Jarramplas, los sonidos de la fiesta

Las fiestas son un ejemplo claro de manifestación cultural, en la que la música y los sonidos en general cobran una especial relevancia. No hay fiesta sin música y no hay música sin músicos. Para ilustrar lo dicho, vamos a servirnos del ritual festivo de Jarramplas, aunque podríamos hacerlo de cualquier otro de los muchos que se desarrollan a lo largo del año.

Dentro de la fiesta de Jarramplas, que se celebra en Piornal (Cáceres) los días 19 y 20 de enero, la música es esencial. De hecho, es difícil entender Jarramplas sin sus músicas. En estas fiestas dos son las tonadas principales: las Alborás y la Rosca de San Sebastián.

Además de estas dos, en cada edición de Jarramplas se pueden escuchar varias rondas ritualizadas. Luego están los diferentes toques de tamboril que acompañan a cada acto. A toda esta música hay que añadir otras canciones jarrampleras aparecidas en las últimas décadas, en contextos de rock, folk, folklore y flamenco pop. Veamos un poco de cada una de ellas.

Alborás de Jarramplas

Las Alborás constituyen el canto que más se repite a lo largo de la fiesta, siempre en ritos de carácter religioso. La interpretación de cada estrofa de las Alborás es iniciada por un grupo de mujeres, y continuada por todas las personas asistentes al acto que así lo deseen. Se trata de un canto colectivo y monódico, integrador, acompañado constantemente por un ostinato rítmico ejecutado por el tamboril. Las Alborás constituyen el canto de carácter más étnico e identitario de todo el repertorio tradicional piornalego.

Musicalmente estamos ante una tonada con esa forma de sonar característica de los antiguos sistemas melódicos modales. De estructura estrófica simple, se ajusta rítmicamente al compás de 4/4, que mantienen hasta el final, y que se adapta muy bien al desplazamiento andado en el que suenan.

Para facilitar el canto colectivo en un contexto procesional y la posibilidad de que personas que participen en él por primera vez se puedan unir al canto, las Alborás cuentan con características musicales como: la presencia de un movimiento ondulante en la melodía asentado esencialmente en intervalos de 2ª y 3ª, la ausencia de cambios de compás, una forma simple o estrófica, la ampliación melódica que permite la repetición dos veces de los dos primeros versos y tres veces del cuarto en una misma copla, el canto de esta canción en diferentes momentos del ritual y la repetición de estrofas de texto.

Hay que señalar que la última estrofa, que da fin al canto y al rito, se interpreta con la música de la Rosca de San Sebastián.

Son las Alborás una canción cuyo límite temporal viene marcado por la duración del rito en el que suenan, en torno a media hora, de tal manera que se repite una y otra vez la tonada hasta que las cantoras creen conveniente parar.

Las Alborás están constituidas por una tirada de estrofas o coplas, cada una de las cuales consta de cuatro versos de métrica regular, con siete sílabas los impares y cinco los pares, y rima asonante en estos últimos.

El orden de interpretación de las coplas es aleatorio, quedando a elección del grupo de cantoras.

Las Alborás

La Rosca de San Sebastián, como toda rosca, es un canto de ofrenda. Es interpretada nada más acabar la Misa Mayor del día 20 por un grupo de mujeres y un niño de unos diez años, que ejerce el contrapunto de género y de edad al grupo de cantoras y que es conocido como el Niño que repite. Para este rito, las mujeres y el niño, que se colocan delante de la imagen de San Sebastián en el templo, van ataviados con la vestimenta tradicional piornalega.

Esta rosca se canta a capella, sonando el tamboril con un esquema rítmico fijo y repetitivo entre estrofa y estrofa. Sólo en la última de ellas, la que da fin a la interpretación tanto en la Rosca a San Sebastián como en las Alborás, el tamboril suena a la vez que el canto. El tamboril es tocado por Jarramplas desde lo alto de la tribuna de la iglesia.

La música de la Rosca organiza sus notas según el antiguo modo de LA, confiriéndole ese extraño modo de sonar para todos los que estamos acostumbrados a la tonalidad. La melodía presenta una línea ondulada, sin grandes saltos melódicos que dificulten su interpretación. Rítmicamente el problema para el canto estriba en el cambio de compás de 6/8 a 2/4 con el retorno final al 6/8, así como en la ausencia de pausas para respirar en los cuatro primeros versos de cada estrofa.

Quizá lo más llamativo de la Rosca de San Sebastián para los oídos que se enfrentan a su audición por primera vez, suele ser la repetición que realiza el niño tras el último verso de cada estrofa cantado por las mujeres.

La Rosca de San Sebastián se compone, como en el caso de las Alborás, de una sucesión de estrofas, de arte menor, con rima asonante en los pares y sin rima en los impares, no en vano la mayor parte de estas coplas se utilizan indistintamente en uno y otro canto.

Sin embargo, lejos de la arbitrariedad reinante en la sucesión de coplas en las Alborás, las estrofas de la Rosca de San Sebastián se interpretan siguiendo un orden fijo. Así, el inicio de esta rosca supone una llamada de atención sobre la humildad y sumisión de unas mujeres que van a dirigirse al Santo.

Continúa situando el día de San Sebastián el 20 de enero. A partir de este momento se suceden una serie de estrofas que cuentan la vida del Santo. Como ocurre en cualquier otra rosca, el canto presenta hacia el final una invocación al santo al que van dedicadas para que interceda por los allí presentes. Ya sólo falta la última copla, que coincide con estrofa final de las Alborás.

Canciones de ronda

Jarramplas

Además de las Alborás y la Rosca a San Sebastián, a lo largo de los dos días de fiesta se suceden tres rondas ritualizadas.

La primera, que se lleva a cabo poco después del anochecer del día 19, acompaña un acto de petición que realizan Jarramplas, miembros de la mayordomía, cantoras y allegados, por los bares del pueblo.

Después de la procesión de las Alborás, en torno a las 00:30h, se da inicio a la ronda del rito de Petición del chorizo. También participan en ella los mismos que en la anterior, pero esta vez la comitiva se dirige a una serie de casas en las cuales viven personas que previamente se han ofrecido para hacer esta ofrenda.

La tercera, y más importante, se realiza el día 20 sobre las 13:30h. Es una ronda muy concurrida que lleva a la mayor parte de las personas invitadas a la comida multitudinaria de ese día. Durante esta ronda, Jarramplas es el principal centro de atención, recibiendo felicitaciones por parte de toda la comunidad por el sacrificio realizado.

Las canciones utilizadas en estas rondas suelen variar de unas a otras en una misma edición de la fiesta y con respecto a ediciones anteriores.

Tamboriles y toques de tamboril

Si hay un instrumento con un protagonismo especial en este ritual este no es otro que el tamboril. En Jarramplas se utilizan dos tipos de tamboril. Uno de ellos es el que acompaña al rito de Petición de ofrendas para el Santo, al Regocijo y a las rondas. Se trata de un tamboril con aro externo, de los que se utilizan en otros momentos del ciclo anual festivo, generalmente acompañado por la gaita extremeña o flauta de tres agujeros. El otro, es un tamboril sin aro externo, fabricado de manera artesanal, en número de cuatro o cinco, para cada edición de la fiesta.

Con éste se acompaña el canto que se escucha en los ritos de Bajar y vestir al Santo, las Alborás, la Procesión, el Besapiés y la Subida del Santo al trono. También éste es el tamboril que se escucha cuando Jarramplas sale a la calle con la máscara y es sometido al lanzamiento de nabos. De este segundo tipo es asimismo el tamboril centenario utilizado en la actualidad en el canto de la Rosca de San Sebastián. Hay que señalar que en todos los casos estamos ante ritmos diferentes que muchas veces se tienden a confundir.

Otras músicas relacionadas con Jarramplas

En las últimas décadas, en torno a esta fiesta han surgido otras músicas entre las que destacamos cinco de manera especial. Por orden de aparición, son las siguientes:

– La Alborada de Jarramplas (1999), popularizada y difundida por medio mundo por el grupo Acetre. Se trata de una recreación folk de las Alborás compuesta por José Tomás Sousa, líder de este grupo folk extremeño.

– Jarramplas (2007), canción de rock del grupo Yesca, con música y letra de Roberto Guillén.

– Jarramplas (2008), canción de flamenco-pop del trío sevillano Canijos sin fronteras.

– La Ronda Jarramplera (2010), versión que crea el grupo folk El Madroñal, de Villanueva de la Vera, a partir de la Alborada de Acetre. En la actualidad, se trata de una canción de ronda que se está haciendo un hueco en el rico repertorio verato.

– Somos Jarrampleros, con letra de Roberto Guillén y música de la canción En el pozo de María Luisa, himno popular de las cuencas mineras de Asturias y León. Se ha convertido en una constante de las últimas ediciones de la fiesta antes de salir Jarramplas de la iglesia.

– La Jota Jarramplera, con música, letra y baile creados por el grupo de folklore La Serrana, de Piornal. Su estreno fue en agosto de 2015.

Si alguno quiere disfrutar de estas músicas, encontrará audios y vídeos de ellas en www.piornal.net, o en un panel dedicado a ellas en el recién estrenado Museo de Jarramplas en Piornal, el cual aconsejamos encarecidamente visitar. No obstante, no hay nada como vivir Jarramplas cada 19 y 20 de enero, lanzarle nabos como si de nuestro mayor enemigo se tratara (la enfermedad, el diablo, el “otro detestable”…) y disfrutar de estas músicas en vivo y en directo.

Otros sonidos en Jarramplas

Frente a toda esa armonía musical representada por las Alborás, la Rosca de San Sebastián, las rondas, etc., Jarramplas es el ritual de los sonidos “crudos”, como los que se suceden los dos días de fiesta cuando la mascarada está en la calle.

En ese momento, el impacto de los nabos en puertas, ventanas y paredes, el griterío de la gente, los cánticos colectivos improvisados, los mensajes de alerta sobre la presencia cercana de Jarramplas, de autocomplacencia por el nabo acertado, de fastidio por el nabo fallado, de aprobación por lo que se está presenciando, de preocupación por lo que pueda ocurrir, de ánimo a la persona que encarna a Jarramplas…, se unen en un caleidoscopio acústico difícilmente descriptible. Es el sonido de la fiesta.

Nota.- La mayor parte de estos textos aparecen en el panel que el Museo de Jarramplas dedica a la música. Allí aparecen aderezados con partituras, audios y vídeos. Los textos han sido elaborados por un grupo de piornalegos: Esther, Nuria, Mario, Manolo, Vanessa, Ángel y Seba entre otros.

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