En este segundo año de pandemia se sigue lamentando la cantidad de puestos de trabajo perdidos, los empresarios arruinados, y el sector servicios tan dañado por falta de trabajo. Y suele hacerse siempre mención a la hostelería, sus derivados y el comercio en general.
Pocas veces, sin embargo, se piensa en el mundo del espectáculo, del arte y de la cultura, pues la danza, el circo, el teatro y la música (y por supuesto todas las demás artes) están atravesando su particular calvario de forma callada, pero algún día tendrá que aflorar con justas peticiones y llamadas de atención.
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Derechos fundamentales de la Cultura
El Papa Francisco el mes pasado ofreció aliento a estos artistas silenciados que en buena parte han perdido sus trabajos, a los músicos que no han podido ensayar unidos, recordando especialmente la importancia de la música para la vida de la Iglesia, y deseando que “renazca y podamos seguir cantando, y tocando, y disfrutando juntos de música y canción”.
Y es que este sector ha quedado profundamente dañado: intérpretes, promotores de conciertos, técnicos de sonido, transportistas, mánagers, afinadores de pianos, responsables de seguridad, salas de conciertos… ¡Son tantos los empleos en juego! Luego están también los profesores de escuelas y academias de música que tienen que impartir las clases on line, con las dificultades que ello comporta, sobre todo si se trata de alumnos de corta edad.
Otro sector es el de los Djs. Profesionales que no tienen tampoco contrataciones. Y como ellos, los cantantes, incluidos los coristas que, aunque han tenido que pasar unos exámenes muy reñidos para obtener una plaza en un coro profesional, solo cobran por obra ejecutada. Y el problema no es solo nacional.
Acabamos de saber que los músicos del Met de Nueva York están sin cobrar desde el pasado mes de abril al cancelarse la temporada 20-21. Algo que parecería increíble, pero noticia tan cierta que está llevando a solidarizarse con ellos a miembros de otras famosas orquestas, y a consagrados directores que ven cómo la desaparición de estas ilustres agrupaciones nos conducirá a la pobreza y la barbarie.
Si el panorama antes de la pandemia no era muy halagüeño para las artes, ahora es catastrófico. Sí, es verdad que hay músicos que tocan en las redes sociales, y artistas que tratan de reinventarse cada día, y que a la vista de todos están activos, pero no cobran. Una cosa es hacerlo por afición, y otra ganarte la vida como profesional que eres. Y un músico ha necesitado muchos años de aprendizaje en carreras harto difíciles.
En estas páginas, grandes conocedores del sector en Extremadura han dado recientemente una acertada visión de cómo estamos en la región. En el momento presente, el Observatorio Extremeño de Cultura, en colaboración con la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes está haciendo un amplio estudio para conocer la situación real y objetiva de la música en Extremadura.
Se trata de tener todos los datos precisos para saber cómo ha afectado la crisis por la COVID-19, a fin de poder ayudar a paliar los efectos de la misma. Parece que en los estamentos públicos algo se mueve, y bien vendría que se pudieran poner medios en ayuda de lo que es un drama, se mire por donde se mire.
Me reconforta saber que aún hay gente optimista, profesionales que están seguros que pronto los conciertos presenciales se reanudarán. De lo que yo sí estoy segura es de que ¡Dios los quiera! la Cultura saldrá a flote, y de que necesitamos la música.