Después de una espera de 28 años, finalmente Helloween ha vuelto a lanzar un nuevo álbum con Michael Kiske en la voz.
En el último cuarto de siglo, la banda no había podido generar una expectativa tan alta como con Helloween (2021), su nuevo álbum, cuyo título remite al glorioso EP debut de 1985.
Pero, ahora que el álbum salió, conviene preguntarnos, ¿está a la altura de lo esperado? La respuesta corta es: no. Argumentos, racionales y conclusiones las damos a continuación.
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¿Se quedó corto el nuevo disco de Helloween?
Hacer un nuevo Keeper es una solicitud que ha arrastrado la banda desde hace 27 años, al punto de tener harto al mismo Andi Deris, así lo señalamos en el 15 aniversario de Keeper of the Seven Keys.
Parecía que con el regreso de Michael Kiske todo estaba servido para un nuevo Guardián de las Siete Llaves, y el equipo de mercadeo lo sabía muy bien. Por eso se colgaron de ese discurso para vender el nuevo álbum.
Gritaron a los cuatro vientos que regresarían a los estudios H.O.M.E. de Hamburgo, donde la banda dio sus primeros pasos, tendrían una producción análoga, y usarían la misma batería que Ingo Schwichtenberg usó para grabar los Keepers.
El punto culminante fue la presentación de Skyfall, pues dicho sencillo confirmó que Helloween estaba en un plan grande compositivamente hablando. La respuesta positiva fue casi unánime, algo no visto en muchísimo tiempo.
Pero Skyfall es apenas una canción de 11, ¿qué pasó con las demás? ¿Por qué el álbum no es lo esperado? Helloween (el álbum) es un trabajo totalmente enfocado en hacer convivir las voces de Andi Deris y Michael Kiske, sin poner el mismo empeño en crear el mágico Power Metal que hizo grande a los Keepers y a la misma banda.
¿Cómo podemos comprobar lo anterior? Haciendo una comparación. Pensemos: ¿quién es el compositor de Power Metal más importante de los últimos 20 años? ¿Quién ha sabido mantener viva la llama que la banda encendió tiempo atrás? Fácil: Tobias Sammet.
Tobias Sammet es el compositor de Power Metal más rentable que ha sabido mantener vigente el Power Metal “helloweeniano” a través de Avantasia. No hay que olvidar que él fue quien trajo de vuelta al mismo Kiske a la escena del Power Metal.
Si vamos a la discografía de Avantasia y buscamos aquellas canciones que beben directamente del Power Metal, marca característica de la banda, encontraremos tres ejemplos perfectos: Shelter from the Rain, Wastelandds y Ghostlights.
El mismo Tobias Sammet lo ha declarado muchas veces: ese tipo de canciones aspiran a ser la enésima versión de Eagle Fly Free, y los resultados siempre han sido verdaderamente apoteósicos.
En una entrevista de 2013 para el sitio griego Rocking, Sammet lo explicó perfectamente:
“Sé cómo debe sonar Michael (Kiske) porque no lo veo como músico sino como un fan… Michael fue quien me motivó a ser lo que ahora soy. Me despertó la ambición de querer convertirme algún día en cantante”.
Y agregó también “Tenía 11 o 12 años cuando escuché Eagle Fly Free, en ese momento quise ser cantante, está en mi sangre. Nace de mi interior y ésa es la razón principal por la que entiendo cómo debería cantar Michael (risas)”.
¿Hay canciones en el nuevo disco de Helloween que suenen a las piezas previamente citadas? No. Ninguna. Escuchen Ghostlights de Avantasia, y luego escuchen Angels de Helloween. ¿En dónde brilla más Michael Kiske como vocalista de Helloween?
Out for the Glory fue la canción que más se acercó a las viejas glorias, y sin duda alguna es la mejor pieza que ha hecho la agrupación en lustros. Hubiera sido perfecta de no ser por esas intromisiones de Kai Hansen cantando con una voz brujeril.
Muy a pesar de las ausencias, Helloween es el mejor álbum que ha hecho la banda en una década. My God-Given Right (2015, ¡lanzado hace seis años!), Straight Out of Hell (2013) y Seven Sinners (2010) palidecen al lado de este nuevo trabajo, ¡y por mucho!
Pero esto se debe al flaco estado compositivo en el que se encontraba la banda antes de la reunión. Helloween (el álbum) ha salido a flote debido mayoritariamente al gancho publicitario que ha significado el regreso de Hansen y Kiske. Nada más.
Fuera de eso, hay que rascar mucho y escuchar el álbum más de seis veces para empezar a familiarizarse con las canciones. No embriagan al primer contacto. Estamos ante un caso donde será el tiempo el que añeje este álbum y destile su verdadero valor musical.
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