En esta ocasión vamos a hablar de un tipo muy peculiar, mundialmente famoso y que, una vez más, revolucionó la música negra. Me refiero al padrino del Soul, el incombustible James Brown. Y digo incombustible porque vosotros mismos vais a comprobar todo lo que le dio de sí la vida a este Señor del Soul.
James Brown, el padrino del Soul
El joven James Brown
James Joseph Brown viene al mundo un 3 de mayo de 1933 en Barnwell, Carolina del Sur. Perteneciente a una familia extremadamente pobre, se crió los primeros años en una granja junto a su padre, pues su madre los abandonó cuando James tan sólo tenía 4 años.
Pronto se escapó de casa para marchar a Augusta con una tía. En esta época el joven James se dedicaba a limpiar zapatos, bailar en Lennox Theatre y realizar pequeños hurtos, dándose a conocer entre las pandillas de la zona del barrio Gwinnett, un barrio negro y, como tal, muy castigado socialmente.
De hecho, fue arrestado con 17 años por desmontar algunos coches, fue condenado a entre 8 y 16 años, pero sólo cumplió 3 y un día (por buena conducta), repartidos entre un correccional y un reformatorio.
La salida de estos centros será un momento decisivo en su vida, pues será cuando comience la unión con Bobby Byrd, la única persona a quien parece quiso y respetó James Brown.
James Brown, primeros contactos con la música
Antes ya había tenido su primer contacto con la música, comenzando a cantar con grupos de Góspel (música religiosa estadounidense procedente de las iglesias bautistas afroamericanas).
Estos primeros momentos musicales relacionados con el Góspel marcarán profundamente el estilo de este monstruo de la música, convirtiéndole en uno de los hombres más prolíficos de la industria musical mundial.
En 1949 (al salir de la cárcel) empieza a trabajar con Bobby Byrd en su grupo The Gospel Starlighter, convirtiéndose en cantante y pianista.
Con el tiempo este grupo pasará a ser los maravillosos The Famous Flames y James Brown su mítico y carismático líder.
Y aquí comienza su historia, una historia llena de subidas, bajadas, despotismo, violencia y ritmo, mucho ritmo.
The Famous Flames empezó a moverse por los garitos de música en directo. James Brown tenía un carácter muy emprendedor y ambicioso, y pronto empezó a tomar las decisiones del grupo.
Una de las primeras fue actuar durante un descanso del show del aclamado (y bendito, musicalmente, por siempre jamás) Little Richard sin ser invitados. Richard se quedó tan impresionado que enseguida les propuso trabajar con él, y, a partir de ahí, todo empezó a subir como la espuma.
En 1956 se lanza el single Please, Please, Please, (James Brown realizaba una auténtica performance con esta canción que mantenía extasiado al público) que rápidamente entra en el Top 10 de las listas de R&B, llegando a manos del jefe del sello musical de Cincinnati que hará el primer contrato para James Brown and The Famous Flames.
James Brown, una trayectoria de éxitos
Tras este primer éxito sufren un pequeño estancamiento por parte de los músicos, disolviéndose en 1957 la formación original y anulándose el contrato discográfico. Sin embargo, esto no fue un problema para James Brown que pronto empezó a reconstruir la formación, y en 1958 volvía a la carga con una nueva banda y un exitazo que llegará a ocupar el primer puesto de las listas de éxito de R&B, Try me.
James Brown, como hemos dicho al principio, revolucionó la música negra, a partir de mezclar la espiritualidad del Góspel con la exuberancia del R&B, todo ello aderezado con bailes espectaculares. Se presentaba como un auténtico preacher (predicador de las misas Góspel) con toda su faceta energética y teatral (este concepto será adoptado años más tarde por los primeros MC’s del Rap, el Master of ceremony). Se basaba en un estilo nervioso y repetitivo que será el detonante de la música de baile posterior (así como del Funk o el Rap).
En los años 60 se lanza a un nuevo proyecto, sufragar todos los gastos para publicar un disco que mostrara toda su fuerza en directo (que era lo que le interesaba a él, pues consideraba que esta música no era para venderla a sectores blancos, si no para ser bailada con sentimiento).
Y así nace uno de mis discos preferidos del mundo entero, Live at Apolo, un disco grabado en 1962, en directo y que sin duda ha pasado a la historia, no sólo por su registro histórico (14 semanas en las listas pop), sino porque es puro espectáculo y puro James Brown, un auténtico showman que interpretaba incluso desfallecimientos por amor.
Rodeado de muchos de los mejores músicos de jazz del momento y con una férrea (casi esclavista podríamos decir) disciplina, esquematizó la música hasta sacarle su esencia primaria, un concepto que no todos sus músicos entendían (Maceo Parker, abandonó la formación por, entre otros problemas, no conseguía entender el concepto musical de Brown).
Buscaba ofrecer un espectáculo impactante, perfectamente sincronizado, construido en torno a riffs repetitivos. En los años 70 ya había definido el sonido Funk, incluso creó una escuela. En este momento se hace con una nueva formación The JB’s, donde ya se encuentran Maceo Parker, Fred Wesley, Phelps Collins, Bootsty Collins y, por supuesto, Bobby Byrd.
Será el momento de canciones tan emblemáticas como Get up (I feel like being a) sex machine. También de esta época es la canción Funky Drummer, una de las canciones más sampleadas de la historia que contiene un “break” de batería que será el germen del Rap. Muy duro con sus músicos, pero nada egoísta, James Brown les dio la oportunidad de crear sus propios discos, así el sonido funk se fue extendiendo cada vez más.
Sin embargo, la segunda década de los 70 la cosa empieza a decaer, su popularidad baja debido a que el Funk se ha extendido y hay muchos grupos, además aparece la música Disco (heredera directa del sonido James Brown) que sube rápidamente en las listas de éxito.
En los años 80 prosigue su decadencia, aunque su reputación sobre el escenario seguía intacta, era una figura respetada y ahora se hace un hueco entre los incipientes artistas de Rap que casi siempre tiraban de su repertorio para crear sus sonidos. Incluso grabó una canción con el mítico rapero Afrika Bambataa Unity, que se convirtió en todo un himno generacional. También Brown sacaría un disco influenciado por el Rap.
Y seguía y seguía, también en los años 90 sacó discos (si bien no los mejores, ahí seguía el tío empeñado en hacer música) y continuó con sus espectáculos en directo con la misma energía de siempre, así como colaborando con artistas como Michael Jackson, Prince o Pavarotti, además intervino en algunas películas. Solía decir: “Les enseñé todo lo que saben, pero no todo lo que sé”.
James Brown y su faceta más oscura
Como veis, en el aspecto musical James Brown fue todo un adelantado, sin embargo no todo era bonito.
Como ya hemos dicho, aplicaba una disciplina muy dura a sus músicos, multándoles por equivocarse al tocar en los ensayos, por retrasarse unos minutos, por tener una arruga en la camisa o tener los zapatos sucios.
En el ámbito familiar también era un déspota. En 1988 fue arrestado por maltrato doméstico y consumo de drogas, condenado a 6 años, aunque sale en 1991. Una joyita, vamos.
Muere el 25 de diciembre de 2006 por infarto en Atlanta. Un sinfín de gente acompañaría su ataúd hasta el Teatro Apolo, donde se le despidió.
Autor de casi un millón de canciones y 35 discos entre 1959 y 1998, vendió más de 500 millones de discos (¡ojo al dato!), además de cantante y showman, también tocaba la batería, el piano, el órgano y la guitarra, y era compositor de casi todos sus temas y productor de la mayoría de sus discos, por todo esto se llamaba así mismo “el trabajador más duro del mundo del espectáculo”, realizando más de 300 conciertos en sus mejores años.
Por eso es el padrino del Soul, porque su estilo era mucho más real que cualquier música asociada a una casa discográfica con su correspondiente sonido estándar.
Mr. Dynamite, Universal James, Soul Brother number one, Minister of the new super-heavy funk, el creador del Funk… Todos esos eran James Brown, pero por encima de todo fue El padrino del Soul.
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