En 1994, R.E.M. lanzó Monster, su noveno disco de estudio, y uno de los más significativos de su carrera. Este trabajo marcó un giro radical en el sonido de la banda, después de haber alcanzado gran éxito con discos introspectivos como Out of Time de1991 y Automatic for the People de1992. Monster fue un álbum de distorsión y guitarras pesadas que rompió con la melancolía de trabajos anteriores, y fue tanto un reto como una declaración de intenciones para la banda formada en 1980 en Athens, Georgia, por Michael Stipe en voz, Bill Berry en batería, Peter Buck en guitarras y Mike Mills en bajo, teclados y voz.
El éxito masivo que obtuvieron a principios de los años 90 llevó a la banda a la cima del rock alternativo, pero también los dejó en un lugar incómodo, buscando un nuevo propósito creativo. Monster surgió como una reacción a esa comodidad, un esfuerzo consciente por alejarse de la suavidad y el lirismo que caracterizaba a sus discos previos.
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El álbum está impregnado de distorsión, riffs de guitarra, y un estilo más crudo. Peter Buck, guitarrista de la banda, se inclinó hacia un sonido más sucio y saturado, inspirado por el auge del rock alternativo y el grunge de principios de los noventa. Mientras tanto, las letras de Michael Stipe son más agresivas y explícitas, tocando temas como la identidad, la sexualidad, y la fama con una frontalidad que no se había visto en trabajos anteriores.
En cuanto a la temática, el disco es, en muchos sentidos, un álbum sobre el deseo y la alienación. Stipe se sumergió en el personaje de un antihéroe rockero, explorando las sombras de la fama y las complejidades de la identidad sexual, algo que resonaba con la creciente visibilidad de la cultura queer en ese momento. Canciones como Crush with Eyeliner y I Don’t Sleep, I Dream hacen guiños a la ambigüedad sexual, mientras que Tongue presenta una versión falsete de Stipe que refuerza la exploración de roles de género.
Sin embargo, más allá de las referencias a la sexualidad y el deseo, el disco también refleja un comentario sobre la alienación provocada por la fama. What’s the Frequency, Kenneth?, uno de los sencillos más reconocidos del álbum, aborda el desconcierto que la fama trae consigo, inspirada en un extraño incidente en el que el periodista Dan Rather fue atacado en Nueva York por un hombre que gritaba la enigmática frase que da título a la canción. El desconcierto, la confusión y la sensación de desconexión se vuelven temas recurrentes a lo largo del disco.
El lanzamiento de Monster fue enormemente anticipado. Después de dos discos que no fueron acompañados por giras, los fans esperaban con ansias ver a R.E.M. de nuevo en vivo. Monster fue diseñado para ser un álbum que se pudiera tocar en estadios, con un sonido más enérgico y amplificado que los trabajos anteriores. La gira de presentación fue masiva, pero también estuvo marcada por la tragedia, ya que varios de los miembros de la banda sufrieron problemas de salud, lo que empañó el éxito del tour.
En términos comerciales, el álbum debutó en el número uno en las listas de ventas de varios países, y generó varios sencillos exitosos. Sin embargo, no estuvo exento de críticas. Mientras algunos elogiaban la valentía de R.E.M. al cambiar de dirección, otros se mostraron desconcertados por la disonancia y el sonido abrasivo. Para algunos, Monster no alcanzaba la profundidad emocional de sus predecesores, mientras que para otros fue un soplo de aire fresco en una banda que corría el riesgo de repetirse.
Con el paso del tiempo, el disco ha sido revisitado por críticos y fans, quienes reconocen su importancia en el catálogo de la banda, y su relevancia dentro del panorama musical de los 90. Es un álbum que encapsula tanto el espíritu de su tiempo como la lucha interna de una banda en constante evolución.
Monster es un disco que refleja el deseo de R.E.M. de reinventarse en un momento en el que el éxito podría haberlos anclado en la complacencia. Con su mezcla de distorsión, exploración temática y experimentación sónica, se destaca como uno de los capítulos más audaces en la carrera de la banda. Si bien no logró el mismo nivel de adoración que su antecesor, Automatic for the People, sigue siendo una pieza clave en el legado de R.E.M., una prueba de su capacidad para desafiar las expectativas y forjar su propio camino.
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