Isadorian, un canto que nos eleva el alma

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Carolina Hoz de Vila Guzmán es Isadorian, quien durante la cuarentena rígida en Bolivia nos encantó con el lanzamiento de su EP debut El martillo de las Brujas, y dejando el crudo invierno ha estrenado el videoclip Impunidad.

Con este material ha movido el piso de la escena local y latinoamericana, marcando claramente que desde las montañas altiplánicas rebrota el canto de una mujer guerrera y llena de sabiduría.

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Isadorian, desde las alturas de la Pachamama, su canto nos eleva el alma

Gracias por acceder a la entrevista exclusiva para LaCarne Magazine, un honor compartir unas palabras contigo. ¿Cómo nace a la música tu ser, tu persona o tu alma?

Mi padre fue un gran melómano, con una hermosa voz y amante de la ópera. Me hacía escuchar danzas españolas y bailar cuando era muy pequeña. A la vez, tenía en su colección un gran repertorio de música clásica de tradición escrita.

Teníamos un órgano Hammond en casa. Mientras la aguja del vinilo tocaba “Sueño de Amor” de Franz Liszt, o la “Sonata Patética” de Beethoven, yo sacaba las principales melodías a los nueve años de edad en el órgano.

Mi gran sueño era convertirme en concertista de piano, aunque las experiencias y las luchas a lo largo de la vida me han llevado a crear música propia y cantarla, como el gesto ritual de contar y sanar.

¿Cuáles han sido tus influencias artísticas y musicales para llegar al aquí y el ahora?

He sido muy ecléctica. Quizás las que más me marcaron fueron Beethoven, Manuel de Falla, Liszt, Chopin, Rachmaninoff. Y en lo contemporáneo, cantautoras como Joan Baez, Tori Amos, Alanis Morrisette, Fiona Apple, Pj Harvey, Azam Alí, y Violeta Parra.

En el Rock, bandas como Aterciopelados, The Beatles, The Doors, Nirvana, Type o Negative, Dead can Dance, Black Sabbath y Alice in Chains entre tantos artistas -Savia Andina-.

Dentro de nuestra sociedad -machista, chauvinista, egoísta- el nuevo material que has lanzado es un garrotazo para los conservadores y manipuladores del Estado Profundo. Cuéntanos, ¿cómo ha sido el proceso de producción del flamante y centelleante EP “El Martillo de las Brujas”?

Las seis canciones del disco fueron gestándose entre 2014 y 2018. Todas son testimonios de experiencias afectivas fallidas y relaciones tóxicas, a nivel de pareja, ámbito laboral, y social.

Tenía muchas heridas, y mi diario no era suficiente para narrarlas. Esto me llevó a canalizar la ira a través de mi piano y una guitarra. He venido escribiendo canciones desde 2012, pero sólo estas seis que seleccioné para el EP reunían en su constitución el gesto de la rebelión y la resiliencia.

¿El género musical es Dark Wave Rock, Doom Metal y Rock Gótico? Isadorian, ¿cómo catalogas a tu reciente material?

Es una combinación de Música Clásica, el Synth Pop oscuro de los 80’s, y el Metal melancólico de los 90’s.

Un sonido que fusiona la fragilidad del siglo XIX con la dureza estoica de los tiempos modernos. Es música de combate, pero a la vez una elegía a la sobrevivencia.

Cuéntanos sobre tu productor –Fernando Padrón– ¿Cómo nace la química para que lleve a cabo la realización de esta nueva joya dentro de la discografía boliviana contemporánea?

Escuché hablar de Fernando Padrón Maldonado como un excelente productor, formado en los Estados Unidos. Él acababa de retornar al país después de casi 20 años. Me contacté con él, le mostré demos de mis temas en guitarra y piano, y él se entusiasmó.

A continuación, entramos a su estudio. Fue un proceso estimulante, en el que fuimos derribando viejas estructuras, y dándole un espíritu y color cada vez más gótico y de carácter victoriano al disco, pues él consideraba que mis armonías eran oscuras y altamente emocionales.

¿Quiénes te acompañan en la grabación del proyecto Isadorian?

Inicialmente no tenía banda, así que Padrón colaboró con arreglos instrumentales del bajo y la guitarra principal. Asimismo, él utilizó una batería computarizada para la percusión. Yo canté, hice los arreglos principales del piano, así como los sonidos ambientales del sintetizador.

No obstante, ahora tengo una banda. Me acompañan talentosísimos músicos y de trayectoria como Vladimir Arzabe (Batería), Armin Mostajo (Bajo) y Ricardo Carvallo (Guitarra Principal).

El tema que abre la ópera prima es Piedras. ¿Dónde está tu salvación? ¿Dónde entierras tu dolor? ¿Cómo encuentras el perdón?

A la salida del colegio, cuando tenía 12 años, un grupo de chicos me acosaba y me arrojaba piedras cada tarde.

El bullyng misógino y lacerante de esa etapa, junto a la incomprensión que viví más adelante por parte de jueces sociales y religiosos, me ha llevado a entender que sólo mi salvación dependió de dejar de sentirme como víctima, y enfrentarme a los depredadores con creatividad musical y valentía.

Letrista de tus canciones y amante de la literatura, ¿has editado obra impresa? ¿Cuál? ¿Qué género es tu preferido a la hora de escribir?

En 2011 edité El Monstruo del Armario. Un libro de poesía que habla sobre violencia de género y relaciones destructivas. Publiqué asimismo poemas, cuentos y ensayos en revistas locales y extranjeras sobre temas semejantes. También fui periodista por un tiempo en periódicos y revistas.

Eres multi-instrumentista. ¿Qué instrumentos interpretas y cuál de todos es el que te identifica?

Mi instrumento principal es el piano, luego viene el canto, la guitarra, el bajo, la mandolina, el sintetizador y la ocarina.

Con el paso de los años, mi proyecto musical -Marraketa Blindada- se convirtió en un personaje, una leyenda urbana, un ícono dentro de la bolivianidad. Todos esos adjetivos o etiquetas que dieron -el público en general y la opinión pública- han sido asimilados con humildad paso a paso. ¿Has creado un altar ego, piensas que Isadorian va camino a tomar su propia personalidad? ¿Tal vez desmarcarse de su creadora y fecundar una nueva leyenda paceña?

Así como Marraketa Blindada es el pan de batalla, la voz de lucha de los desposeídos, Isadorian es el cántico de las víctimas de violencia. Isadorian es como el fantasma de una mujer asesinada que se liberó a través de la música.

Su testimonio es como el de Orfeo, viene del fondo de la tierra, pero intenta hablar por todas las personas silenciadas por el sistema. Este alter ego de Isadorian surgió de mis pérdidas.

En la canción Jane Eyre -la segunda del EP- dices en el estribillo: “Más allá del bien y del mal / Mi propio instinto me guiará / Mi propia magia me salvará / Mi intuición me librará”. ¿Es el poder femenino que habla por ti?

Jane Eyre se basó en una novela de Charlotte Bronte. Un personaje incomprendido, que creció en la orfandad y el sojuzgamiento por parte de su familia. Es su inteligencia y actitud estoica lo que la ayuda a convertirse en una mujer ilustrada y luchadora en una Inglaterra victoriana, de mentalidad puritana.

Siempre hay una tradición que nos observa y sopesa. Es nuestro espíritu intuitivo y transgresor femenino lo que puede ridiculizarla y ponerla de cabeza.

Cuando se quiere encasillar -o posiblemente menospreciar- a una mujer dentro de la música urbana, surgen clichés como “Hip Hop o Rap femenino”, algo completamente estúpido -para mí- porque no hay eso de “Rap masculino” o tal vez “Hip Hop marica”, me entiendes, ¿no? En el género Doom Metal o Gótico las voces femeninas lideran las propuestas y proyectos. ¿Hasta dónde está permitido, o lícito, ser mujer que haga y cante música -con concepto social, cultural y estético- para un sistema patriarcal, racista, machista y xenofóbico?

Vivimos en una Bolivia marcada por la mentalidad colonial y patriarcal de la España medieval, donde a la mujer aún se la considera una dote material, obligada a cumplir un rol pasivo de virtud y obediencia. No es de extrañarse que en el arte también se nos haya estereotipado como adornos coristas.

Ante la aparición de nuevos talentos femeninos, que expresan carácter y actitud en su música y que van ganando reconocimiento paulatino, veo que esta situación está cambiando.

El tercer tema del EP es Visceral, uno de los más dark del disco -desde mi punto de vista- “Quien eres / No sé si eres real / O tan solo un invento que tuve que matar”. ¿Cuéntanos de la canción?

Conocí por la red a un chico de personalidad sombría. Le gustaba experimentar emociones extremas, admiraba a Hitler, amaba a los gatos, y estaba obsesionado con la masacre de Columbine.

Comenzamos a salir. Al cabo de dos semanas noté que empezó a devaluarme, a hablarme de sus ex y a demostrar conductas bizarras. Me estaba manipulando con mentiras. Era un perfecto sociópata.

“Visceral» era el seudónimo que usaba en los videojuegos. Bien podría ser el sobrenombre de un asesino serial, jajaja… Ahí nació la canción.

El videoclip Impunidad es como tú lo posteaste en el canal YouTube: «un aullido que nace de la impotencia de las mujeres ante una agresión, cuando la sociedad cree más en la palabra de sus depredadores… se levanta este cántico, como gesto ritual de resistencia; lo que toda víctima desearía decirle al agresor. Por una sociedad más respetuosa, justa y solidaria«. ¿Cómo decidiste darle imagen al magnifico tema? ¿Con quién has trabajo en el audiovisual?

El realizador visual Rodrigo Acomata Aliaga, de Monocroma Producciones, fue el director. En un principio se pensó en contar una historia, pero la letra era lo suficientemente cruda como para hacer un video sencillo, que combine imágenes con titulares sobre la violencia en nuestro país. Él utilizó paisajes y texturas invernales que narraran los sentimientos de las víctimas.

Leviatán -la quinta canción del EP- es otra pieza oscura que evoca una paradoja: “Solo con dolor se llega a la lucidez / Navegándote hasta el fondo encontré la luz”. Ahora más que nunca necesitamos elevarnos y despegarnos de las sombras. ¿Cómo fuiste elucubrando eso de ser luz en la oscuridad? ¿Qué se puede ver y sentir más allá de la vida y su muerte, al rato de hacerse música y trascendental?

Sólo lo que te quiebra te fortalece. Mandela decía que un ser humano se hace a partir de su convivencia con otro.

La sabiduría surge de las experiencias más traumáticas. Leviatán es un agradecimiento a esa oscuridad. De otra manera, no hubieran existido estas canciones.

Virus, el bonus track o yapita -como decimos en Bolivia-, cierra la producción con un tinte más político en la lírica. Un mundo lleno de promesas de un mismo “Estado Profundo”, donde “los controladores” siempre han esclavizado a la humanidad por medio de leyes y ahora el CORONAVIRUS. ¿Cómo has atravesado esta nueva etapa de la humanidad? ¿Ganaremos con el canto y la música a la droga de la robolución?

Creo que empecé mi cuarentena antes de la pandemia. Años de trabajo, lecturas, reclusión y escasa o nula vida social me han hecho sentir a esta pandemia como la oportunidad de hacer más ejercicio, reflexionar, leer, y crear nuevas canciones o desenterrar otras.

Es el arte lo que brinda a las masas la posibilidad de pensar, y evitar que se dejen arrastrar por un caudillo ocasional.

Qué opinas acerca del arte, ¿existe?

El arte es la capacidad de sorprendernos en un mundo predecible. Nos devuelve el asombro y la sensibilidad, en una realidad que día a día va perdiendo la empatía.

Una de las salidas del arte contemporánea ha sido la música, sus variedades y experimentos. ¿Qué te consideras, clásica o experimental?

Un entrecruce entre la tradición y la ruptura. Siempre fui una chica clásica y tímida por un lado, y osada y excéntrica por otro.

¿Cuál es tu frase, lema o verso preferido para levantarte a la batalla de la vida cotidiana?

“Quien te lastima, proyecta su propia debilidad sobre vos”.

El material El martillo de las Brujas pasará a formato físico una vez colgado en las redes. ¿Crees tú manufacturarlo en CD para los amantes coleccionistas?

Una vez que el riesgo pandémico disminuya, pienso en un formato físico para mis fans.

¿Qué proyectos vienen a futuro para Isadorian?

La preparación de nuevo material musical y un libro de cuentos.

Un mensaje de despedida para los seguidores de Isadorian.

Aguante el Rock Metal en tiempos de ignorancia y oscurantismo político. Que el arte nos libere de todo dogma o convencionalismo.

Gracias por la entrevista.

Más información sobre Isadorian en los siguientes enlaces:
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