Improvisación Libre, poesía sonora y teatro físico.
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No piensen que se me ha ido la cabeza, es que hoy voy a escribir sobre una pieza dadaísta que aúna poesía sonora, teatro físico y música improvisada, y que representamos el pasado 17 de noviembre en el Museo Nicanor Piñole de Gijón. Por eso he comenzado así este capítulo.
Sonata en Re, Tí Q Lai Q: La Ta – Improvisación Libre
Trixta es Sofía Fernández (Gijón). Una persona interesante Sofía, polifacética y dadaísta sin saberlo. No estaría de más oír su faceta de cantautora (no tiene que ser todo improvisación libre y experimentación):
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Es una obra basada libremente en “El gran vidrio”. Consta de siete partes, y no todas tienen que ver con la obra directamente, pero sí que tienen que ver con el dadaísmo en general.
Una de las partes que más me gustó es cuando al principio nos pusimos a improvisar poesía fonética, a leer el fragmento de texto que encabeza este capítulo, y a crear diálogos surrealistas entre los dos sin un significado concreto, simplemente creando situaciones e interacciones a partir de sonidos y de fonemas, al estilo del “Ursonate” de Kurt Schwitters.
Con el uso único de la voz, uno al lado del otro y casi sin hacernos ni caso, declamando poemas simultáneos, fonéticos y bruitistas. Cantando, silbando, haciendo ruidos y solapándonos de vez en cuando, y creando un ambiente bastante divertido.
En esa obra la protagonista principal es la voz humana, instrumento que no se utiliza mucho en la improvisación libre, y que en mi opinión es fundamental, porque representa la individualidad, que se ve “amenazada” constantemente por los ruidos que la rodean.
De vez en cuando es muy gratificante hacer una pieza en la que te encuentras desnudo solo con tu voz y sin ningún elemento que la perturbe. ¡Y mira que a mí me encanta el ruido! Pero en cuanto Trixta me propuso hacer una obra en la que la voz fuese lo principal (utilizándola en todas sus facetas: cantando, riendo, hablando con y sin significado…), no me lo pensé un momento.
Fue muy buena experiencia y espero que tengamos la oportunidad de poder repetirla.
Otra vez tuvo que ser en Gijón, ciudad que acoge muy bien este tipo de propuestas, nada fáciles de digerir, pero muy interesantes, que sirve para ir rompiendo poco a poco los límites mentales que nos creamos nosotros mismos.
Hace ya unos cuantos años que alguien me dijo que el dadaísmo estaba muerto. Siento contradecirle, porque después de 100 años de existencia, su huella y su influencia siguen estando ahí. Lo normal es que sea ignorado, pero para unos cuantos como yo tiene mucho sentido, y es una sensación muy agradable poder dedicarse a ello.
Para finalizar les dejo con un video que es un resumen de lo que pasó esa tarde en el Museo Piñole. Gracias Trixta por invitarme:
www.arintonadodo.com/contacto
http://arindodo.bandcamp.com/
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