Fiesta de la Música en Cochabamba: 3 escenarios y 39 bandas

Crónica del Woodstock Cochalo

Molle, Chilijchi y Jacarandá. Así se llamaron los 3 escenarios en los que se realizó la última versión de la ya reconocida y querida Fiesta de la Música en Cochabamba. Empezó hace 19 años como una iniciativa de la Alianza Francesa con el apoyo de la Embajada de Francia, siguiendo la tradición de celebrar el primer día del solsticio de verano.

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Ahora se nos presenta como una plataforma de encuentro con la naturaleza y con el arte, este 2016 bajo el tema Música en el parque. Alrededor de 39 bandas tocaron en el Parque Lincoln, tan típico de la Llajta por sus extensos espacios verdes, ornamentados con fuentes e infinidad de árboles.

Para los paceños, la experiencia nos remite a los famosos festivales internacionales como Coachella, Lollapalooza o Glastonbury, tan colmados de gente y cultura, días seguidos de presentaciones paralelas a una audiencia en constante movimiento de un escenario a otro. En este caso, fue solamente una fecha, 18 de junio, pero esa esencia se sintió.

Ya desde principios de la tarde se instalaron las actividades artístico culturales, llamando a personas de todas las edades a participar. Yoga, pilates, origami, breakdance…, una diversidad completa. Desde las 5 p.m. los escenarios principales tocaron los primeros acordes de un día colmado de música. Una distancia perfecta entre cada espacio, no tan lejanos como para hacer tedioso el recorrido, ni tan cercanos como para perderse entre sonidos simultáneos.

MOLLE

Un escenario más rockero. Empezó con nuevas propuestas como Oportuncrisis y Astrofónica, para dar paso a bandas que han logrado establecerse en su escena cochala como Odd Culture y Humano. Mandíbula fue el puente hacia la noche.

“Esto que está sucediendo ahora es histórico”, decía Miki en el micrófono para resaltar cómo está creciendo la música alternativa en su ciudad. De pronto, el escenario mutó hacia un sonido más pesado. Bramido, que clasificó a tocar uno de los 4 domingos de Illimani metal de este año. Cartel Afónico fue un punto clave de la noche, y luego se recibió el metal híbrido de Agoriz y el black metal folklórico de Oscuro Mito para cerrar la noche.

CHILIJCHI

Sin duda un escenario más experimental y atrevido, aunque también en evocación a raíces más propias, como con Luciel Izumi, charanguista del género folklore y andino.

Sariri siguió esa misma línea, aunque Chicas Delfín le dio un vuelco total por ese sonido tan rememorador a Joy Division. Desde Wookie Dread, el escenario tornó su alrededor en pista de baile y Lokotos Crew, agrupación de rap de la LLajta, terminó la noche.

JACARANDÁ

Quizás fue el escenario que más se llenó. Comenzó con propuestas más andinas e instrumentales, pero luego llamó más rockera e independiente. Desde la noche, Chili Jam tornó a Jacarandá a un escenario grunge. Oil también tiene una esencia similar, acústica y pesada a la vez, que llenó por completo su extremo del parque.

Tiquipaya Golden Blues Band fue como un intermedio que refrescó y divirtió a todos. Pero ya cerrada la noche en Molle, y a pocos minutos de terminal Chilijchi, Radio Ghetto sacó a la memoria los clásicos de Marley, y todos cantaban “No woman, no cry”, dando fin a una noche exitosa de música en el parque.

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