ZARZUELISTAS OLVIDADOS
La Zarzuela a través de los años tiene sus altibajos: Épocas de bonanza, es decir, épocas en las que se representa con asiduidad y se renueva el entusiasmo de los adictos, y épocas de abandono en las que por el contrario se la margina y se la aparta.
No es este precisamente uno de los peores momentos por los que atraviesa, porque se sigue manteniendo el fuego y no pocas veces con representaciones dignas de encomio, tratando de quitar la caspa a algunas obras, renovándolas con ingeniosas versiones.
Pero el repertorio que se maneja en todos los ámbitos apenas se renueva. Son no más de cincuenta títulos los que se alternan en las carteleras cuando hay miles y miles durmiendo en los archivos de la S.G.A.E, esperando “la mano de nieve que …” aun cuando en los últimos años se han recuperado algunos títulos de interés.
Precisamente uno de los objetivos que se marcó al arranque de su trayectoria la Compañía Lírica Extremeña fue el de desempolvar viejas obras abandonadas injustamente cuyo bagaje musical al menos, era importante, con años de pervivencia en las carteleras.
Y, efectivamente, la agrupación ha ido incorporando al repertorio habitual, viejos títulos, muchos desconocidos a los oídos actuales pero con melodías dignas, chispeantes, y muchas veces merecedoras de mayor atención.
Abundando en ello, la Compañía se propone ahora grabar un disco que recoja números extraídos de zarzuelas olvidadas. Recurrir a los títulos manidos no tendría sentido. Se trata de enriquecer el repertorio actual y añadir romanzas y canciones que un día fueron famosas.
Tenemos por ejemplo dos zarzuelistas extremeños, Oudrid y Valverde, no coincidentes en el tiempo pero fecundos ambos. Sus obras sumaron cientos de representaciones. Fueron músicos que estuvieron en la cúspide.
¿Cómo es posible que del centenar de zarzuelas que escribió y estrenó Cristóbal Oudrid no exista ni una sola grabación, cuando él fue uno de los pilares que sostuvieron la zarzuela grande española, siendo sus obras aplaudidas durante años?
Y de su mejor zarzuela, “El molinero de Suiza”, precursora en muchos aspectos de otras, y representada más de 300 veces, tan solo se escucha su Salve Marinera por ser hoy el himno de Marina -circunstancia que es bastante ignorada- y la archiconocida pieza para la obra de Juan Lombía “El sitio de Zaragoza”. Ninguna otra cosa que haga recordar su larga aportación al género lírico.
Injusto es el olvido al músico extremeño que con la grabación propuesta la Compañía Lírica Extremeña tratará de reivindicar. Su música volverá a sonar para deleite de muchos y para que estas generaciones la puedan conocer.
Todo en nombre y memoria de nuestro más genuino género musical, aunque ello obligue a un ejercicio de investigación y valoración de muchas partituras para seleccionar un puñado de excelentes obras que vuelvan a despertar el interés que en su día tuvieron.
Será una contribución más, para salvar del olvido la música, el nombre y la trayectoria de compositores hoy marginados de los que Cristóbal Oudrid, nuestro músico, es un claro ejemplo.