Marion Morrison y su trabajo Esto Es Un Colapso Sanguíneo

Siempre me ha fascinado la figura de John Wayne (cuyo nombre real era Marion Morrison), un tío colosal con unas manazas enormes y una presencia en escena impresionante. Se dice de él en algunas ocasiones que no era buen actor. No sé si los que afirman eso tienen razón o no, me resulta indiferente.

John Wayne no necesitaba serlo, él era la esencia del cine clásico americano personificada y materializada en él mismo, con un magnetismo y un carisma que ningún otro actor ha podido conseguir. Así por lo menos lo veo yo.

Tiene fama de reaccionario y de ultraderechista, pero en esa polémica prefiero no entrar. Prefiero fijarme en su faceta artística y en su manera de entender el arte. Todos los buenos actores son capaces de alcanzar muchos registros. John Wayne quizás no, él solo hacía de ÉL mismo en todas sus películas. Como ya he dicho antes, no le hace falta demostrar nada más.

Marion Morrison era su nombre real. A él no le gustaba porque era nombre de mujer, y él siempre fue un machito. Pues bien, ese nombre siempre lo he querido utilizar para un grupo de música, y por fin lo he conseguido.

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Esto es un colapso sanguíneo – Marion Morrison (lA tAtUcErA netlabel- 2020

marion morrison

Ese nombre para mí siempre ha representado la dualidad que tenemos todos en nuestro interior, y un reflejo de nuestras debilidades (seguro que John Wayne también las tenía, aunque no le gustara exteriorizarlas). Y esas dualidades, o distintas facetas, o contradicciones que siempre han aparecido en la música que yo hago, están presentes en este disco que grabamos Chema Pastor, Elsa Mateu y yo el pasado mes de febrero de 2021.

Tiene tres partes bien definidas, al menos en la parte que me toca. En los seis primeros temas utilizo una Fostex de 4 pistas analógica, con cintas de cassette. La utilizo solamente como reproductor, como instrumento, no para grabar.

La conecté a un amplificador de guitarra, y jugando todo el tiempo con el “pitch” de la cinta, con los cuatro canales o cuatro pistas (puedo ir quitando y poniendo a mi antojo las distintas pistas grabadas en ella independientemente), y con la ecualización y el volumen del amplificador, y su distorsión y efectos, puedo conseguir un montón de sonidos y voces que complementan perfectamente con la percusión de Chema y el cello de Elsa.

Conseguimos hacer 6 piezas instrumentales y con toques de electrónica, que es lo que conforma la primera parte del álbum.

En la segunda parte, de cuatro piezas, hay un cambio total de registro al abandonar esa electrónica, y cambiarla por una voz que va interpretando textos automatizados y generados en el momento, de forma improvisada, creando momentos de trance, otros más festivos y “tomboleros”, y otros en los que parece que un robot con acento centroeuropeo ha venido a conquistar el espacio.

Y en la última parte, de tres temas, nos pasamos a un ambiente de Free Rock con guitarra eléctrica con wahwah, voces distorsionadas, y ritmos contundentes.

El título del álbum y los títulos de los temas están sacados de un automatismo creado al momento, sin dejar que la razón interfiera, y dejando que la mano escriba libremente. No sé exactamente qué significa, pero no me importa.

Supongo que podría reflejar esa dualidad y esas contradicciones con las que tenemos que lidiar todos, nos guste o no, y que hasta el mismísimo Marion Morrison (a.k.a. John Wayne) no pudo librarse de ellas.

Los componentes de la banda Marion Morrison esperamos que sea de su interés este trabajo.

Más información en sobre Arin Dodo y Marion Morrison en su Website y Bandcamp.

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