Joselito el Gallo, pasodobles, poemas y esculturas

joselito el gallo

Se nos ha ido el 2020, ajustado como un guante al dicho “año bisiesto, año siniestro”. Y se nos ha ido sin poder homenajear, como debido era, los aniversarios, entre otros, de Beethoven y Béla Bartok en la música, y en el panorama cultural español, los de Galdós, Delibes, y Joselito el Gallo. Y a este último quiero referirme.

¿Por qué Joselito el Gallo en las páginas de una revista de carácter musical? No es porque fuera músico, no. Si bien su vida y su final son como un poema sinfónico con ritmo y cadencia, en cuanto de belleza tiene la expresión artística y la trayectoria de aquel torero singular.

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Joselito el Gallo, inspiración de músicos, poetas, pintores y escultores

Su vida, rodeada de artistas, y su muerte a los 25 años en Talavera inspiró a músicos, poetas, pintores y escultores, que elevaron a la gloria a quien había sido ídolo de masas y símbolo de la tauromaquia: Joselito el Gallo el mejor de los toreros.

Primero su madre, la “señá Gabriela”, fue una bellísima gitana de una famosa saga flamenca gaditana, que cantaba y bailaba en el Café del Burrero, de Sevilla. Según Fernando el de Triana “fue una bailaora que no tuvo que envidiar a las mejores de su época”.

José Gómez Ortega “Gallito” tuvo, pues, inmejorables referencias del cante y el baile. Primero por su progenitora a la que adoraba, y luego al sostener un breve romance con “La Argentinita”, aquella musa de la Generación del 27 con quien Federico García Lorca grabó sus canciones españolas. No podía ser de otra forma que José, hijo de torero y bailaora, amara el arte flamenco.

Cuando la tragedia de Talavera, aquel 16 de mayo de 1920, en que el toro Bailaor tronchó la vida del torero más completo que ha dado la historia, hubo una conmoción nacional, y se volcaron en torno a su memoria compositores, escultores, poetas.

¿Cómo nombrarlos a todos? Manuel Quiroga, Mariano Benlliure, Coullaut Valera, Ignacio Zuloaga, José Villegas, Gerardo Diego, Rafael Alberti, Miguel Hernández, Rafael Duyós, Gregorio Corrochano… A las canciones tristes hechas pasodobles, los retratos, los poemas y las esculturas, se unieron los romances arrancados del pueblo llano que los niños cantaban al corro, evocando su suerte al menos hasta treinta años después:

“En Madrid murió Granero
en Sevilla Varelito
y en Talavera la Reina
mató un toro a Joselito.»

Se nos ha ido 2020 sin que muchos de los proyectados homenajes al centenario de su muerte trágica hayan podido celebrarse.

Música y poesía, danza e imagen, enmarcaban el espectáculo a su memoria que la Compañía Lírica Extremeña hubo de suspender el 16 de mayo pasado, fecha en lápida de mármol, como escribió Gregorio Corrochano, inolvidable para quienes amamos la musica, el arte, y por ende la tauromaquia, patrimonio cultural nuestro.

Una consecuencia más que nos trajo el año siniestro en que desembocó este bisiesto 2020. 

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