deprimente de la humanidad: la pobreza.
ABRACE es un proyecto social que Hamilton de Holanda ha acogido para ofrecer asistencia social a pequeños y a adolescentes con cáncer y de afecciones hematológicas. Así mismo, apoya eventos de música para coterráneos de áreas económicamente desfavorecidas, en particular para brindar ayudar a jóvenes a descubrir inspiración y ubicar un trabajo remunerado.
Para Hamilton de Holanda, la inspiración trasciende las etiquetas, es algo que crece libremente sin necesidad de definirse… (hamiltondeholanda.com). Todo artista con las características de Hamilton de Holanda es un rastreador musical que indaga la mezcla entre la belleza y la espontaneidad. Sus posibilidades musicales son tan diversas como diversas sus creaciones.
Se puede decir perfectamente que esa Latinoamérica, con todas sus variantes, paradojas, sorpresas y contrariedades, se nutre de muchos ejemplos como el de Hamilton de Holanda. Solo como otros ejemplos se pueden nombrar a Juan Luis Guerra (República Dominicana), Rubén Blades (Panamá), Juanes (Colombia), Maná (México), Ricky Martin (Puerto Rico), Rubén Albarán (vocalista de Café Tacuba, México), Shakira (Colombia), José Antonio Abreu (creador del Sistema de Orquestas y Coros Juveniles de Venezuela), y sería muy larga la lista para continuar.
Finalmente, la caja de sorpresas: Latinoamérica, con todos los buenos ejemplos de sus habitantes, grita “Aquí estamos”. Hamilton de Holanda merece entonces que se le siga dado que con su música ha abierto una brecha de calidad, excelencia y motivación.
Entre las colaboraciones o participaciones de Hamilton de Holanda, invito a consultar www.guatacanights.com, donde un estilo musical, llamado merengue venezolano, cautivó a nuestro artista de hoy, una verdadera conjugación entre dos “escuelas musicales” diversas pero fácilmente amalgamadas.
Agradecidos de su atención, y la invitación es a volver a leernos en una próxima oportunidad. Hasta pronto!!!
* Por supuesto, sin obviar las lenguas indígenas propias de sus etnias y del portugués brasileño.
** Género musical y danza brasileña originada por los esclavos traídos de Angola. Se le consideró como la danza nacional de Brasil.
***Género popular musical brasileño, caracterizado por su virtuosismo en la improvisación y sutiles modulaciones, llamado popularmente “pequeño llanto”.
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