Andrew Poppy, de The Lost Jockey a Hoarse Songs

Hablar de Andrew Poppy es hacerlo de una de las mentes más inquietas y ubicuas de la escena contemporánea británica, y por ende internacional.

Comenzó siendo pieza fundamental de The Lost Jockey, al lado de Orlando Cough y John Barker como compositores, y de un plantel de músicos que incluían piano, cello, marimba, clarinete, órganos, sintetizador, y voces femeninas.

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Dos discos y una casete es el escaso legado de este proyecto, que renovó los aires del minimalismo repetitivo estadounidense recogiendo la herencia, tanto del complejo patronaje rítmico de Steve Reich, como de las sugerencias melódicas de Philip Glass, o la lentitud contemplativa de Terry Riley, así como de la rápida asimilación que del estilo hiciera Michael Nyman en el Reino Unido, aportándole un gusto por las orquestaciones barrocas, y además de todo ello insuflándole la fuerza e inmediatez del rock.

andrew poppy

El propio Andrew Poppy se refiere a The Lost Jockey como un partido de fútbol en el cual había cinco equipos, en lugar de dos, jugando en el mismo campo y con las reglas del rugby”, prueba del contraste y casi contraposición de ideas que había en el seno de la banda, algo que curiosamente no se adivina en la escucha de los discos, que fluyen de forma natural, como si hubieran salido de la misma mente creativa.

Mi pretensión en The Lost Jockey estaba muy relacionada con la música rítmica y de cámara que posteriormente se vería conectada con las influencias de otros miembros del ensemble, que procedían del rock y el jazz. Una conexión que iría desapareciendo paulatinamente”.

Su interés en el minimalismo repetitivo de la escuela norteamericana viene de lejos:

La forma es que los compositores americanos han hecho piezas de 30 minutos a partir de una única armonía, patrón rítmico, o textura es una continua inspiración y modelo: “In C” de Terry Riley”, “For Samuel Beckett” de Morton Feldman o “Drumming” de Steve Reich me siguen apasionando hoy”.

Andrew Poppy, un periplo desde The Lost Jockey hasta Hoarse Songs

A partir de la salida de The Lost Jockey, y ya en solitario, su discografía se va despegando paulatinamente de la influencia minimalista, desde los excelentes “The Beating of Wings” (1985) y “Alphabed (A Mystery Dance)” (1987) en el sello ZTT de Trevor Horn, y avanza a la búsqueda de la investigación electroacústica en diferentes formatos con “Recordings” (Bitter + Twisted Records, 1992), “Ophelia” (Impetus Records, 1995), y “Rude Bloom” (Artgallery 1995).

Ahora nos llega, 7 años después de “Shiny Floor Shiny Ceiling”, su último trabajo: “Hoarse Songs” (Field Radio, 2019).

Una colección ecléctica de 10 temas en la encrucijada de varias estéticas, que parecen recorrer todas las inquietudes que le han motivado como artista desde sus inicios como compositor.

Hay insinuaciones claramente minimalistas y repetitivas en “XY”, que se transmutan por momentos en una declaración pop-art, porque Poppy sabe pintar con sonidos, pero también su interés por la tonalidad y la armonía permanecen inalterables en  «Song Tide (Interrupted)» o “Riderless”, así como un componente experimental, como sinónimo de búsqueda, que transita a lo largo de toda la obra.

A pesar del resultado percibido como un todo perfectamente homogéneo, una escucha activa permite disgregar los diferentes elementos en forma de contrapuntos, instrumentación, color y forma, incluso en términos matemáticos que darán diferentes perspectivas de escucha:

Sí, mi música anterior quizás es más accesible. Pero esto es algo inconsciente, me refiero a que no me propongo lo que voy a hacer en cada momento, simplemente es que no me gusta estancarme y repetir los mismos clichés!”

“Hoarse Songs” es, en definitiva, el nuevo trabajo de un compositor caleidoscópico en su madurez.

Más información sobre Andrew Poppy en el siguiente enlace:
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