La Improvisación Libre y Paloma Carrasco

improvisación libre

Paloma Carrasco y su experiencia en Improvisación Libre

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Cuál es tu procedencia musical?
No había músicos en mi familia, más que mi abuelo materno (aficionado). Le recuerdo canturreándonos coplas tocando aquella guitarra “tuneada” (sí, con adornitos de la rondalla en la que tocaba), y contaba que tocaba el “pito gordo” en la banda del pueblo, y que un día cayó en sus manos un violín que llegó a aprender cómo hacer sonar…, “pero vino la guerra y ya lo tuve que dejar”.

Muy de niña me regalaron un CasioTone VL-1 y me enganchaba. Después vino esa guitarra (que más tarde pasé a mi abuelo). Y la pregunta: “¿Quieres que te apunte a la escuela de música?”. “Pues sí, y quiero tocar el piano”. Entonces no había clases, ni profesores de piano en aquella escuela municipal, así que esperé a que hubiera.

Así empecé con el piano clásico. Saqué el título profesional y no quise seguir para el superior. Hasta dejé de tocar unos años. Pero sentía que necesitaba volver a la música. Suerte que por entonces reapareció Raquel Sánchez, gran bailarina e improvisadora, mi primera profe de música, y mi profe de teatro en aquella infancia. Por ella llegué a los talleres de improvisación libre de Chefa Alonso.

Ése fue mi primer contacto con la improvisación libre. Y otra necesidad empezó a surgirme, ante la dificultad de encontrar salas con piano acústico: la de un nuevo instrumento. No tuve que pensármelo mucho, iba a ser el violonchelo, lo tenía claro. A la vez que empezaba a improvisar con él, recibía las primeras clases de técnica. A mi ritmo y a mi gusto, sin formación reglada (o deformación). Un comienzo bien diferente al del piano.

¿Cuáles son las influencias que te han ayudado al aprendizaje de tu lenguaje improvisatorio?
Mis influencias han sido, sobre todo, los improvisadores junto a los que me he ido desarrollando. Considero a Chefa Alonso y a Wade Matthews dos de mis principales “ayudantes” en este proceso de aprendizaje, pero también a grandes músicos junto a los que he tenido la suerte de compartir improvisaciones y reflexiones: Marcos Monge, Javier Pedreira, Ged Barry, Víctor M. Vázquez, o Ricardo Tejero han tenido también mucho que ver en cómo se ha ido forjando mi lenguaje.

John Edwards, Marcio Mattos y Alison Blunt son inspiradores referentes para mí en las cuerdas frotadas, así como Agustí Fernández y Josep Mª Balanyá en las cuerdas percutidas. David Leahy y su trabajo interdisciplinar con la danza está siendo clave para mí en este momento. Me resuenan siempre también las músicas de Olivier Messiaen, Morton Feldman o Steve Reich.

¿Cuándo y cómo llegaste a la improvisación libre?
Algo he contado ya. Había dejado el mundo del clásico con la sensación de haber agotado ese camino y no saber muy bien por dónde seguir.

Circunstancias vitales que no vienen a cuento me llevaron al abandono total de la práctica por una temporada. Y terminando 2003, aún un poco perdida, tuve la suerte de que me introdujeran en el mundo de la improvisación libre.

La entrada en Musicalibre (Asociación Española de Improvisación) allá por 2006 fue lo que me lanzó a conocer e interactuar con más improvisadores y a arrancar mis primeros proyectos.

¿Qué actividades desarrollas como improvisador?
Estudio y actúo con los improvisadores con los que tengo proyectos en activo  (incluyendo proyectos con bailarines). De vez en cuando programo (o pido que me programen) tanto proyectos míos como de otros improvisadores.

Hace poco programé el último encuentro de improvisadores de Musicalibre, y en el pasado fui varias veces parte de la junta organizadora del Festival Hurta Cordel. También estoy ahora empezando a organizar encuentros de músicos y bailarines para la improvisación interdisciplinar, desde el proyecto Escucha en Movimiento.

¿Cuál crees que es tu papel en la escena de improvisación?
¿Mi papel en la escena? Una más, intentando proyectar lo que pueda para esa escena, pero sólo proyectando si sucede desde mi incesante actividad, esa desde la que intento dar coherencia y sostenibilidad (aunque tenga que ser fuera de esa escena, muchas veces) a los proyectos que me alimentan el alma, los que me mantienen con mis motores en marcha.

¿Podrías explicar brevemente tu concepto musical?
Musicalidad, incertidumbre, intuición, forma, memoria, vértigo, vuelo, presencia, responsabilidad, comunicación, … No sé si esa ristra de palabras será “concepto”; ni si quiera sé si tengo un “concepto musical” propio. Simplemente es lo primero que me vino a la cabeza al leer esta pregunta… así como el deseo de no necesitar ni querer profundizar más en ello, si no es desde la práctica.

Más información sobre Paloma Carrasco en los siguientes enlaces:

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