Facundo Barreyra es bandoneonista y percusionista, y nos ha visitado en el Centro Machado de Colonia. Se formó en Buenos Aires, donde estudió composición. Como percusionista estudió con músicos de la talla de Daniel Piazolla y Phil Maturano, entre otros. Como bandoneonista, ha tenido a Néstor Marconi entre sus mentores.
Los mejores profesores para un músico excepcional, único, como pudimos comprobar en el Centro Machado de Colonia. Desde hace dos años vive en Alemania, donde imparte clases de música, actividad que compagina con diferentes proyectos artísticos.
Puedes ver más Crónicas del Centro Machado de Colonia desde AQUÍ.
Facundo Barreyra en el Centro Machado de Colonia
Estimado Facundo, cuéntanos cómo fueron tus inicios en la música. Tengo curiosidad si fue antes la percusión o el bandoneón.
Empecé con tres años tocando un bombo legüero que me regaló mi abuela. Acompañaba a mis hermanos guitarristas, y hacíamos música folclórica argentina. Era como un juego para mí, y fue muy interesante porque sin saberlo y a través de ese juego, aprendí lo que traen las culturas latinas de la música africana, concretamente las polirritmias, como si fuera un juego, pero sintiéndolo físicamente.
Me iba acostumbrando a ese vértigo donde las cosas encajan no de una manera cuadriculada, sino flotando. Como cuando tocas 2 contra 3 y hay momentos que destacas el 2, otros el 3, en otros momentos te sitúas en el medio de los dos… Heredé de mi familia, tocando con mis hermanos, una auténtica riqueza.
Ahora que vivo en Alemania, me doy cuenta de la falta que hace esa sensación rítmica que no viene de un entendimiento intelectual. La gente en Alemania es tremendamente estudiosa y hay mucho talento, pero falta ese entendimiento con el cuerpo.
¿Y cómo surgió lo del bandoneón?
Con el bandoneón empecé de adulto. Mi padre era y es un gran melómano, y tengo el recuerdo de muchas canciones que todavía resuenan dentro de mí. No me refiero sólo a los tangos, pues el bandoneón también es característico del folclore argentino, como las chacareras, etc. Total, que a los 28 años (ahora tengo 41) me pude comprar un bandoneón.
Quise comprarme un cello, e incluso aprobé el primer año en el Instituto de Música de Avellaneda, pero la situación en Argentina en general, y la del músico en particular, no era demasiado buena en aquella época. No me alcanzó el dinero. Sentía que el bandoneón y la percusión sintetizaban en cierto punto lo que yo necesitaba transmitir con mi música, así que me desplacé 400 km para poder comprar un bandoneón, y así comenzó esta nueva etapa de mi vida.
Mira si me marcó que ahora te estoy respondiendo a esta pregunta desde Alemania, lo que confirma que hubo un gran cambio.
Desde hace dos años resides en Alemania y vives de impartir clases. Pero te vi muy cómodo en el escenario, y muy feliz…
Para mí, poder crear (componer) es lo más importante. Y creación no entendida como algo estético. Crear un buen día, crear una buena comida, crear una buena relación, realizar un buen trabajo en aquello a lo que te dedicas, disfrutar, aprender y buscar la excelencia en cada cosa que uno haga. La creación está presente detrás de cada pequeño detalle de nuestro día a día. En una sonrisa, por ejemplo.
Creación es todo lo contrario a la destrucción, esa idea que tienen los políticos con el poder. Para mí, el auténtico poder es el que tiene que ver con la creación. La destrucción es sinónimo de miedo y manipulación. Esto último no es ni interesante ni productivo. Jamás lo defenderé.
Este verano has tocado en Argentina, así como aquí en Europa. ¿Cómo te fue?
A lo largo del año hago música con el violinista y compañero Thomas Breitsameter. He estado trabajando para el Mühldorfer Sommerakademie con mi proyecto Tango Kammermusik, con arreglos musicales firmados por mí. Y en Argentina toqué en el Teatro Municipal de Quilmes, en La Plata, y en el Club Alemán de Buenos Aires.
Esperamos que hayáis disfrutado conociendo a Facundo Barreyra y su trabajo. En el Centro Machado de Colonia estará invitado por siempre.
Más info del Centro Machado de Colonia:
VER WEB
VER FACEBOOK