
Del underground al escenario: Th3Climb habla de su evolución, influencias y próximos pasos
A veces, la música refleja nuestra esencia y nos acompaña en los momentos clave de nuestras vidas. Es como si una canción pudiera resumir quiénes somos. ¿Qué canción os gustaría que fuera la banda sonora de vuestra vida?
Diría “OVER”, sin duda. Es un tema que compusimos en plena pandemia, cuando todo se vino abajo, dentro y fuera de nosotros. Fue una pesadilla colectiva, y quisimos que la canción reflejara ese caos mental, esa sensación de encierro físico y emocional que todos vivimos. La hicimos a dúo con Mario Lerida, cantante de Bolu2 Death, y fue brutal porque conectamos desde la rabia, desde lo oscuro, pero también desde las ganas de salir del agujero. “OVER” no es solo una canción, es un grito de desahogo. Es lo que sentía, lo que sentimos muchos.
Por eso, si mi vida tuviera que tener una banda sonora, esa sería la más honesta. Y ya que estamos, que esta banda sonora resuene siempre, recordando a Jesus Domingo Acedo Sanchez, quien fue el que nos brindó, en plena pandemia, la letra de OVER, y que pueda llegar esta banda sonora allá donde esté ahora, ya que siempre le llevaremos con nosotros.
La música es un mosaico de influencias, y a menudo hay estilos o géneros que se filtran en nuestro sonido de maneras inesperadas. ¿Qué otros géneros o estilos han dejado huella en tu propuesta musical, aunque no sean evidentes?
Buf, más de los que parecen. Aunque en TH3CLIMB tiramos hacia el metal alternativo con toques oscuros y emocionales, si rascas un poco verás influencias que vienen de muchos sitios. Three Days Grace fue clave para mí, por la manera en la que combinan crudeza emocional con riffs potentes.
También 3 Doors Down o Alter Bridge, que tienen esa melancolía melódica que me atrapa. Stone Sour me enseñó que se puede ser agresivo sin dejar de ser vulnerable, y My Darkest Days… bueno, ellos me recordaron que hasta el dolor puede sonar pegadizo. Así que sí, aunque no siempre se note, todo eso está ahí, en cada verso, en cada silencio, en cada breakdown. Lo que escuchas hoy es el resultado de muchas heridas, pero también de muchas bandas que me acompañaron mientras se cerraban.
El escenario es un lugar mágico, pero también puede ser abrumador. Gestionar la presión y los nervios es una parte esencial del oficio de ser músico. ¿Cómo gestionáis la presión o los nervios antes de un gran concierto?
El escenario es literalmente nuestro segundo hogar. Ahí es donde todo cobra sentido, donde dejamos de pensar y simplemente sentimos. Los nervios están, claro… pero son buenos. Si un día no siento nada antes de salir, es que algo va mal. Lo gestionamos con rituales tontos pero necesarios: calentamos, respiramos, nos abrazamos, nos cagamos un poco en todo… y salimos a matar. La presión se convierte en energía en cuanto suena el primer acorde. El escenario no perdona, pero tampoco miente. Es el único sitio donde puedo ser yo sin filtros, sin miedo. Así que sí, que vengan los nervios… porque eso significa que aún me importa.
La escena local suele ser el punto de partida para muchos artistas, y compartir proyectos o escenarios con compañeros de la zona puede generar conexiones inolvidables. ¿Con qué artistas locales habéis compartido escenario o proyectos? ¿Algún favorito?
Por suerte, hemos compartido escenario con un montón de bandas amigas, cercanas y muy conocidas dentro de la escena. La verdad, siempre que podemos unir fuerzas con gente que curra, que siente y que se deja la piel en esto, lo disfrutamos como niños.
Y ahora mismo aún estamos con la resaca emocional de haber tocado en el Can Mercader Festival 2025. Fue una auténtica pasada. Poder estar ahí, compartiendo cartel con bandas como KILLUS, TERMINAL VIOLENCE, SAM SCARES… fue un subidón. Cada una tiene su rollo, su personalidad, y se notaba que todas estábamos ahí por pasión, no por postureo. Esas conexiones son las que se quedan para siempre. La escena local no es solo el punto de partida, es también la familia con la que eliges caminar y compartir.
Si ser músico fuera como tener un superpoder, seguro que muchos elegirían uno que les ayudara a superar los desafíos del día a día en la industria. Si tuvierais que elegir un superpoder para ayudaros en vuestra carrera musical, ¿cuál sería?
Sin dudarlo: el poder de llegar a más personas y conectar con ellas de verdad. Hoy en día hacerse un hueco es jodidamente complicado… hay una sobrecarga brutal de contenido, algoritmos que deciden si existes o no, y una lucha constante por visibilidad. Y eso, para una banda que pone el alma en cada tema, a veces desespera. Así que sí, si pudiera tener un superpoder sería ese: derribar las barreras digitales y emocionales para que la gente nos escuche, se sienta identificada y diga “hostia, esto me habla a mí”. Porque al final, la música va de eso: de tocar algo por dentro, no de likes, aunque lamentablemente esos son los que al final te hacen relucir entre otros.
Gracias por compartir vuestro tiempo y abrirnos una ventana a vuestra música y vuestra historia. Antes de cerrar, ¿hay algo más que queráis decirles a vuestros seguidores o a los lectores de LaCarne Magazine?
Pues sí, claro. Primero de todo, gracias a LaCarne Magazine por darnos este espacio y a todos los que se han parado a leernos. Y a quienes ya nos siguen: gracias infinitas, de corazón, porque sin vosotros esto no tendría sentido. Y para los que aún no nos conocen, que se animen a dar ese paso, ¡que no mordemos! (bueno, sólo un poco en directo, jajaja). Estamos componiendo temas nuevos, con más fuerza y más alma que nunca, así que estad atentos porque lo que viene es fuego. De verdad, sin el público esto sería imposible. Vosotros sois el motor y nosotros la gasolina.
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