Lucía Flor y la democracia en la Improvisación Libre

Lucía Flor

Conocí a Lucía Flor Laguna, como dice ella en esta entrevista, en un taller de improvisación libre de Raras Músicas. Como podrán leer a continuación, es muy modesta y dice que es nueva en todo este mundo de la improvisación, pero en mi opinión tiene unas cualidades y un potencial increíbles, y una sensibilidad que no es muy común.

Lo hace todo de forma intuitiva y conecta muy bien cuando improvisa con otros músicos. Para mí es una intérprete e improvisadora muy a tener en cuenta, y es un placer interactuar con ella. Además, tiene unas reflexiones muy interesantes, sin darse ningún bombo. Lucía Flor es lo MÁS!!! Ahí les dejo con su entrevista.

Lucía Flor y la democracia en la Improvisación Libre

Dime cuál es tu procedencia musical. Si tienes formación académica, me interesa que me cuentes tu experiencia en las escuelas de formación de música o en el conservatorio, y que me lo compares con tu experiencia en la improvisación libre y en la música experimental, aunque sea compuesta.

Mi formación no ha sido académica. Realmente comencé en la música de manera “consciente” muy tardíamente, cuando tenía unos 28 años aproximadamente.

Empecé directamente a cantar en bandas de pop-rock, y posteriormente la curiosidad y la necesidad de desarrollo técnico de mi instrumento me llevó a buscar maestras, hacer talleres, cursos intensivos, explorar en distintas técnicas, estilos, etc. Y en ese camino sigo, explorando las posibilidades de mi instrumento y haciendo un viaje interior en la búsqueda de tímbrica personal, belleza y expresión, en los estilos más diversos, desde lo clásico hasta lo contemporáneo, lo experimental, la improvisación libre, lo popular, el folklore…

¿Cuándo y cómo llegó Lucía Flor a la improvisación libre?

En el año 2015 (soy una recién llegada y una recién nacida improvisadora), de la mano de Jorge Cabadas y la asociación Raras Músicas. Hice un curso de Libre Improvisación organizado por esta asociación que lo impartía Ricardo Tejero y el mismo Jorge Cabadas. Días después me propusieron formar parte de la Orquesta de Raras Músicas de Libre Improvisación. Comenzó así un ciclo de ensayos mensuales que recuerdo con mucho cariño y aprendizaje, y realmente ésa fue mi primera escuela en la escena improvisadora, acompañada de grandes de la Libre improvisación como Arin Dodó, Gregorio Kazaroff, Mariana Piñeiro, además de los grandes maestros mencionados anteriormente.

Llegaron conciertos y nuevas experiencias escénicas, tanto con la Orquesta, como ensambles de libre improvisación, o nuevos proyectos musicales. Todo muy nuevo para mí, pero de mucho aprendizaje, emoción y de necesidad de explorar y “desbloquear” aspectos musicales que se pusieron de manifiesto en mi manera de cantar, expresar, etc.

¿Cuáles son las influencias que te han ayudado al aprendizaje de tu lenguaje musical? ¿Y a la improvisación?

Pues la verdad es que mis influencias son muy variadas. Desde el flamenco y el folclore mediterráneo, hasta el Jazz, compositores contemporáneos, o clásicos.

Por poner algún ejemplo, me fascinan las composiciones de Luciano Berio, los trabajos de Cathy Berberian, Esperanza Abad

Descubrir el trabajo de Miguel Gil, además de inspirador, me abrió la escucha a otros planteamientos musicales, y me ofreció un menú musical distinto al que yo estaba acostumbrada a escuchar, probar y cantar. Trabajar con él fue muy interesante y de mucho aprendizaje.

Y directamente en el campo de la improvisación, me han ayudado mucho en este camino de descubrimiento y han dejado huella compañeros y compañeras músicos que admiro, y de los que he aprendido y sigo aprendiendo, con los que tengo la suerte y el privilegio de experimentar y explorar en ideas musicales improvisadoras, pero tengo que volver a nombrar a Jorge Cabadas, compañero musical desde hace muchos años, que creyó en mí, y que junto a él he crecido como cantante, músico y que lo sigo haciendo. Es, sin duda, el músico que más me ha influenciado y por el que siento una gran admiración.

¿Qué es para ti “espacios” en una pieza? Quiero decir, que si te dicen: “vamos a crear una pieza con ‘espacios’”, ¿qué interpretas?

Para mí, la libre improvisación parte del silencio. Luego, escucha y reacción. Es respiración, intuición, riesgo, honestidad y generosidad. Por tanto, creo que son necesarios los “espacios” como tú dices en una pieza. Salvo que se pacte lo contrario. Yo necesito el silencio, el espacio. Ese vacío aparente, esa nada aparente me permite una escucha interna que me hace ser y estar en un ensemble. Cuando no se da esa escucha interna, mi papel siento que es vacío y carente de interés, no conectado. Y así lo percibo también de otros músicos. Los espacios brindan muchas posibilidades expresivas.

Hay músicos e improvisadores (como yo, por ejemplo) cercanos a la idea de hacer primeras tomas y de dejarse llevar por la intuición, la inmediatez y la espontaneidad. Hay quién dice, sin embargo, que esa forma de entender el arte lleva a fórmulas repetitivas y aburridas, y que el ensayo y la composición son necesarios para evitar esos inconvenientes. En mi opinión, las fórmulas y patrones se repiten en cualquier manifestación artística. ¿Qué opina Lucía Flor?

Estoy de acuerdo con ambos caminos: por un lado, la intuición, la inmediatez y la espontaneidad pueden aportar frescura, sorpresa e ideas creativas muy interesantes, pero también en el ensayo y la composición se descubren nuevas oportunidades. Yo creo en los ensayos, porque son espacios que permite explorar, conocerse a nivel humano, relacionarse musical y humanamente. Es una buena oportunidad y un buen espacio para jugar y sorprenderse. Pero ambos caminos pienso que deben tener el foco en qué queremos comunicar.

He leído recientemente en un libro llamado “El nuevo paisaje sonoro”, de R. Murray Schaffer, la siguiente afirmación: “Es cierto que hay mucha gente que no son sensibles al ruido; pero esos son precisamente los que tampoco son sensibles al argumento, o al pensamiento, o a la poesía, o al arte, en una palabra a cualquier tipo de influencia intelectual. La razón de esto es que el tejido de sus cerebros es de una calidad muy tosca y ordinaria. Por otro lado, el ruido es una tortura para gente intelectual”. ¿Cuál es tu opinión sobre esta afirmación?

Vivimos rodeados de ruido. Estamos en el ruido.

Yo distinguiría entre el “el ruido mental” y el ruido como experiencia que toca muchos puntos en nuestro cuerpo y mente, y que pueden evocarnos sensaciones perturbadoras unas veces, bellas otras, o que hace reaccionar a nuestro sistema límbico.

El “ruido mental” creo cierra puertas sensoriales, perceptivas y de presencia.

El ruido está en cada uno de nosotros. Como vibremos con él, es otra cosa.

A ver Lucía…, el otro día mientras hablábamos, me dijiste que la improvisación libre te parecía una manifestación muy primitiva del arte, y que al arte no había que “elevarlo a las alturas” o algo así. Son dos puntos de vista que comparto completamente y me gustaría que te extendieras un poco sobre eso.

Bueno, ambas afirmaciones que comentas habría que contextualizarlas en la conversación, pues dichas así, fuera de su contexto, no pueden entenderse correctamente o, al menos, como lo hablamos en esa ocasión.

Lo que sí puedo decirte es que, para mí, la libre improvisación es el acto musical más democrático en el que he colaborado, y creo que debe serlo. En esencia es plataforma de debate y reflexión musical haciendo música, expresando ideas y conceptos musicales. En la libre improvisación me gusta que se permita la búsqueda del placer, de encontrar respuestas ante la curiosidad, que se permita el error en la propuesta musical de cada músico como oportunidad para nuevos aprendizajes y descubrimientos, más desde una mirada del compartir que desde un ensimismamiento personal. Se trata de expresar desde un yo genuino, desde una escucha interna honesta y humilde, de tener voz en un diálogo musical, y de poder retirarte si lo que vas a decir no es más bello que el silencio. Es escuchar y reaccionar a lo que se escucha. También es bajar el escenario a la tierra, porque el escenario está dentro de cada uno de nosotros.

Explícame brevemente el concepto musical de Lucía Flor.

Parto de la escucha, e intento que sea sin prejuicios ni juicios, sobre todo, hacia mí.

En ese indagar y explorar encuentro el orden, pero también el caos, lo libre, pero también lo estructurado. El sonido, pero también el silencio. El grito, pero también el susurro.

El objetivo, habitarme cada vez más en lo que soy y en lo que siento. Siento que así mi voz es verdad.

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