Luzmila Carpio, ternura musical

Luzmila
Foto: Wara Vargas La Razon

LA EXPERIENCIA LUZMILA: Una celebración a la vida.

Luzmila sale a luz y las personas se emocionan. La música une, siempre, y se siente el inicio de la ofrenda a la Pachamama.

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Esa voz agudita que su mamá le dijo que nunca se debe olvidar porque el niño interno siempre tiene que permanecer. Esa voz finita como las hebras del cabello, ella dice, para que la Pachamama reciba mejor. A esa voz agradece esta nota. A esa voz le debe mucha nueva conciencia. Aquí una nota personal, la crónica de “Celebración”, gira 2016 de Luzmila Carpio en Cochabamba.

RECOMENDACIÓN: Acompañar la lectura con Wiñay Llaqta, y luego seguir el orden de las canciones.

Todos dicen que la Luzmila le canta a la tierra, al agua, al aire y a las montañas. Dicen que habla con las aves, y que cuando conoció el mar se quedó horas observando el horizonte y escuchando a las gaviotas para poder hablar con ellas. Luego de más de tres décadas viviendo en Francia, lo que muchos olvidan mencionar es que las aves mandan a llamarla, y por eso vuelve a su tierra siempre que puede, y siempre es el momento indicado.

En plena crisis neoliberal, en 2003, retornó y cantó tres fechas para dar aliento después de muchas muertes, resultado de octubre negro. Y es que su mamá le hacía cantar a los vecinos de su comunidad en Qala Qala cuando se sentían mal: había que cantar para curar. Diez años luego, 2013, volvió de nuevo y mucho había cambiado: ella, embajadora de su país natal en Francia entre 2006 y 2011, volvía a otra Bolivia.

Sean cambios legítimos o no para muchos, hoy no se puede negar el discurso revalorizador de lo indígena y lo propio, y cómo no habría de sentirlo ella si creció escuchando a su mamá llorar y reírse de la discriminación por ser mujer quechua iletrada. La misma Luzmila cantó en épocas difíciles, dictaduras, golpes de Estado… Recordemos que la primera vez que cantó, a los once años, fue la única niña en ese programa radial de Oruro que lo hizo en quechua. Hoy por hoy, es diferente.

Luzmila Ya han pasado tres años desde la gira que presentó en La Paz y Potosí con músicos franceses, “Oratorio Andino Amazónico”. En enero La Paz sería la primera en recibir a “Celebración”, nueva gira con músicos nacionales.

Esa misma experiencia llegó a Cochabamba hace pocos días, y en dos fechas en el Teatro Achá, con Lucas Conrady, Andrés Flores, Christian Laguna, Freddy Mendizabal, Miguel Ángel Mamani, Willy Sulcata y Franz Valverde como ensamble, realizó un repertorio con temas clásicos y algunos que nunca se habían interpretado en vivo en Bolivia. Digo “realizó” porque fue un sueño llevado a la realidad, tener la experiencia Luzmila.

ARRULLO

Las luces del teatro se apagan y el telón se abre, mientras los aplausos reciben al ensamble de músicos contemporáneos como también de folklore. Pero esa era la intención desde un principio, unir a los músicos, romper fronteras de género. Proemio a la fiesta, el comienzo del ritual instaura un nuevo espacio, Luzmila sale a luz y las personas se emocionan. La música une, siempre, y se siente el inicio de la ofrenda a la Pachamama.

MONTAÑAS SAGRADAS

Gratitud recíproca. Gracias por la música, le aplaudimos; gracias por venir a verme, por hacer esto posible, replica ella. Comienza una primera evocación, retorno a las montañas a las que se subía de niña, de donde quería lanzarse y simplemente volar. Qué recuerdos locos aquellos, pero cumplidos la primera vez que se subió a un avión. Por fin las alas abiertas y a volar: “Cordillera de los Andes, lugar sagrado, donde moran mis ancestros, los Achachilas”.

En WAWAKUNAQ KUSIKUYNIN, La danza de los niños, la percusión se reduce a una especie de botija en brazos de Lucas, mientras Christian, atrás, baila con el bajo al ritmo del compás. El mensaje se dirige a las nuevas generaciones: hay que cuidar a la Madre Tierra, por ella vivimos. En CAUTIVERIO, los músicos dejan el escenario, excepto por Luzmila y Franz en la guitarra. Esta canción me la han regalado, nos cuenta ella y canta una letra de nostalgia, huayño potosino, la melodía aguda par a par con la guitarra.

CELEBRACIÓN

La fiesta está comenzando y Miguel Ángel se une al ensamble para tocar el charango. Los aplausos ya no son de gratitud, sino de acompañamiento. Las primeras filas quieren bailar ACACIOMANTA.

Christian va adelante, Luzmila también está bailando alrededor del escenario, y Freddy en el piano acompaña la melodía, siempre intercambiando miradas cómplices con Luzmila, los tiempos exactos, sintonía ideal. CHILLCHI PARITA retoma el tema del medio ambiente y el cuidado del agua.

El llamado a reflexión continúa en WIPHAY PACHA MAMA, seguido del diálogo con los animales, ese momento clave del concierto, de toda presentación de Luzmila, cuando canta como las aves, y abre esas alas en tela de aguayo y su voz llega al cielo. TARPURIKUSUN SARATA, anuncia Luzmila y agarra su charango para tocar. Alguien en el asiento de atrás se acuerda: “Qué tema, qué lindo…”, y los vientistas cantan en pregunta y respuesta con ella, como Arca e Ira en la comunidad.

TERNURA QUECHUA

Luzmila PHATITÁN es un tema para arrullar en la noche. ¡Cón qué fascinación observan personas de otros continentes! Cuando Luzmila mece su charango como si fuera su bebé, un escenario vacío y su voz como totalidad de la canción.

¡Qué ternura transmite aunque esté la barrera de la lengua! WARMIKUNA, CHASQAPUNI KASUNCHIK, la voz aguda y el charango dirigen el ritmo tinku y, en URU URU PAMPITA, nos recuerda que hace poco el lago Poopó fue declarado perdido, pero aún nos queda el Uru uru, aunque con qué nostalgia se cantaría el tema si ese testigo de nuestras ilusiones, donde gozamos de los amores, desapareciera también.

DESPIDIENDO LA COMPARSA

MISK’I TAKIY ya está cerrando la noche en son de huayñito de carnavales, pero la celebración no termina nunca: “Rindamos culto a la tierra de nuestros ancestros festejando a Pachamama, ¡ay qué linda es mi comparsa!”.

ARAWI es para Luzmila un himno de armonía en el mundo, con su charango nos regala esas voces finitas que cantan con la quena quena. Alguna vez Yehudi Menuhin dijo que Luzmila es un violín que canta, y probablemente es por esta canción.

Lo bueno: Un tema de regalo antes de terminar, CH’UWA YAKU KAWSAYPUNI, de décadas atrás, uno de los temas más lindos donde canta “Agua de lluvia es vida, agua de nube es dulce. Con buena vida, con nuestro trabajo, ya hay nuestra agüita”.

Lo malo: Más de 25 discos y 120 composiciones. Es imposible no haber extrañado BARTOLINA SISA o AMA SUA, AMA LLULLA, AMA QUELLA.

Lo extraordinario: Luego de romper taquillas dos noches seguidas, Luzmila confirma dos nuevas fechas en Cochabamba, el 3 y 4 de Septiembre, y una en el Festival FIC Sucre el primer día del mismo mes.

Una última evocación: YANAPARIWAY TAKIRIYTA

La Blogotheque lleva años grabando a músicos independientes de todas partes del mundo. Desde Jack White en un castillo en Francia, hasta Natalia Lafourcade y Carla Morrison por las calles de su México Distrito Federal. Un link de La Blogotheque con Luzmila y Victor Herrero, parece ser ideal para describir esta noche: A Take Away show.

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