Robert Schumann: alcohol, romanticismo y 5 obras eternas

Si hablamos de compositores alemanes y de Romanticismo, es inevitable que nombremos a una de las grandes figuras de esta época, el gran Robert Schumann.

La obra de Schumann es muy extensa, y se compone de una gran variedad de composiciones como conciertos para cello, violín y piano, música de cámara, sinfonías, lieder, etc. Robert Schumann no sólo representa el Romanticismo por su obra, también por su vida personal.

Su éxito como compositor es la cara más amable, pues Robert Schumann tuvo una vida en la que la enfermedad, el amor, el alcohol, y la locura marcaron profundamente al compositor. Dedicamos hoy nuestro artículo a uno de los grandes clásicos del Romanticismo, veremos cómo llegó a músico, cómo se hizo compositor, y repasaremos algunas de las etapas más destacadas de su vida. Además, podremos escuchar cinco de sus obras más reconocidas que forman parte de la historia de la Música Clásica.

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Robert Schumann, un genio del Romanticismo

robert schumann

Nuestro clásico alemán Robert Schumann nació al mismo tiempo que el Romanticismo, en 1810. Desde muy pequeño tuvo contacto con la música y la literatura, su padre era librero, y compartía con él sus gustos por ambas disciplinas. El joven Schumann encontró en su padre un gran apoyo, y éste, cuando vio que su hijo tenía aptitudes para la música, buscó para su hijo un profesor para que le enseñara piano.

Muy pronto las sospechas del padre de Robert Schumann se hicieron palpables, cuando con tan solo siete años realizó sus primeras composiciones. El pequeño Robert era un virtuoso en la música, pero también se sentía atraído por la literatura, una fuerte tentación que se vio fortalecida por la figura de su padre, pues además de librero, también era novelista y editor. Robert solía leer con bastante asiduidad. De hecho, durante su adolescencia no sólo compuso piezas musicales, también escribió algunos poemas y ensayos.

Finalmente, Robert Schumann tomó la decisión de dedicarse al que había sido siempre su sueño, la música. Pero ese sueño se vio truncado cuando el padre de Schumann muere, pues es entonces cuando, presionado por el resto de su familia, el joven compositor se marcha a Leipzig a estudiar Derecho.

Pero no abandonó la música por completo, pues, al mismo tiempo que estudiaba en la universidad, también daba clases de piano. Su maestro en aquella época fue Friedrich Wiek, padre de Clara Wiek, quien se covertiría unos años después en su esposa, Clara Schumann, pero no adelantemos acontecimientos.

Además de sus clases en la universidad y sus clases con el maestro de piano Wieck, el joven Robert Schumann, que contaba con veinte años, comenzó a buscarse la vida como músico. Pero, al igual que cuando se puso a estudiar no abandonó la música, tampoco abandonó por completo su pasión por escribir. De hecho, fundó un magazine del que también era redactor, en el que él mismo exponía algunas de las nuevas teorías músicales que estaban surgiendo en ese periodo.

Robert Schumann, de músico a compositor

El maestro de Robert Schumann, Friedrich Wiek, vio aptitudes en su joven alumno, y estaba totalmente convencido de que se convertiría en un pianista de éxito. Pero eso nunca sucedió, pues Schumann sufrió una lesión en uno de los dedos de su mano derecha que le impediría desarrollar su carrera como pianista.

Son varias las teorías acerca de cómo Schumann se dañó ese dedo, o si en realidad eran varios, o si tenía toda la mano dañada. Una de las más aceptadas es la de que Robert Schumann, obsesionado por convertirse en ese pianista de éxito que siempre soñó, quería mejorar como pianista. Para ello utilizaba un artilugio para fortalecerlos, un artilugio que, quizás debido a su uso excesivo, le acabó causando lesiones irreversibles.

Schumann abandonó su sueño de convertirse en un exitoso pianista, pero continuó su trayectoria musical ejerciendo como compositor y estudiando teoría musical.

Robert Schumann y su matrimonio con Clara, romanticismo puro

Como ya hemos visto, Schumann nació en pleno Romanticismo, y, tanto su música como su vida, parecían estar en consonancia con este periodo. Su música es hoy en día uno de los pilares de la música clásica y del Romanticismo, pero la historia de su vida fue bastante dura.

Ya hemos visto como, presionado por la familia y tras la muerte de su padre, se ve obligado a estudiar una carrera universitaria que nunca ejerció. A pesar de todo, Schumann siguió por todos los medios con su mayor pasión, la música, y estudió con un profesor que le convertiría en un exitoso pianista, pero la mala suerte o el ansia frenó en seco ese sueño.

Por si estas desgracias no eran suficiente, se enamora de la hija de su profesor, Clara Wieck. Ésta contaba por entonces 15 años, una afamada pianista y niña prodigio que también sentía lo mismo por Schumman. Cuando el padre de clara se entera del romance, les prohibe la correspondencia (para los milenials, cartas escritas a mano y enviadas por correo ordinario), y, por descontado, que vuelvan a verse.

A pesar de todos los impedimentos por parte del padre de Clara, la pareja siguió su romance y con algunos encuentros secretos. Un tiempo después, Schumann se arma de valor y pide la mano de Clara a su padre, Friedrich Wieck, pero éste se niega en rotundo a que su hija se case con él. Su hija era una reputada pianista que ya había comenzado su carrera como pianista con mucho éxito, y no quería que se casara con un tipo que no hacía nada más que beber y componer obras que nadie entendía.

La animadversión que el Sr. Friedrich sentía hacia Robert Schumann llegó a tal extremo, que el joven compositor fue condenado a cumplir dieciocho días de prisión por difamación. Wieck quería evitar por todos los medios que la pareja llevara a cabo la boda. Así es como veía Friedrich a Robert Schumann, pero finalmente, y ya podía ponerse el padre de Clara como quisiera, Schumann y Clara se casaron cinco años después de comenzar su relación, en 1840.

La historia de amor tuvo un final feliz, aunque lo suyo les costó. De hecho, muchas de las sonatas y sinfonías que Schumann escribió durante el periodo en el que estaba separado de su amada, están consideradas como sus mejores obras.

Pero Schumann, a pesar de ser un compositor de éxito, a pesar de estar casado con el amor de su vida, sufría constantes depresiones y se le pasaban por la cabeza pensamientos horribles. Su salud mental y física se estaba viendo afectada por este cúmulo de sentimientos en los que se mezclaban la melancolía, el amor y la desesperación.

Los últimos años de Schumann

Durante el periodo de noviazgo de Robert Schumann y Clara Weick, el alemán estuvo trabajando sobre todo en composiciones musicales para piano, y también en algunos lied. De ese primer periodo son sus obras Escenas Infantiles o Davidsbündlertänze (que por si no entendéis el alemán quiere decir Danzas de La Cofradía de David). La mayor parte de las composiciones que hizo Schumann en este periodo eran todas para piano.

Después de contraer matrimonio con su gran amor Clara, Schumann comienza una nueva etapa compositiva. Su querida Clara, que os recuerdo también era músico y pianista, le animó a ser algo más ambicioso y a abrir su campo, que no se limitara a componer únicamente para piano.

Tras un año de matrimonio publica su primera sinfonía, y a ésta le seguirían tres sinfonías más, junto con algunos conciertos para orquesta y oberturas sinfónicas. Esta buena productividad de Schumann, y su fichaje como profesor de piano y composición en la Universidad, podían ser una buena señal de que al compositor las cosas le iban bastante bien.

Pero la realidad era muy diferente de lo que podamos imaginar, pues Robert y Clara regresaron a Alemania después de una extensa y exitosa gira de conciertos por Rusia, pero Schumann no encajaba en el nuevo panorama musical que estaba en pleno florecimiento en aquella época. Por aquel entonces empezaron a pegar muy fuerte grandes estrellas de la música clásica como Listz, Wagner o Rossini entre otros, pero Schumann no se sentía en esa onda.

Robert lo intentó por todos los medios. De hecho, en este periodo compuso una de sus mejores obras, la Obertura Manfred. Pero en cada concierto que daba cada vez había menos gente, y, pobre Robert, cayó de nuevo en depresión. Y por si fuera poco empezó entonces a sufrir alucinaciones, escuchaba voces, tenía insomnio…

Robert Schumann comenzó a sufrir depresión con 32 años, y, como consecuencia, algunas enfermedades mentales. Además de su estado mental, hay que añadir también las consecuencias del tratamiento que Schumann tomaba para la sífilis, un tratamiento a base de mercurio (muy utilizado en aquella época) que provocaba locura.

Con el paso de los años, su salud, tanto física como mental, fue empeorando, pero eso no le impidió seguir componiendo. En este periodo escribió numerosas obras, como un Concierto para violonchelo y orquesta, 2 Sonatas para piano y violín, y la única ópera compuesta por Schumann llamada Genoveva.

En 1854 se produce quizás el punto de no retorno de Schumann (mentalmente hablando). Como os hemos comentado, su estado físico y mental se iba deteriorando cada vez más, y una noche de ese mismo año a Schumann se le fue la olla del todo. Salió en mitad de la noche a la calle, en pijama y zapatillas, y mientras caminaba hacia ninguna parte iba cantando una canción.

Sus pasos perdidos le condujeron hasta el Rhin, y allí se quitó la alianza y la tiró al río, y después se tiró él. Menos mal que unos pescadores lo encontraron y lo sacaron de allí. Pero Schumann no estaba bien, la depresión, la angustia vital que sentía a todas horas, la locura, sufría un estado maníaco depresivo que hizo que finalmente así fuera internado en una clinica mental.

Allí fue donde finalmente terminaría sus días una tarde de verano de 1856. Dos díás más tarde fue enterrado en la más absoluta intimidad y de manera muy discreta, sin pomposidad ni gran ceremonia. De hecho, su mujer Clara Schumann sólo informó de la muerte de su marido a unos cuantos amigos cercanos. Entre esos amigos cercanos se encontraban Albert Dietrich, Joachim y Brahmns, tres grandes compositores que estaban muy comprometidos con su música y su persona.

5 obras eternas de Robert Schumman

Tal y como hemos comentado a lo largo de este artículo, la producción de Robert Schumann es muy amplia y variada. Es evidente que destacar cinco obras de este genial compositor es complicado, tanto por la cantidad de obras, como por el tipo de composición, así como por la calidad de la obra.

Ya sabéis que hizo todo tipo de composiciones, sinfonías, conciertos, música coral, oratorios, música para piano… Podemos destacar algunas como Concierto para piano, su 2º Sinfonía, Fantasías para clarinete y piano, Primer Trío en Re Menor, Carnaval, Liederkreis, Álbum para la juventud, Sonata nº 2… Hay tanto donde elegir…

Podéis haceros una buena selección de temas en vuestra playlist de este gran compositor romántico, y podéis empezar si queréis con estas cinco obras eternas de Schumann.

Carnaval. Op.9

Esta suite para piano está compuesta por 22 piezas, y fue compuesta por Robert Schumann durante los años 1834 y 1835. Esta obra es una representación musical en la que nos encontramos en un baile de máscaras celebrado durante el carnaval, un baile en el que aparecen numerosos personajes como Pierrot, Arlequín, Pantaleón o incluso la figura del propio compositor representado por dos figuras a modo de alter ego, Florestan y Eusebio.

En la obra, Schumann también hace referencia a sus amigos Paganini y Chopin, e incluso a la que por aquel entonces era su amor prohibido, su amada Clara, que en la obra está representada en el personaje de Chiarina.

El pianista ya está preparado, así que silenciad los móviles, acomodaos, y dadle al play para disfrutar de esta pieza.

https://youtu.be/LNo2aiKV-a0

Obertura Manfred

A pesar de que Schumann recibió muy malas críticas como compositor teatral y de orquesta, la obertura de su obra Manfred nos muestra su gran talento.

Schumann compuso esta obra entre los años 1948 y 1949, pero se estrenó en el año 1952 en Leipzig, una época en la que el compositor ya mostraba cierto deterioro mental y físico, y todo ello se ve plasmado en esta obra en la que el propio autor se siente identidicado.

Durante este periodo, Robert sufría fuertes crisis de desequilibrio mental, que a veces le llevaban a obsesionarse con una obra, y no descansaba hasta que la finalizaba, algo que le sucedió con Manfred.

Kinderszenen, Op.15

Esta obra, llamada Kinderszenen o más conocido (en español) como Escenas de la niñez, está compuesta por trece fragmentos musicales también llamados miniaturas, y fue escrita por Schumann en 1938. De estos fragmentos hay algunos que son quizás más conocidos, como por ejemplo Der Dechter Spricht, que traducido del alemán al español quiere decir Habla El Poeta, o Träumerei que viene a significar Ensueño.

Una obra que, a pesar de su aparente sencillez, nos muestra la gran maestría del compositor alemán. Schumann en estos momentos estaba pasando por un mal momento, tardaría un año más en casarse con su amada Clara. Ese estado en el compositor se ve plasmado también en sus obras, que durante este periodo eran más complejas y experimentales.

Sinfonia nº2 en do mayor

Robert Schumann comenzó a trabajar en la composición de esta sinfonía en 1945, después de que el compositor se recuperara de una de sus crisis. La obra no tardó mucho en formarse, pero ya sabéis que Schumann se obsesionaba bastante con sus obras, y tardó bastante en terminarla debido a su estado de salud, pero sobre todo porque no confiaba en sí mismo para hacerlo.

Robert no estaba solo, su amigo Mendelssohn le apoyó en esta ardua tarea, y finalmente consiguen finalizarla. De hecho, es el propio Melndelssohn el que la estrenó en noviembre de 1846. Once días más tarde, tras algunos cambios en la partituras y la orquestación en varios movimientos, la obra se convirtió en un gran éxito.

Concierto para piano en la menor

Este Concierto para Piano en La Menor se publicó en 1941, y eso que Schumann ya llevaba varios años con la idea en la cabeza. Éste sería el primero de una serie de tres conciertos en los que el protagonista es el instrumento solista.

En una posterior revisión que Schumann hizo unos años más tarde, en 1845, añadiendo movimientos y que originaron una particular obra a la que el propio compositor se refería como una mezcla de gran sonata, concierto y sinfonía. Aquí demuestra esa creatividad que poseía el músico a la hora de componer, creatividad que según algunos estudiosos de la materia, coexistía con la locura y la psique del compositor.

El resultado, increíbles obras como ésta y tantas obras que forman parte de su gran legado musical del que podemos seguir disfrutando eternamente.

Robert Schumann será para siempre una de las grandes figuras del Romanticismo, y siempre ocupará un lugar privilegiado en la Historia de la Música Clásica. Se merece que lo añadamos todos a nuestra playlist de Grandes Clásicos.

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