La circunstancia de la muerte reciente de María Luisa Ozaita, pianista, musicóloga, directora y compositora que fue fundadora y presidenta durante veinte años de la Asociación Española de Mujeres en la Música, me lleva a considerar la condición femenina en el terreno de las artes con respecto a la composición musical, dándose el hecho de que en este sector apenas ha sido tenida en cuenta.
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Tiempo atrás, las mujeres compositoras no aparecían en los libros de texto, y sus nombres nos eran prácticamente desconocidos. Sí, es verdad que hemos oído hablar de Clara Schumann y de Pauline Viardot, que respectivamente añadieron a sus actitudes respectivas de pianista y cantante, la de compositoras, pero de pocas más podríamos conocer detalles cuando son en todo el mundo miles las compositoras.
En el panorama nacional no eran las cosas más favorables. ¿Diríamos que la mujer no ha sido tocada por la gracia de la inspiración? No lo creo, pero sí que no han sido muchas las que han destacado en el universo que busca elaboración de sonidos con sus caracteres tanto armónicos, tímbricos, y de estructura formal, que es la composición, si bien en el campo de la interpretación, la evaluación femenina es más que brillante.
En Hispanoamérica, sin embargo, se ha contado desde antiguo con un excelente plantel de mujeres compositoras traspasando fronteras. En un amplio horizonte que abarca desde la música comercial, de espectáculo, escrita para orquesta, algún instrumento o para la voz.
Ahí tenemos a María Grever de finales del siglo XIX, compositora mexicana que escribió música de concierto, música para películas y más de 800 canciones populares, algunas tan conocidas como “Júrame” o “Muñequita linda”, y que formó, junto a la cubana María Teresa Vera y su compatriota Consuelo Velázquez, el trío de compositoras que destacó de manera notable en el mundo del bolero.
Ésta última, concertista de la Filarmónica de la UNAM y de la Sinfónica Nacional, dejó su carrera como pianista para componer temas populares. El éxito le llegó a raíz de “Bésame Mucho”, bolero que compuso con 16 años, y se dice que inspiró a Paul McCartney para escribir años después “Yesterday”.
De Perú nos llegaron ecos de la más conocida compositora del país, Chabuca Granda, cantautora y folklorista cuya producción se universalizó. De ella quedan, entre otras famosas canciones, su “Flor de la Canela”, y “Fina estampa” como ejemplo.
También está la chilena Violeta Parra, y para resumir sucintamente este mosaico de mujeres compositoras de Hispanoamérica, María Elena Walsh, poeta, escritora, cantautora, dramaturga compositora argentina y mucho más. Adalid de la democracia como se simboliza en algunas de sus canciones: “Oración a la justicia”, “Como la cigarra”… Venerada y considerada «mito viviente, prócer cultural y blasón de casi todas las infancias”
Ajustándonos a España y a las mujeres que han trabajado la música desde el lado de la composición, quienes vivimos desde hace muchos años el devenir musical, hemos oído hablar y hemos conocido la música de la arriba mencionada María Luisa Ozaita, que luchó por la promoción y la difusión de las obras de las compositoras.
Con ella, Matilde Salvador, castellonense, y la primera que consiguió estrenar una ópera en el Liceu de Barcelona: “Vinatea”.
De generaciones posteriores, las madrileñas Zulema de la Cruz, con cátedra de composición y electroacústica; Consuelo Díez, de gran prestigio, y me viene a la memoria la canción “El Precio”, que escribió expresamente dedicada al barítono Alfredo García, mi admirado amigo; María de Alvear, premio nacional de música en la modalidad de composición; Mercedes Zavala, también en la defensa y valores de la mujer compositora y, en fin, para terminar de nombrar tan solo algunas, Pilar Jurado, compositora exitosa subiendo al Teatro Real su opera “La página en blanco”, siendo la primera mujer que estrena una Opera en el Real.
Son mujeres compositoras españolas del tiempo presente. Todas ellas, además intérpretes cualificadas en otras materias como lo es la Jurado, eminente soprano de todos admirada. Algunas recibieron encargos de la Orquesta Sinfónica de Extremadura con estrenos en nuestra comunidad.
Sus obras se caracterizan en general por el esfuerzo en innovar, romper con lo establecido, descubrir nuevos timbres desarrollando en este sentido una gran capacidad creativa. Sus aportaciones han ensanchado la arquitectura musical de modo notable, y los horizontes musicales atisban novedades insólitas.
Y no sería justo obviar a una compositora de la tierra extremeña. Nacida en Cáceres tenemos a la joven Marta Lozano. Mujer llena de entusiasmo, que trata también de explorar caminos nuevos, y que colaboró un tiempo en LaCarne Magazine escribiendo sobre sinestesia musical.
Es cierto que las mujeres, para desarrollar su capacidad creativa, han tenido dificultades a lo largo de la historia. Hoy felizmente sus cotas pueden igualarse a las masculinas, y se desarrollan en múltiples géneros. Tal vez ya el Instituto de la mujer, vinculado con la música, y la Asociación Española de Mujeres en la Música, no sea instituciones tan necesarias. Sería la demostración de que estamos en esa igualdad tan deseada en todos los aspectos.
Igualdad que debería demostrarse con nutrida participación femenina al XXVIII premio a jóvenes compositores para la que la fundación SGAES-CNDM tiene abierta convocatoria hasta el 4 de septiembre, donde se reparte en premios un montante de 11.700 €.