Ra Beat, explorando nuevos sonidos

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Ra Beat, ¿crees que tu música representa algo como una generación, un estilo, un momento, o es un producto aislado?
Considero que la electrónica experimental, que es lo que básicamente estoy haciendo ahora, es más que una generación, estilo o momento. La veo como algo atemporal, no una moda o un sonido del momento. Nunca me dejé marcar por las tendencias o influencias que están sonando. Me gusta más explorar y tener una búsqueda sonora personal constante. No repetirme.

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¿Cómo comienza tu vida como músico? ¿Cómo nace Ra Beat?
Yo vengo del lado del rock. Mi primera banda y todos los proyectos que tuve antes de formar Ra Beat eran bandas de rock. Ra Beat nace como un proyecto personal, ya no una banda, así fue concebido. Empezó el momento que me encandilé con las “máquinas” (hardware) y con los distintos softwares de producción y grabación. Era un momento en el que quería algo totalmente nuevo en mi vida musical. Así surgió mi aproximación hacia la música electrónica y experimental, grabando y produciendo desde un pequeño “home estudio” el primer álbum en el año 2003. En el transcurso de estos años he grabado 6 discos, la banda ha tenido diversos formatos y han pasado muchos músicos por el proyecto.

¿Qué faceta estás viviendo en la música y a dónde va el sonido de Ra Beat?
Me gusta mucho la experimentación sonora, y siempre lograr una interacción entre lo análogo y lo digital, entre lo humano y lo programado. No podría hacer música solamente en un software o usando samples. Realmente creo en la necesidad del aporte que un instrumento puede darle a una canción electrónica. Por eso también produzco yo mismo mis discos, porque me imagino el sonido, el instrumento o la voz que puede aportar en beneficio del tema y así grabar esos elementos sobre bases que programo.

En tu faceta como Dj ¿Cómo ves que se vive este estilo en Bolivia?
Sin duda alguna, la escena electrónica para Dj’s ha crecido mucho, pero creo que está carente de propuestas propias y genuinas, propuestas que tengan que ver con nuestro contexto. Considero que como país podríamos explotar mucho los sonidos autóctonos andinos y amazónicos para hacer una fusión novedosa y fresca. Creo que ése es el camino para que una propuesta nacional sea reconocida a nivel global.

La escena electrónica en nuestro país se caracteriza más por las propuestas que hacen los dj’s en las noches en clubes y bares los fines de semana, y que en la mayoría de los casos ni siquiera hacen propuestas propias, sino que cogen repertorio y hacen sets de acuerdo a charts de portales en internet. Considero que hay muy pocos artistas que hacen propuestas propias en vivo.

El público también en este aspecto ha crecido mucho, pero lamentablemente el mayor porcentaje consume música electrónica radicalmente comercial. Como en todo género musical, dentro de la música electrónica también hay cosas buenas y cosas lamentablemente muy malas, y creo que la mayoría de la gente se inclina más por la electrónica basura, y pocos escuchan artistas visionarios y vanguardistas.

¿Qué te mueve en la vida? ¿Dónde encuentras motivación para seguir?
En la vida, mi principal motor es y será la música. Siempre digo que vivo de y para la música. Mi motivación para seguir es reinventarme cada vez como músico. Trato de no seguir un molde, un sólo sonido o estilo. Exploro y busco constantemente. Trabajar con nuevos músicos que aportan otro tipo de sonoridades ayuda mucho también, para poder ver siempre un poco más allá de tu zona de confort.

¿Con qué músicos trabajaste que sientas que aportaron algo, que aprendiste algo?
Grillo Villegas me enseñó mucho, y no me refiero solamente a nivel musical. Fue mi primera experiencia realmente profesional en la música, en grabaciones de estudio y en giras nacionales. Fue como ver las cosas de otra manera y en otra dimensión. Tocamos juntos durante 6 años, y eso derivó en una amistad y hermandad entrañable.

Oscar Kellemberger también dió un aporte sustancial en mi música, sobretodo en la etapa del encuentro con la Orquesta Sinfónica Nacional. Él hizo los arreglos de mis temas en principio para toda la orquesta, y luego para cuarteto de cuerdas.

Christian Krauss sin duda también marcó un momento importante en mi carrera musical. Trabajar durante 4 años, componer y grabar dos discos, mezclarlos y masterizarlos ambos en el exterior, y posteriormente promocionarlos dando conciertos en teatros de todo Bolivia me dejó una experiencia muy importante de igual manera.

¿Cómo ves la relación del estilo de música que haces como Ra Beat y la cultura y sus espacios en La Paz?
Hay muy pocos espacios para tocar en la ciudad. Sobretodo espacios culturales. Es difícil. Desde hace ya unos 5 años, trato de llevar mi propuesta a lugares donde sobretodo prime que la música sea escuchada, donde considero voy a proveer un espacio de iniciación y descubrimiento para las audiencias, y pueda servir para diseminar el desarrollo de la creatividad digital. Decidí un poco alejarme de los boliches o lugares que considero devalúan mi propuesta. Ra Beat es algo muy íntimo y espiritual para mí, por eso lo cuido y lo respeto muchísimo.

¿Qué expectativas tenías o tienes de dedicarte a producir musica en tu estilo? ¿Con cuál disco pasó algo que esperabas? ¿Con cuál no pasó?
En la actualidad, cada vez hay más facilidad para hacer las cosas sin la necesidad de ser un músico estudiado. Hay softwares en el que hacer una canción es un juego, juntas loops de ritmo con los de instrumentos y tienes un tema. Está bueno para divertirse un poco, pero son cosas que distorsionan la escena musical cada vez más, y la vuelven más anacrónica. Yo creo que es muy importante el aporte que te puede dar el tocar y estudiar un instrumento, o el haber tocado en una banda al momento de usar la tecnología, pues ves las cosas de una manera diferente, mucho más objetiva, y usas la tecnología en beneficio de la canción, y no la canción en beneficio de la tecnología.

Nunca hice discos buscando el éxito radial, siempre fueron búsquedas personales. La primera época era un sonido más apegado al disco y al house, mucho groove y mucho sonido retro (Delightful). Luego hice algo más electro (Electrize It). Luego vino el disco Mutaciones, en el que incorporamos letras en español y un sonido más rockero. Luego apostamos más por ir por el camino de la experimentación sonora, una época de mucha improvisación. Luego vino el encuentro con la Orquesta Sinfónica Nacional, donde hicimos arreglos de nuestros temas en principio para toda la orquesta y luego para cuarteto de cuerdas, esos arreglos los realizó Oscar Kellemberger. Y ahora este año, apostamos por acercarnos a nuestra identidad, a nuestro sonido de montaña, y estamos trabajando con instrumentos andinos y dos grandes músicos que son Bernardo Rozo y René Hamel.

¿Cuál es tu estilo, banda o proyecto favorito?
No tengo un sólo proyecto, grupo o disco favorito. La verdad, tengo varios. Escucho mucha música, muchos estilos, musicalizo cada día, no concibo la vida sin música. Puedo ir desde Fela Kuti hasta Thom Yorke, pasar por Miles Davis, David Bowie y Depeche Mode o viajar con Luzmila Carpio o Alfredo Dominguez hasta Daft Punk o Chemical Brothers. Escucho de todo, la verdad, y aprendo de cada sonido y género musical. Actualmente volví a los vinilos, y la verdad, tengo una colección muy ecléctica de música, y no se encierra en un sólo estilo.

Has participado como Ra Beat en varios festivales, ¿cómo han sido ésas experiencias?
Me parecen que son la mejor forma de presentar tu música a una audiencia. Sobretodo los festivales que están enfocados en generar una plataforma para músicos que pretende fortalecer la industria musical independiente a través de diversos formatos de difusión y promoción musical como festivales, ciclos de conciertos, ferias, talleres, seminarios, debates, portales virtuales, programas de radio, grabación de vídeos y discos… Esos festivales y esas audiencias están esperando por cosas nuevas, son gente abierta a propuestas frescas y nuevos sonidos. Respetan mucho al artista, y eso es invaluable.

¿Cómo nace el interés por los instrumentos nativos y por incluirlos en tu producción sonora?
Este año empezamos a trabajar esta propuesta que fusiona los sonidos andinos y ritmos autóctonos bolivianos con elementos y estilos electrónicos, es una marca de diferenciación de otras propuestas similares, ya que integra la cultura musical e identidad de Bolivia en cada interpretación.

Es algo muy emotivo en mi carrera, algo que con el tiempo fui entendiendo poco a poco. Costó muchos años de madurez musical poder hacer realidad esta fusión.

En un tiempo más tendremos el álbum registrado y grabado. Todo esto mientras seguimos ensamblando y trabajando en cada mínimo detalle de este proyecto.

¿Qué riesgos crees que has asumido en tu vida como músico?
Creo que el principal riesgo es haber apostado en vivir de la música a tiempo completo. Es complicado en este país por el tamaño de mercado que consume música y cultura. A veces hay que ser multitasking. Trabajo haciendo música para comerciales y produciendo algunas bandas o solistas nuevos paralelamente a mi carrera artística.

¿Cuál es la experiencia más importante que has tenido como músico?
Sin duda alguna el tocar con la Orquesta Sinfónica Nacional, y haber podido unir dos estilos musicales que son en teoría completamente contrarios, como lo sinfónico y lo electrónico. Fue muy emocionante escuchar una orquesta compuesta por más de 60 músicos interpretando un arreglo de un tema tuyo. La primera vez se me puso la piel de gallina, era algo que no me había pasado antes, no se puede describir en palabras, la verdad.

¿Cuál es tu opinión del rock nacional actual?
Veo que está pasando por un repunte notable de grupos nuevos que suenan muy bien, y bandas medianas que ahora se están consolidando y ganando poco a poco sus audiencias. Creo que de eso se trata, de que cada banda sea capaz de crear un discurso y un contenido interesante que atraiga al público por sí solo, y no que se apoye el rock nacional sólo por que es “rock nacional”.

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