Después de unos meses de reposo y recuperación, aquí estamos de nuevo Boomboomeros. Os he echado de menos, espero que vosotros a mí también. Y para este esperado reencuentro os he preparado un artículo de una artista muy especial Alice Coltrane.
Si bien es poco conocida popularmente, su aportación, no al Jazz, si no a la música norteamericana contemporánea, es innegable. Con un sonido muy peculiar guiado casi siempre por mantras hindúes, nos adentramos en la vida de una de las artistas más paradigmáticas de la historia de Jazz. Hablamos de la genuina Alice Coltrane.
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Alice Coltrane, más allá del Jazz estándar
Nacida como Alice McLeod el 27 de agosto de 1937 en Detroit, nuestra protagonista creció en un ambiente muy musical. Su madre participaba en el coro de la Iglesia, su hermanastro Ernest Farrow fue un conocido bajista de Jazz, y su hermana Marilyn fue compositora para Motown. Pero además es que desde pequeña fue animada por su padre, que con 7 años le apuntó a clases de piano clásico, y muy jovencita ya estaba tocando en diferentes clubes de Jazz de la ciudad.
A finales de los años 50 se trasladaba a París para seguir estudiando música, y lo hace de la mano del maestro Bud Powell, que le abrirá la mente a los sonidos Bebop y a la improvisación. De vuelta a EE.UU., ya era habitual en los clubes de Jazz de la ciudad. En 1960 ya era artista fija en el Blue Note Jazz Club.
En 1960 se casa con el músico, también de Jazz, Kenny “Pancho” Hagoo, con quien tendría un hijo; sin embargo, el matrimonio duraría muy poco debido a la adicción a la heroína de Hagoo, y ella se volvería a Detroit junto a su hijo. Durante esta etapa en Detroit continúa con su carrera como música profesional de Jazz. Creó primero su propio dúo, y después un trío, junto al vibrafonista Terry Pollard.
También participó en el cuarteto de Terry Gibbs entre 1962 y 1963, momento en que conocería a John Coltrane, y la vida y obra de ambos cambiaría para siempre. En 1965 se casaban en Juárez, México, convirtiéndose Coltrane en padrastro del hijo de Alice. Juntos tendrían 3 hijos más, y todos ellos dedicados a la música: John JR, Ravi Coltrane y Orayan.
Desde que se conocieron, Alice Coltrane y John Coltrane trabajaron juntos incansablemente en busca de un sonido mucho más espiritual. A pesar de lo que se pueda creer (por cuestiones de tradición y patriarcado, no nos engañemos) fue Alice Coltrane quien influyó notablemente en la misticidad del disco de Jazz por antonomasia, el A Love Supreme, donde la religiosidad y lo espiritual despuntan por todos lados.
En 1963 aparecía la primera grabación de Alice al piano junto a Terry Gibbs, un trabajo donde reinterpretaban temas clásicos de la música popular judía: Terry Gibbs Plays Jewish Melodies in Jazztimes. En 1966 Alice Coltrane sustituía al pianista McCoy Tyner en el grupo de Coltrane, y así seguiría hasta un año después, cuando moría nuestro adorado Coltrane.
Tras la muerte de John, ella continuó tocando, pero cada vez más cercana a lo espiritual (algo que ya se intuía en A Love Supreme), publicando discos como compositora y como directora de orquesta. Su primer disco en solitario saldría en 1967, y se titulaba A Monastic Trio.
Entre 1968 y 1977 Alice Coltrane sacó 13 discos. Conforme iban pasando los años, su dirección musical se movía más allá del Jazz estándar. Ella siempre hacía una mirada espiritual y cósmica de lo que estaba interpretando, algo que se puede apreciar en discos como Universal Consciousness (1971) o World Galaxy (1972), donde nos muestra un disco en progresión de 4 piezas con un enfoque orquestal nunca visto hasta ahora, pero que además contenía increíbles arreglos de cuerda y arpas en cascada.
Esto parece muy complicado, musicalmente lo es, por eso la música de Alice Coltrane hay que escucharla dejándose llevar por la espiritualidad. A principios de los 70 viajaba por primera vez a la India, donde se mantuvo una larga temporada que le servirá como influencia definitiva para crear su sonido tan peculiar, embebido de los ritmos espirituales del hindú. Se empapó de las religiones orientales, y se inició en el hinduismo.
Hasta 1977 estuvo trabajando para el sello Impulse! Records, después pasó a Warner Bros Records, donde estaría hasta 1978, momento en que se le alejó casi definitivamente de los escenarios.
La muerte de su marido tras una larga enfermedad llevó a nuestra protagonista Alice Coltrane a una época muy complicada y depresiva, donde bajó mucho de peso y sufría grandes problemas de insomnio y alucinaciones. Esto le llevó a buscar un guía espiritual, concretamente hindú, religión con la que ya estaba muy familiarizada.
Finalmente abandonaría su vida secular, estableciéndose en California en un centro Vedántico (la meditación Vedántica es una práctica derivada de la filosofía hindú Vedanta, que se centra en el estado de Conciencia o del Ser: Brahman), donde cambió su nombre por el de Turiyasangitananda, y se convirtió en directora espiritual del canto vedántico Shanti Anantam Ashram.
Durante bastante tiempo realizó ceremonias védicas devocionales formales, realizó cantos en solitario y grupales (Bhajans y Kirtans), así como desarrolló melodías originales a partir de cantos tradicionales, experimentando con la inclusión de sintetizadores (destacan los Bhajans dedicados a Ganesha, donde hacía uso de acordes en síncopas, melodías pentatónicas y cantos en respuesta, a lo que sumaba elementos clásicos del Blues).
De todo esto saldrá un disco, Turiya Sings, en 1982, que se lanzó únicamente entre los miembros del Ashram. Sacaría 3 discos más en la misma línea, que finalmente fueron incluidos por Luapa Bop en una recopilación llamada World Spirituality Classics 1: The Ecstatic Music Of Alice Coltrane Turiyasangitananda en 2007. Normalmente estos himnos Bhajas son genéricos y comerciales, pero las improvisaciones de Alice se mueven entre un estilo afroamericano de Góspel, sonidos Bebop e improvisaciones de Avant-garde.
La década de los 90 vendrá renovada de proyectos. Lanzó una nueva recopilación titulada Astral Meditations. Sin embargo, no volverá a sacar un disco hasta 2004, cuando lanzó Translinear Light. Además, en este momento volvió a las actuaciones públicas tras 25 años de estar centrada en su comunidad. Realizará tres únicas actuaciones, incluyendo el concierto para el Festival de Jazz de San Francisco junto a su hijo Ravi.
Moría un año después a causa de una insuficiencia respiratoria en el Hospital West Hillsen de Los Ángeles con 69 años. Está enterrada junto a Coltrane.
La música de Alice es muy difícil de definir. Sus referencias van, como ya hemos dicho, desde el Góspel, la clásica, el Jazz y las músicas religiosas ancestrales. Esto le sirvió para conseguir un estilo propio muy innovador con una visión mucho más cósmica y espiritual que nada tiene que ver con lo que hayamos escuchado hasta ahora.
Muy influenciada también por el pianista McCoy Tyner, que usaba el pedal para crear efectos dramáticos y favorecía la creación de patrones melódicos. La música de Alice expresaba emociones intensas a partir de cambios graduales en la textura, y no en el fraseo musical, algo que aprendió de la cultura musical hindú.
Compositora prolífica, su exploración musical y espiritual redefinirá el Jazz contemporáneo a partir de la opulencia cósmica en estado puro, con un virtuosismo que la lleva a alcanzar una especie de nirvana musical, por no hablar de la introducción que hizo del arpa en el Jazz y de los arpegios en forma de cascada que utilizaba en el piano.
Yo no soy una persona nada espiritual, pero escuchando a Alice sí que puedo entender cómo los sonidos te pueden elevar más allá de tu propia existencia, porque si algo es la música de Alice, es música para el sosiego y la calma y para la espiritualidad. Déjate llevar.
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