Siempre, y no solo desde el mostrador de esta ilustre Carnicería, he mostrado algo más que simpatía y admiración por el grupo español Duncan Dhu, y la de sus dos componentes, Mikel Erentxun y Diego Vasallo, quienes indudablemente han escrito algunas de las mejores canciones del Pop español de todos los tiempos.
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Tras su irrupción en el mercado discográfico con Por tierras escocesas (1985), el entonces joven trío captó la atención de la crítica y medios especializados. Portada en las revistas de moda, protagonistas de los programas más importantes de Radio 3, apariciones en la televisión pública…, y de repente un gran disco, Canciones (1986), y la llegada del éxito masivo y su aparición en las radio fórmulas más comerciales. Como respuesta, la crítica especializada se distancia primero y los ignora después, condenándolos para casi siempre a un ostracismo insultante.
A pesar de todo continúan los grandes éxitos y ventas multitudinarias a medida que crece el fenómeno fan. El Grito del Tiempo (1987), Grabaciones Olvidadas (1998), y su obra cúlmen, el doble LP Autobiografía (1989), sin duda uno de los mejores discos que ha grabado un grupo español en toda su historia.
Es en ese tiempo en el que el ya dúo, que nunca ha hecho dos discos iguales, decide reinventarse. Diego Vasallo se anima tímidamente con su primer proyecto en solitario y lanza Cabaret Pop (1991), un disco bailable con letras urbanas que desconcierta de alguna manera a los seguidores del grupo donostiarra. No obstante, ese giro a la música de baile sería definitivo para el disco que hoy nos ocupa, Supernova (1991), catalogado por crítica, fans y sus propios componentes como su disco más raro, inesperado y diferente.
Para comenzar, algo inédito, Erentxun y Vasallo asumen el control y la producción, y para ayudarles cuentan con el ingeniero de sonido Dave Anderson, con el que ya trabajaron en Autobiografía. Ellos se encargan de tocar casi todos los intrumentos, junto a algunos de sus músicos habituales como Ángel Crespo (batería) o Luis Lozano (teclados).
Diego Vasallo recupera el bajo tras el trauma que supuso en anteriores discos la imposición de músicos de sesión en las grabaciones de El Grito del Tiempo, y aporta además rasgeos guitarreros de Telecaster que recuerdan a bandas de éxito coetáneas como INXS o Fine Young Cannibals. Es también el bajista quien contribuye con la mayoría de letras, además de prestar la voz principal a un solo tema, “Sombra de ti”, de las mejores canciones del disco.
Supernova supone también la aparición de sonido de metales en detrimento de la cuerda (aunque aparece en menor medida en el tema “Rose”), y la aportación de coros femeninos, que ya se produjo tímidamente en Autobiografía. No podemos obviar que es la primera portada del grupo en la que sus componentes no aparecen en ella. Efectivamente, las cosas están cambiando.
Cualquiera podría imaginar tras estas líneas que Supernova supuso un fracaso, pero nada más lejos de la realidad. Duncan Dhu era un ciclón. Cientos de miles de copias vendidas y una gira espectacular a nivel nacional e internacional, amén de reconocidos premios de prestigio.
Los singles extraídos fueron todo un éxito, y algunos, como “La Casa Azul”, “Mundo de cristal” o la balada “Oro Blanco”, son de los temas más recordados del grupo. El disco comienza con gran fuerza con la canción homónima “Supernova”, y ofrece temas maduros e interesantes como “Condenado a mentir”, “Marionetas” o “Alma Negra”.
Es cierto que, como la gran mayoría de discos grabados a principio de los 90, con esas cajas de ritmos machaconas y ese particular sonido, no ha envejecido de la mejor manera, pero sin duda posee un encanto y un halo de creatividad que personalmente no lo cambiaría por nada.
Es un trabajo sincero, que obedece a una época determinada de sus vidas, y lo que realmente importa, contiene un gran numero de buenas canciones. Igual la base del problema radica en que en aquel mismo año se estrenó la primera película de Marta Sánchez, cuyo título coincidía con el disco que hoy nos ocupa, y aquel sí que fue un producto que a pesar de la increíble publicidad supuso un fiasco de crítica y público. Aunque, por supuesto, es una opinión muy personal, y, como comprenderán a estas alturas, no vamos a echárselo en cara.
Dedíquenle unas horas a Supernova. No lo condenen al ostracismo, amigos, y recuperen algunas de sus canciones. Les aseguro que merece la pena, y además pueden reflexionar con la curiosidad e increíble contradicción que supone que un disco tan incomprendido diera como resultado ventas multitudinarias, y un puñado de recordadas canciones de calidad.
Supernova sin duda es el disco raro de Duncan Dhu, pero que me corten la cabeza si con el tiempo no se ha convertido en el preferido por una gran mayoría de sus fans.
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