Grabado en los estudios eureka y con la inestimable colaboración de Pablo Novoa (Golpes Bajos) en las guitarras, Vacas ha escogido para este artefacto sonoro una canción que nació de una de las reuniones más inopinadas del pop español: la de dos figuras de tan distinto origen, destino y estilo como las de Germán Coppini y Nacho Cano: ni más ni menos que Pepito Grillo. Con su evocación y ejemplo, este duende misterioso y redivivo remueve conciencias adormecidas y despierta preguntas y dudas. Las travesuras y andanzas de este cuento se expresan en tres tiempos. Paradójica pero certeramente, el prólogo y el epílogo resultan más inquietantes y emocionantes que el cuerpo central: no en vano, los árboles más fantásticos siempre guardan sus mejores secretos en las raíces y en los frutos, nunca en sus previsibles troncos.
Dicen las malas lenguas que Nacho Cano se había convertido en el más enfervorizado fan de Germán Coppini, hasta el punto de unirse en un proyecto común, con temas como el escogido por PRIN´LA LÁ, ‘Pepito el Grillo’ en que Germán se rendía a su propio talento: «Soy la sombra que has perdido al comenzar a andar. No sentirse el ser querido. Mi mandato está incumplido. Que nos queda ya, este grillo abatido no puede ahora cantar».
A través de la música, Fernando Vacas y sus PRIN´LA LÁ se están convirtiendo en unos estupendos narradores de historias. Y no iban a ser menos esta vez. En “Pepito Grillo, la Voz de la Conciencia”encontramos una pieza de hiperrealismo mágico que reúne 3 video-creaciones de Concha Vacas, Jack Dopller y Laura Martinova al servicio de una canciones que rozan el cielo.
En palabras de Bruno Galindo:
«La poesia sobrecogedora de Jan Švankmajer.
La oscura melancolía del Germán Coppini más inspirado.
La infancia ya perdida, ya en otra parte, de Prin’ La lá.
Desde lo más profundo del bosque de la noche, tres variaciones sobre un mismo paso del tiempo».
“Pepito Grillo, la Voz de la Conciencia” de PRIN´LA LÁ verá la luz el 15 de diciembre y para la ocasión han fabricado una Edición Limitada de 333 copias numeradas de lujo que contiene una llave antigua (sí, un pendrive) dentro de un cofre.
Este es el pequeño homenaje que la banda cordobesa le rinde al arte y sobre todo a Germán Coppini.
